SECCION ESPECTACULOS PAG. 37 BALAZO: SALA NEZAHUALCOYOTL CABEZA: Guadalupe canta bien las rancheras CREDITO: FERNANDO FIGUEROA De tan dulce, la voz de Guadalupe Pineda siempre habia tenido el mismo problema de la cajeta: despues de dos cucharadas se cae en el pozo del empalagamiento y el placer se va. Lupita ha madurado. Atras quedaron las penas; el jomron aquel de Te amo (Yolanda, de Pablo Milanes), con el cual vendio nada menos que un millon de copias; la promocion intensiva en Televisa mas la relacion sentimental con Ricardo Rocha; su prematura presencia en Bellas Artes para beneplacito del presidente en turno Miguel de la Madrid y su familia, quienes gustaban de su canto; los martirios de la soledad. La Guadalupe Pineda que subio el sabado al escenario de la Sala Nezahualcoyotl es tan diferente a ella misma que, de golpe y porrazo, se coloco en el ranking para sustituir en un momento dado a Lola La Grande, quien ojala nos dure para siempre. Desde las 17:30 horas hace su arribo la clase media alta al Centro Cultural Universitario, Cultisur. En el sur de la ciudad se percibe una tarde esplendida y luminosa; los estacionamientos se llenan de automoviles de modelo reciente y la sala empieza a ocuparse principalmente por parejas maduras, perfumaditas deveras. Todo parece estar listo para un concierto almibarado y complaciente. La presencia del Marichi 2000 de Cutberto Perez rompe todos los esquemas en una sala donde el guitarron y los sombreros de charro son como cabras en una cristaleria. La tosquedad de los mariachis contrasta con la fina estampa de Guadalupe Pineda, quien parece una curvilinea sirena con ajustado vestido de noche muy folclorico, con nopales estampados en lo que seria la imaginaria aleta caudal. La voz de Guadalupe sigue siendo dulcisima como pudo apreciarse en el bucolico tema Madrigal, de Ventura Romero, pero tambien puede ser creiblemente cachonda en Amaneci en tus brazos, de Jose Alfredo y bravia en El rey, del mismo autor. Conforme transcurre el concierto Lupita demuestra que es una profesional que se ha empapado lo suficiente de cancion ranchera como para cantar dos horas sin cambiar de genero. Cuando canta El remero, de Chucho Monge, nos transporta a un Xochimilco inmaculado que en la imaginacion parece tener la firma de don Gabriel Figueroa. Con El barzon alborota a la multiud y chacotea con los integrantes del mariachi respecto a las deudas de tarjeta de credito y prestamos hipotecarios; sin duda, es el Mexico de ayer y hoy. Mi ciudad (Guadalupe Trigo), Sabado Distrito Federal (Chava Flores) y Jacinto Cenobio (Pacho Madrigal), conforman una santisima trinidad acerca del valle de Mexico: el regocijo, la ironia y el drama de una urbe llena de contrastes. La tardeada llega a su fin con Tristes recuerdos y todo parece indicar que Juan Gabriel se queda afuera; sin embargo, en el encore surge Se me olvidaba que y, por ultimo, la concesion para el respetable: Te amo, de Milanes. En los ultimos 15 minutos del concierto algunas fallas en el sonido deslucieron el gran esfuerzo de esta nueva Guadalupe Pineda. .