SECCION: INFORMACION GENERAL PAGINA: 4 CABEZA: Informe Presidencial: nueva cultura politica CREDITO: JORGE CALVIMONTES Y C.* ENTRETEXTO: En la observacion y el analisis de la realidad ya no es protagonica la obnubilante vision de los enfoques parcializadores "El ambito laboral ha experimentado los efectos de la crisis economica y financiera. Estos efectos se han centrado en la perdida de empleos formales y en el deterioro del salario real de los trabajadores. A ello deben agregarse los rezagos existentes en la generacion de nuevas fuentes de trabajo, y la insuficiencia de programas destinados a la calificacion y capacitacion de la fuerza de trabajo." Desde luego, el parrafo anterior podria ser suscrito, indistintamente, por los dirigentes de la oposicion politica, por lideres del movimiento sindical independiente o por cualquier analista de los problemas de este pais. La cita textual y entrecomillada corresponde al texto del I Informe de Gobierno presentado por el presidente Zedillo. Y, precisamente, el caracter de esa alta investidura hace que la fuente de referencia se convierta en el centro donde convergen todas las opticas acerca de la situacion lab oral, en medio de la crisis. De principio, pareceria que en la observacion y el analisis de la realidad ya no es protagonica la obnubilante vision de los enfoques parcializadores, que los diagnosticos no se elaboran solo a gusto y sabor de las hipotesis partidistas, y que sus objetivos no tienden a la cosecha oportunista del rio revuelto. El Presidente presenta, por escrito, un informe circunstanciado de los problemas existentes en el ambito laboral. Senala sus probables causas, describe las acciones que se han desarrollado y refiere las estrategias de mediano y largo plazos con las que se busca solucionarlos. No es esto lo que causa sorpresa, todo gobernante consciente de sus responsabilidades actua asi. Ocurre, sencillamente, que los elementos reales de la politica nacional han dejado de funcionar como antojadizos patrimonios del oficialis mo o de la oposicion, del institucionalismo o de la subversion. Esto es, la vigencia de la problematica nacional provee al comun denominador de una ocupacion politica, cuyos objetivos sociales y esencialmente mexicanos hacen que los esfuerzos sean coincidentes si no unitarios. Amen de los aportes criticos, serios y fundados que algunos analistas y lideres politicos hicieron en la oportunidad, no se ha escuchado que el informe del presidente Zedillo hubiera ocasionado movimientos de protesta o sapientisimas elucubraciones reorientadoras de la politica economica. Fueron, en verdad, someros y pueriles los comentarios que, en la mayoria de los casos, se refirieron solo a la version oral, conocida como el mensaje del Presidente. Se estan presentando otros comportamientos, distintas formas de reaccionar frente a la compleja realidad. Las afirmaciones del jefe del Poder Ejecutivo han sido, puntualmente, examinadas por un nuevo procedimiento de analisis en el seno del Poder Legislativo. Ahora es el Congreso el que escucha, arguye y rearguye las exposiciones ampliatorias, las fundamentaciones y esclarecimientos que hacen los secretarios de Estado al cuerpo y al espiritu del informe presidencial. En la comparecencia de ayer, ademas de Guillermo Ortiz Martinez, secretario de Hacienda; de Herminio Blanco, secretario de Comercio y Fomento Indu strial; de Francisco Labastida, secretario de Agricultura, Ganaderia y Desarrollo Rural, y de Ignacio Pichardo Pagaza, secretario de Energia, estuvo el secretario del Trabajo y Prevision Social, Javier Bonilla que respecto de los salarios, por ejemplo, senalo la imposibilidad de mejorarlos independientemente de como se comporte el sector productivo, de como se reactive la produccion y de la magnitud en que se desarrolle la productividad. La participacion del secretario del Trabajo, Javier Bonilla, ha generado opiniones coincidentes de parte de los dirigentes empresariales como Larios y Abascal, mismos que no consideran posible una modificacion ascendente de los salarios, sino hasta principios de 1996. Por otra parte, lo que dijo el gabinete economico en el Congreso acerca de la reactivacion y el empleo, acerca de un replantemaiento de fondo en el campo, del fortalecimiento de las exportaciones, de la utilizacion del motor de la energia para impulsar al pais, ha sido respondido por el consenso de los partidos politicos en el sentido de que la superacion economica tiene que traducirse en un crecimiento justo. Estas convergencias permiten apreciar que los conceptos de nuevas culturas que se estan desarrollando no corresponden a compartimientos estancos, como podria suponerse si se oye hablar de una nueva cultura laboral, de una nueva cultura juridica o de nuevas culturas en materia de salud y economia. Parece mas bien que existe un correlato dialectico para pensar que esas culturas fraccionarias permiten la composicion de una nueva cultura politica, que desde sus diferentes puntos divergentes llega a la convergencia del interes nacional y podria afianzar el camino de la construccion democratica. Esta nueva cultura politica tiene que expresar la cohesion de los propositos gubernamentales, politico-partidarios, empresariales, sindicalistas y movimientos sociales. Ni el salario ni la produccion existen, al menos en esta epoca, independientemente. Tampoco las finalidades son globos de aire desconectados de las circunstancias determinantes. Una cosa es el deseo de superar la crisis y otra, muy distinta, es tratar de reavivar el aparato productivo sin saber como, con quienes y en que condiciones s e piensa hacerlo. No hay produccion sin fuerza de trabajo y una fuerza de trabajo mal pagada no genera utilidades optimas. Resulta, por ello, sumamente aleccionador que las dirigencias de todos los ambitos de la vida nacional respondan consensual y objetivamente a los problemas del ambito laboral. Que se sepa donde y como debemos mejorar, cuando y que van a recibir los trabajadores. Es imperioso que el agravio de la devaluacion economica no prorrogue ni haga irresolubles los agravios sociales de los sectores mas postergados. En este sentido, el discurso de que ya se toco fondo; de que, ahora si, el desempleo va en descenso, y de que existe la posibilidad de hallar formas colaterales para mejorar la relacion trabajo-retribuciones, tiene que pasar a niveles de concrecion. Aquella que logra acuerdos y concilia intereses basicos de sus integrantes es, seguramente, una sociedad que ha garantizado su arribo a la democracia. Garantizar ese escenario es tarea indeclinable de la nueva cultura politica del pais. * Periodista. .