SECCION: INFORMACION GENERAL PAGINA: 2 CABEZA: El debate de Puebla CREDITO: CARLOS SIRVENT ENTRETEXTO: Segun algunas propuestas debe ser prohibido que un funcionario publico participe en actos proselitistas o haga propaganda electoral Las elecciones federales de 1994 dejaron muchas ensenanzas y avances en terminos de procesos electorales confiables y competidos, pero tambien nos heredaron muchos errores de procedimiento y decisiones que la sociedad tolero porque se vivia un ano excepcional, marcado por la violencia politica y la presion de los partidos politicos. Fue al calor de tales acontecimientos que se aprobaron medidas que hoy es necesario volver a discutir. Por ejemplo, se llevo a cabo una reforma al Codigo Penal criticada por los especialistas por su lamentable tecnica juridica, gracias a la cual se establecieron delitos electorales que se consideran atentatorios a garantias individuales como la libertad de expresion; asimismo, en aquel entonces el IFE acordo solicitar al Presidente de la Republica la suspension de la campana de comunicacion social de los pr ogramas de Procampo y Pronasol durante un lapso de 20 dias previos a la realizacion de la eleccion con el fin de que la realizacion de obra publica de la administracion salinista no influyera en los resultados electorales. A partir de aquellas medidas, propias de un periodo plagado de decisiones excepcionales, algunos analistas politicos tienen la conviccion de que ahora en lugar de corregir errores deben establecerse como principios juridicos dentro de la ley electoral. Este es el caso en particular de la participacion politica de los funcionarios publicos, que segun algunas propuestas debe ser prohibido que un funcionario publico participe en actos proselitistas o haga propaganda electoral a favor de su partido a partir de la obra publica realizada. Aun cuando tal cuestion no se encuentra claramente legislada, no ha dejado de ser tema de debates reiterados en cada proceso electoral local de este ano. Asi las cosas, en las pasadas elecciones locales celebradas en los estados de Chihuahua y Baja California por ejemplo, los gobernadores panistas de ambas entidades fueron duramente criticados por sus adversarios priistas debido a que durante la campana electoral hicieron amplia difusion de los exitos alcanzados por la administracion panista, lo que a decir de los criticos constituia un acto de proselitismo y de uso partidista de la obra publica. Sin embargo, en ambos casos la discusion se instalo en el reducido ambito de las acusaciones mutuas por lo que la discusion carecio de trascendencia. Ahora el debate ha vuelto a presentarse en el estado de Puebla ante la cercania de las elecciones locales, solo que en esta ocasion los acusadores son el PAN y el PRD, y el acusado es el gobernador Manuel Bartlett, que parece estar dispuesto a entrar a una discusion mas seria del asunto. El viernes pasado el gobernador publico un largo texto en que abundan argumentos y con el que responde a sus acusadores, instalando la polemica en un mejor nivel del que hasta ahora ha tenido. Brevemente la disputa es la siguiente: El 4 de septiembre la presidenta del PAN denuncio ante el Ministerio Publico del Estado de Puebla al gobernador por haber pronunciado frases directas en apoyo al PRI; un dia despues el PAN y el PRD afirmaron que el gobernador habia incurrido en delito electoral por hacer proselitismo en favor de su partido. En lugar de que el gobernador negara la acusacion asumio su responsabilidad y rechazo el supuesto delito electoral. Segun sus argumentos, la manifestacion en publico de sus preferencias partidistas no viola prohibicion alguna, puesto que destina el apoyo de sus convicciones e ideas, no recursos publicos. Para abundar en su tesis acude a la politica comparada, que en efecto le permite demostrar que en los regimenes politicos contemporaneos los jefes de gobierno encabezan su partido, y que en los procesos ele ctorales defienden sus propuestas y candidatos frente a los partidos de oposicion. "Suprimir la participacion de las autoridades -afirma el gobernador- introduciria la asimetria de ser blanco de la critica frente al electorado sin poder defenderse; lo decisivo es que al hacerlo, las autoridades no desvien fondos publicos en favor de ningun partido o de ningun candidato." En esta perspectiva, segun el gobernador, las acusaciones de que es objeto tienden a coartar su libertad para expresar abiertamente sus ideas politicas, violando asi las garantias individuales y derechos que amparan sin excepcion a todos los mexicanos, incluidos aquellos que ocupan cargos de eleccion popular. La discusion de este asunto debe ser en los proximos meses uno de los puntos nodales del debate electoral, puesto que tiene implicaciones en la vida politica que muchas veces los sociologos electorales no descubren por su corta vision juridica. Parece adecuado no desperdiciar la ocasion que abre el debate de Puebla, maxime que ya circula un documento de diez propuestas para la reforma electoral definitiva, avalado por las dirigencias del PAN y el PRD, una de las cuales propone prohibir la vinculacion entre los programas de gobierno y las campanas electorales, estableciendo la necesidad de una norma que regule el acuerdo tomado de 1994. * Director del Centro de Estudios Politicos de la Fundacion Cambio XXI, Luis Donaldo Colosio. .