SECCION ESPECTACULOS PAGINA 37 BALAZO: RITMOS DE BRASIL CABEZA: Nascimento: el oficio del poeta CREDITO: XAVIER QUIRARTE Tambor, corno y flauta y luego la orquesta en pleno, anuncian la llegada del cantante que desde nino supo que los generos en la musica se hicieron para romperse. Milton Nascimento, vestido de negro, se sienta delante del primer violin de la Camerata Mexicana, dispuesto a ofrecer su concierto Amigo, un espectaculo pensado para unir a gente de cualquier cultura mediante la musica. Milton habla poco: apenas un saludo al publico expectante que se ha reunido en el Auditorio Nacional para ser tocado por sus historias. Su oficio es el de la poesia cantada. Frente a el solo queda cerrar los ojos, abrir el alma y esperar las hermosas cadencias de su voz privilegiada de tonos calidos. Como si la voz viniera desde el fondo del cuerpo de cada espectador, las vibraciones proyectadas por Milton Nascimento van tanteando cada grupo de celulas, asomandose donde yacen las viejas heridas, bordeando por eso que llamamos corazon. Las palabras suavemente saboreadas adquieren vi-da y se acomodan en la vida personal de cada escucha. Por ahi brilla una sonrisa, por alla un gesto severo o una lagrima solitaria. Hemos dicho que el oficio de Milton es la poesia cantada, pero tambien lo es la pintura. Como si estuviera ante un enorme lienzo en blanco va trazando con parsimonia las lineas de cada cancion, para luego agregarles la riqueza de los colores de su paleta sonora. El espacio se va llenando progresivamente de una propuesta musical en donde lo mismo cabe la musica brasilena de sus grandes maestros y amigos, que las cadencias del jazz. Milton no puede responder a las exigencias de una batucada -como "sugiere" el grito de un espectador del tercer piso- porque no es esa su especialidad. Su carrera ha sido forjada a lo largo de casi una treintena de albumes, con canciones cuya cualidad fundamental es la seduccion de las imagenes creadas a partir de las palabras. Conmueve, como siempre lo ha hecho, la precision de su poesia, la simplicidad de una cancion como Vera Cruz: "Me largue por los rios/, corriendo sin parar/ Buscaba Vera Cruz/ en los campos y en el mar/ pero ella se solto./ Ah, quisiera encontrar/ a la mujer que se fue/ en el mar de Vera Cruz...". Con su quinteto (piano, guitarra, bajo, bateria y percusiones) como soporte, Milton utiliza la orquesta para agregar coloraciones. Al grupo se une un coro de ninos brasilenos que seguramente debido a la falta de ensayos no cumple totalmente con las expectativas del autor (quien hubiera querido un grupo de ninos de la calle). Los numeros ejecutados con el coro no alcanzan a cuajar, por momentos incluso las voces casi no se escuchan. Maria Maria y su fiesta en memoria de la siempre presente musa Elis Regina es la pieza escogida por Milton para concluir su concierto ante un publico que se le ha entragado. Un encore de tres canciones es cerrado una vez mas con Maria Maria, en un espectaculo que ha servido para ir mas alla de las fronteras del idioma o el color de piel .