SECCION CULTURA PAG. 35 BALAZO: ACIERTOS DE LA REVISTA MEXICANA DE LITERATURA CABEZA: Contra las servidumbres del escritor CREDITO: EMMANUEL CARBALLO Si para sus detractores la Revista Mexicana de Literatura represento un retroceso en las letras patrias (se afirma que al darle la espalda al nacionalismo, abrimos las puertas a una universalidad descastada), para los panegiristas nuestra tarea tuvo aciertos significativos: deslindar las tareas del nombre de las del artista; romper con las servidumbres que entonces pesaban sobre el escritor, a quien se consideraba como un maestro de ensenanza primaria; proponer una literatura urbana en sus temas y al dia en lo que toca a la estructura y el estilo; revalorar a los pintores disidentes de la Escuela Mexicana (Tamayo, Soriano) y ofrecer muestras de la nueva pintura que reflejaba el mundo en que viviamos, o en el que queriamos vivir; fundar, con la ayuda de la UNAM, un teatro distinto del tradicional en el repertorio, la manera de dirigir las obras y actuarlas en la escena; la actitud critica frente a la Revolucion Mexicana y los gobiernos sucesivos que habian institucionalizado sus hallazgos y reprimido sus postu lados basicos; en fin, amplificaban nuestros aciertos y hacian caso omiso de nuestras limitaciones e, incluso, deformaciones de clase. Proponiamos una nueva manera de pensar la literatura y de ejercerla, y se nos escapaba que dicha nueva manera solo podia tener sentido dentro de la lucha de clases. Al no tomar el bando del oprimido, de alguna manera eramos complices del opresor. No defendiamos el statu quo, pero tampoco lo cuestionabamos a fondo. En abstracto comprendiamos al campesino, al obrero, a los grupos marginados, pero nunca pasamos de la simpatia a la solidaridad. En terminos morales no eramos "malos", pero tampoco "buenos". En el terreno de la politica nacional en ningun momento defendimos al sistema, pero tampoco en ningun momento pusimos en tela de juicio su eficacia respecto a la proteccion de los intereses de las mayorias. No supimos ser revolucionarios, y no nos costo demasiado esfuerzo asumir proposiciones reformistas. En el gran debate entre socialismo y capitalismo optamos por una terceraa posicion, la que en 1955, y en Mexico, era novedosa y no tramposa, util y no aviesa. No llegamos a suscribir una frase popular en aquell os dias y que sintetizaba todo un programa politico: ni vodka ni coca cola, pulque. Muerto Stalin dos anos atras, y 12 meses antes de que se celebrara el vigesimo Congreso del Partido Comunista de la Union Sovietica, nuestra actitud no podia ser imparcial ni creadora; tampoco podiamos ver con tranquilidad la politica del Imperio en America Latina (su traspatio), en Europa y, sobre todo, en Asia. Esta enumeracion de hechos no justifica nuestra manera de mirar, simplemente la explica. La Revista Mexicana de Literatura conjunto dos entusiasmos: el de Carlos Fuentes (mas lucido y mas elaborado) y el mio. Tanto el como yo sentiamos la necesidad de publicar una revista que rompiese con el nacionalismo (casi jicarismo) que entonces se proponia como solucion unica y retomase la tradicion de revistas como Contemporaneos y Taller, que marcaron dos momentos en la historia de nuestras letras y propiciaron el surgimiento de dos admirables generaciones. Que la nuestra se llamase Revista Mexicana de Literatura en vez de Revista de Literatura Mexicana revela parte de nuestros propositos. Hecha en Mexico, no estaba dirigida solamente a los lectores habituales de las publicaciones nacionales: se proponia llegar al publico lector de los paises de lengua espanola. Por otra parte, estaba escrita por autores de todos nuestros paises, y algunos de otras regiones. Fuimos precursores de una apertura hacia America Latina y beneficiarios del reconocimiento, por parte d e la critica y los lectores europeos, de la literatura hispanoamericana. La semilla del boom germinaba lentamente en la revista y en otras publicadas en el Cono Sur. Fuentes y yo creimos que la direccion de la revista deberia estar a cargo del escritor que mas admirabamos, posterior a las generaciones del Ateneo de la Juventud y Contemporaneos, Octavio Paz. Su influjo se advierte a lo largo de los numeros de la revista y en los textos de algunos de nuestros colaboradores. Por razones de trabajo (servia al gobierno mexicano) no ocupo el cargo de director, pero en los momentos en que lo necesitamos supo estar con nosotros y darnos las indicaciones mas oportunas. Sin Octav io Paz no se explica la Revista Mexicana de Literatura, ni sus aciertos ni sus caidas. (Notimex). .