SECCION ESPECTACULOS PAG. 37 BALAZO: 22 MIL FANATICOS EN EL PALACIO DE LOS DEPORTES CABEZA: Page y Plant remontaron su pesado mito CREDITO: OSCAR SARQUIZ F. Estrictamente hablando, Mexico jamas experimento a Led Zeppelin ni lo hara faltando su finado e insustituible baterista John Bonham, ni menos ante la indiscreta ausencia de John Paul Jones, a quien sus ex companeros simplemente excluyeron de su plan de reunion; pero cualquiera de los 22 mil que tuvimos la satisfaccion de oir a Robert Plant y a Jimmy Page reanimar con su nueva y extensible banda (mas cuerdas de la Orquesta de Camara de la Ciudad de Mexico mas apasionante octeto de musicos egipcios) jurara so bre una copia virgen de su inolvidable debut grabado de hace 26 anos que la hasta ahora insaldable deuda de ausencia en nuestros escenarios del grupo de rock duro mas importante de la historia durante sus 10 setenteros anos de actividad. Menos aun por cuanto, en un espectacular giro de 180 grados, las dos otrora distanciadas figuras frontales que pasaron la decada pasada denegando rigurosamente anhelantes rumores de reformacion, se empenaron para ventura nuestra en convertir su primera gira juntos desde la desintegracion del Zep en una gozosa y exuberante celebracion del mismo y de sus temas clave mas inolvidables. La inesperada y grata sorpresa de la noche fueron las numerosas mutaciones que de los arreglos originales ha generado la gira de reunion No Quarter, y que mantuvieron hasta a los mas recalcitrantes fans Zeppelineros en guardia para reconocer prontamente las obras imaginativa y ludicamente desarrolladas por sus creadores y un grupo de acompanantes verdaderamente digno del reto de retomar clasicos insuperables y hacerlos suyos y nuestros por obra y gracia de su acumulativo talento: Charlie Jones, firme y expe rimentado concertino de la banda de su cantante y suegro en el bajo electrico y contrabajo acustico; el brillante calvo Porl Thompson, leal y disciplinado segundo guitarrista al servicio del proyecto; el joven e impetuoso baterista Michael Lee, afrontando con donaire la responsabilidad de proveer los ritmos gargantuescos del fallecido Bonzo, y Ed Shearmur, fisicamente evocativo del ausente John Paul, cuyas partes en teclado y supervision de las cuerdas reprodujo escrupulosa y docilmente. Mencion aparte merece las breves pero apasionantes intervenciones de la bellisima y extraordinaria cantante india Najma Akhtar actual novia de Plant, y poderosa influencia en su deslumbrante adopcion de manierismos vocales orientales en una The Battle of Evermore cuyos ecos folk propulsados por la tri-lira (un diapason de seis cuerdas, uno de 12 y una mandolina) surco con aquilina y majestuosa altura, volando a duo su voz con la de Plant. Tambien Nigel Eaton causo aplausos entusiastas con un virtuoso cuan i nsolito solo instrumental de Hurdy Gurdy, ese anciano instrumento manual de viento europeo que prefiguro hace 800 anos futuros armonios y organos de fuelles. Honrando las gemelas tradiciones del folk celta britanico y el blues negro americano que son los puntales del claroscuro y dinamico sonido Zeppelin, esta venturosa reunion del leonino vocalista y el alquimico guitarrista abrio las compuertas a la musica oriental que ha subyacido en algunas de sus mejores composiciones: los churriguerescos melismas que le ha aprendido Plant a los muhadines desde torres de mezquitas islamicas; el uso por Page de una guitarra duodecima comprimida y procesada a guisa simultanea de zumbante tambura y melodico sitar en breve interludio acustico de la pareja estelar. El caracteristico histrionismo Zeppelin y el grandilocuente lenguaje corporal de sinuosa y sugerente androginia del cantante y la fuerza que imprime el guitarrista a su impecable interpretacion con un interminable desfile de guitarras acusticas de uno, dos y tres cuellos y electricas Les Paul de especificos timbressin olvidar el antigo oscilador Theremin al que sus espectaculares ademanes manuales arrancaron gemidos electronicos llenaron con creces las expectativas de un publicoque los conocia intimamente aunque nunca antes los tuvo cerca. El exuberante acompanamiento de las cuerdas sinfonicas mexicanas y el chispeante exotismo del octeto Faraones de Egipto (cuyo veterano violinista solista Wael Abu Bakr impresiono con su mistica inspiracion) fueron marco digno y expansivo para la reafirmacion artistica de estos dos musicos legendarios que para beneplacito de sus admiradores han optado por rescatar y reverdecer su legado en vez de darle la espalda cobardemente: desde el inicial contundente riff de Inmigrant Song que dio fluido paso a un pastiche de riffs y melodias diversas y recompuestas, la urgente y ternaria Four Sticks, la sentimental Thank You, la eterea No Quarter, la sombria, emocionante y acelerante Gallows Pole, las exoticas Friends, Yallah, y por supuesto el desgarrador blues Since Ive Been Loving You cumplieron masivamente suenos y fantasias privadas. Encore de certero y fulminante uno-dos, Black Dog y la majestuosa y liberrima Kashmir habrian dado punto final a un gran concierto tan largamente anhelado como postergado, pero el respetable aplaudio incesantemente durante 10 minutos hasta lograr que sus idolos volvieran a obsequiarles, fuera de programa y en claro caso de excepcion de su gira, una ultima y devastadora Heartbreaker. .