SECCION CULTURA PAGINA 35 BALAZO: Revista Mexicana de Literatura CABEZA: Fe de erratas de anejas paginas CREDITO: EMMANUEL CARBALLO A principios de 1955 aparecio el primer numero de la Revista Mexicana de Literatura, dirigida por Carlos Fuentes y por mi. En su momento fue una publicacion que desperto los mas encontrados pareceres. Si se suman nuestro elitismo, la posicion vanguardista que asumimos ante las artes y las letras, la actitud politica que condenaba el estalinismo de los partidos comunistas y los evidentes desmanes del sistema capitalista, se pueden entender las antipatias que concitamos y las adhesiones que promovimos. Los intelectuales de ese momento se vieron obligados a tomar partido: contra nosotros o a favor nuestro. Los intelectuales de izquierda, sobre todo los ortodoxos, consideraron que nuestras obras estaban habitadas por el revisionismo (en el mejor de los casos) y la provocacion. Segun ellos, eramos intelectuales pequenoburgueses que se atrevian a enjuiciar el marxismo-leninismo sin haberlo siquiera entendido. En la practica la lista de nuestros errores era impresionante. Cito algunos de ellos, entreverando los pequenos con los mayusculos. El menosprecio que mostrabamos frente al pensamiento de Stalin y frente a su influjo en los paises socialistas y los partidos que seguian al pie de la letra sus ensenanzas. (Anos mas tarde, en este punto, nuestros censores nos concedieron la razon, o parte de ella.) El entusiasmo que nos produjo el derrocamiento de Peron era otra prueba de nuestro diletantismo renido con la causa de las mayorias. Nuestra euforia (que hoy considero exagerada y en algunos puntos miope) fue comparada con la que expresaron, en textos memorables, Victoria Ocampo y Jorge Luis Borges. Peron, creiamos, encarnaba el populismo, y este, en ese momento, olia ya a cadaver. Un tanto infantilmente encontrabamos denominadores comunes entre el suicidio de Getulio Vargas y la caida de Peron. La simpatia que mostramos ante la primera conferencia afroasiatica celebrada en Bandung y acerca de dos de sus postulados, el tercermundismo y la no alineacion, fue vista, aunque ahora pueda parecer sectario, como una tipica posicion anticomunista. Al paso del tiempo esta simpatia llego a convertirse, a escala internacional, en una opcion respetada y respetable. Nuestra condena a los Estados Unidos (pongo un caso concreto: el golpe de Castillo Armas contra Arbenz, financiado y casi perpetrado por el Pentagono y la CIA) era poco de fiar para nuestros malquerientes. Exigian mayor cantidad de adjetivos en nuestros textos y una definicion mas concreta en la vida diaria. No les concedo razon en lo que toca a los epitetos de censura, si en lo que se refiere a nuestra nula militancia politica: en los primeros anos de ejercicio, nuestra generacion firmaba documentos y denuncias, tanto en contra de la oligarquia nacional comoen contra de los atropellos cometidos por el Imperio en cualquier parte del mundo, pero en ningun momento sintio en carne propia la explotacion que sufrian los obreros o mostro solidaridad frente a los ultrajes cometidos sistematicamente contra los campesi nos, con o sin tierra. Heredamos de las generaciones anteriores, y la herencia la aceptamos con mansedumbre, el gusto por las ideas y el disgusto por las acciones concretas. Tal herencia, que no dilapidamos por completo, a mi me causa desagrado y mala conciencia. Otra de las fallas, segun nuestros adversarios, tenia que ver con la manera en que practicabamos las letras y la forma en que las enjuiciabamos criticamente. Vuelvo a los ejemplos. Los dias enmascarados de Fuentes, fue visto como un libro escapista, burlon, que nada o casi nada decia sobre la problematica nacional. Y lo que mostraba, de poco servia para que el pueblo viviera mejor. La censura mas difundida tenia que ver con el uso de ciertos recursos de la literatura fantastica. Al hacer uso de ellos, Fuentes daba la espalda al realismo (a cierto realismo de estirpe idealista), que era, segun ellos, la unica ruta digna y eficaz para contar los infortunios de los desposeidos. Ultimos defensores de una estetica en retirada, el realismo socialista, se encararon con la nueva manera de presentar la vida y la literatura desde un enfoque determinista mas que dialectico. El jubilo con que comentabamos obras tan disimiles como Libertad bajo palabra de Paz, Confabulario de Arreola, El llano en llamas y Pedro Paramo de Rulfo, e incluso Al filo del agua de Yanez, era una prueba de nuestro oscurantismo: a Paz lo definian como poeta europeo con veleidades trotskistas; a Arreola lo cosificaban como saltimbanqui dedicado a dar en sus textos inutiles piruetas eticas, ontologicas y metafisicas. A Rulfo no se le perdonaban sus ataques a la reforma agraria, cuyos errores senalaba explicitamente en uno de sus cuentos, y su defensa espectral de ciertos caciques latifundistas; Yanez purgaba el delito de reducir las causas de la Revolucion de 1910 a simples estados de animo de lugarenos enajenados por el clero y por sus propias y ridiculas rencillas de grupo marginado. Nuestros contrincantes reducian la literatura a la anecdota, contada con la simpleza de los maestros de escuela primaria, y olvidaban lo mas importante, los valores expresivos. De los panegiristas me ocupare mas adelante; por lo pronto debo decir que eran tan despistados como nuestros detractores. No entendieron lo que era, o quiso ser, la Revista Mexicana de Literatura. O quiza nosotros fuimos poco claros al exponer nuestros objetivos. (Notimex) l .