PAG. 6 SECCION: INF. GRAL. CABEZA: El informe de un nuevo presidencialismo ENTRETEXTO: El presidencialismo sera acotado y coincidente con el espiritu del federalismo y la division republicana de poderes CREDITO: ARIEL GONZALEZ JIMENEZ* Los informes de gobierno tradicionales llegaron el pasado 1 de septiembre a su fin. El protocolo del acto fue modificado en beneficio de nuevas practicas, dignas de agradecerse; la duracion del mismo fue la necesaria y no la que mas impresionara (por su resistencia maratonica) al respetable, el contenido del documento fue por consiguiente preciso, y hay que anadir que serio y realista en tanto no busco presentarnos rosa lo que todos sabemos que es gris, ni tampoco para manana lo que se sabe resultado de un periodo en el que habra que concentrar todo el empeno de que es capaz el pais. Pero todas estas acertadas modalidades del Primer Informe de Gobierno del presidente Ernesto Zedillo, reconocidas y valoradas por la mayoria, poseen un significado todavia mayor; el presidencialismo, pieza hasta ahora central del sistema politico mexicano, se esta transformando. Esto ocurre no solo en el plano de las costumbres y los ritos que lo han caracterizado por varias decadas, sino tambien en el plano de su definicion esencial: Quedan atras la omnipotencia y omnisapiencia, virtud es-defectos que le conferian al presidente en turno capacidades de salvador de la nacion o responsable unico de sus fracasos y problemas. Esa dinamica llego a su desgaste final al concluir el pasado sexenio y no hay el menor aviso en el actual de que se la busque reproducir, asi fuera con otra apariencia. El presidencialismo que puede nacer de la terrenalidad democratica en que ahora se encuentra la antes intocable investidura presidencial, sera uno acotado y coincidente con el espiritu del federalismo y la division republicana de poderes. Al mismo tiempo, el presidencialismo democratico que puede forjarse hoy podra replantear cabalmente la relacion del gobienro con el PRI, lo que marcara la verdadera oportunidad de este partido para su transformacion y para un cambio generalizado en la relacion del Ejecutiv o con el conjunto de los partidos. A lo largo de estos primeros nueve meses de gobierno, el presidente Ernesto Zedillo ha ido demostrando que este nuevo presidencialismo es posible. Su entrevista con las coordinaciones de las distintas fracciones parlamentarias de la Camara de Senadores, efectuada el dia 30 de agosto, confirmo en la antesala de su Primer Informe a la nacion que mantiene su intencion de debatir, dialogar y acordar con el Legislativo todo cuanto sea necesario para alcanzar la unidad en torno de los problemas de Mexico. Y si es ta reunion pudo parecer a algunos no mas que un gesto, los anuncios hechos en el Informe (piensese ante todo en el organo de auditoria del Ejecutivo a cargo del Legislativo) comprobaron hasta para el mas esceptico que se esta hablando de una transformacion real. Desde luego, es un proceso complejo porque en el necesariamente se juega el rumbo de todo el sistema politico, las nuevas reglas entre los distintos poderes y las formas de conduccion del pais. El presidencialismo de antes, sin embargo, fue echado de menos _consciente o inconscientemente_ incluso en los sectores de oposicion. La ausencia de un todopoderoso presidente, benefactor y castigador a un tiempo, decepciono a las mas elementales culturas politicas; se anoro y se reclamo la espectacularidad de las ac ciones del Ejecutivo, los anuncios tronantes, el desplante dramatico que conmovia a todos, las promesas maravillosas e imposibles, que nos devolvian por unas horas (eso duraba) la grandeza perdida o cuestionada del pais. Lo de Zedillo no fue terapia colectiva. Es cierto. Y ahora me pregunto como algunos que han sido especialmente criticos del presidencialismo mexicano tradicional, y que saben de su profundo significado antidemocratico, nos intentan vender la necesidad de un presidente que presume a su pueblo de poderlas todas y que no es frio, seco o antiemocional. Se dira que eso es solo un problema de imagen, pero el presidencialismo mexicano aprovechaba justamente esa imagen para excederse y en ocasiones llegar al atrope llo y la impunidad. El Primer Informe de Ernesto Zedillo presenta una situacion que no ha dejado de ser grave y delicada (en ningun momento se dice otra cosa, si bien se habla de expectativas positivas para el ano venidero, logicamente mediante el sacrificio de estos meses). Pero todo eso, dicho por un presidente que no desea ser nuestro big brother, y que asume la necesidad de esfuerzos colectivos, nacionales para mejorar lo economico y desarrollar la vida democratica, tiene un sentido completamente distinto. Los problemas y retos del pais no son ya responsabilidad de un solo hombre; nuestros partidos de oposicion, los gobiernos estatales (que ahora, por ejemplo, ejerceran sus propios recursos para el desarrollo social), las ONG (que todavia piden al presidente verdaderos actos de magia), y todos los ciudadanos en general, debemos entender que en Los Pinos no vive ni quien va a salvar al pais por si mismo, ni quien lo pueda hundir, sino alguien que puede conducir un presidencialismo democratico que de su justo lugar al resto de los poderes y garantice con ello nuestro paso a una sociedad verdaderamente democratica. * Articulista de Notimex. .