SECCION INF. GRAL. PAGINA 11 CABEZA: Los dineros desviaditos CREDITO: Alberto Domingo Cuando se planteo la sucesion presidencial de Luis Echeverria, el maestro Jose Pages Llergo tuvo a bien organizar sendas reuniones digamos periodisticas con varios de los presidenciables. Fueron experiencias diversas, interesantes todas. Hare caso omiso de las francamente desagradables y me referire solamente a una que transcurrio tan amable como divertida: la tenida con Jose Lopez Portillo. Se hablo de todo lo relacionado con el futurismo politico obligado en ese momento; pero mas, por supuesto, de las tareas hacendarias que al invitado estaban encomendadas. Supo sortear con tino don Jose las preguntas tan duras como tupidas. Ahi mismo, el dueno del changarro donde comiamos, don Enrique Ascensio, llamado a participar en la charla-contienda, a requerimiento expreso del senor secretario de Hacienda, impugno el buen restaurantero lo que directamente lo afectaba: los impuestos sobre consumos, que causaban escozor a los clientes y bajas sensibles en su asistencia. Jose Lopez Portillo, que tenia todo a su favor entonces: mente agil, simpatia arrolladora, don de gentes, esplendida prestancia fisica, aventuro, una frase un tanto ambigua: "Bueno, los impuestos nunca son, por su propia naturaleza, populares..." Y hubimos de acotar inmediatamente: "Sobre todo los impuestos politicos". Sagaz, cordial, Lopez Portillo no se dio por enterado de mi apunte y menos se dio por ofendido. Bien entendio que en la reunion se trataba de intercambiar opiniones y no de hacer chocar gallos en el palenque. Entre bromas y veras (como dicen los redactores elegantes), pues, se fue la tarde. A la hora de las fotos de grupo y mas exactamente a la hora de los autografos, con mi copia en la mano le pedi a mi compadre Jorge Carreno se la pasara al presidenciable con mi suplica: "Dile que por favor le ponga ahi u n garabato (como dicen familiarmente los nuevoleoneses)". Jorge lo mejoro: "Dice Alberto, senor, que le ponga aqui su huella". Ni tardo ni perezoso, don Jose saco su finisima pluma fuente, se entinto la yema del pulgar derecho y planto la huella en el dorso de la foto. Ya en ese plan, roto el hielo, le sugerimos Jorge y yo: "No guarde la pluma todavia, firme la cuenta". Y el, sonriente, alego: "Aqui no me admiten la firma". Insistimos: "Pues entonces paguela en efectivo". Entereme entonces de algo para mi insolito: "No puedo dijo don Jose, hace ya muchos anos que jamas traigo un solo centavo en la bolsa". Yo, casi asustado, incredulo, salte: "Que? No nos diga que en la Secretaria le pagan con rondanas". Pero era asi. O en ninguna parte le cobraban o lo que era mas logico alguien pagaba siempre por el. "Que comodo pense y que molesto." Querria eso decir, entonces, que podria ahorrar tranquilamente su sueldo entero y a la vez vivir sin el menor apuro? Mas tarde, cuando ya presidente de la Republica, don Jose empezo a construir (mejor dicho a hacer construir) el fabuloso conjunto habitacional por Cuajimalpa que fue denunciado e inmediatamente apodado vox populi, como "La Colina del Perro", me puse a hacer cuentas de cuantos siglos de sueldo completo hubiera tenido el ya nada popular mandatario que reunir para pagar las mansiones faraonicas. Mucho mas cuando, en 1988, durante el tianguis turistico en Acapulco, tuve oportunidad de admirar (asi fuera de lejecitos) la casotota de don Jose en la bahia y mas todavia la biblioteca anexa (cosa de un kilometro de frente), que me hizo exclamar, sinceramente admirado: "Que hombre tan estudioso, caramba!" Ahora, en la observacion mas simple de un hombre corriente como yo, no conozco funcionario alto o mediano, politico de envergadura, que en premio a su "patriotico" ejercicio no posea casas, ranchos, automoviles de lujo, cuentas bancarias billonarias, etcetera. De donde salen tan grandiosas fortunas? Del sudor de su frente o de los dineros desviaditos? Presidentes, secretarios de Estado, jefes de paraestatales, lideres camarales, en fin, van y vienen y no hay uno, uno solo, que se identifique ni de lejos c on la modestia pecunaria. Dijo una vez don Emilio Portes Gil, abogado notable, ex presidente tambien, conocedor del asunto a tratar, por tanto, que en Mexico, "cada sexenio salen comaladas de millonarios". Poseeran el secreto de la Loteria? Apuestan y ganan siempre al Melate? Han hecho, como Fausto, pacto con Mefistofeles? Las recientes auditorias hacendarias sobre el manejo de fondos entre funcionarios del pasado sexenio han puesto otra vez la vieja discusion sobre el tapete. Se detectaran los desvios; pero se detectara a los desviadores? Yo, de veras, lo dudo. Mil y una veces he visto como, en este pais de fantasia, culpas hay muchas; pero culpables... ni uno. .