SECCION CIUDAD PAGINA 16 BALAZO: CHILANGUERIAS CABEZA: Gracias, y que Dios se los pague CREDITO:Javier Gonzalez Batta* Se dio cuenta Arnulfo de que se trataba de un asalto, a empellones, sin mediar palabra con los pillos. Iba por la calle de Morena, en la Narvarte, ensimismado con sus premoniciones sobre los resultados de los analisis que le mando hacer el doctor Zimbron; su mal, por sintomas de intima comprobacion, no tenia esperanzas. Con precision de relojeria suiza sintio el primer empellon por la espalda, reboto con un sujeto que venia al contrario y que cual tiro de billar, despues de dos bandas, cayo dentro del carro que abrio su puerta trasera para darle paso a el, ya en calidad de bulto, como cuando cae el mingo en la buchaca. Siempre, se habia dicho, que en esos casos ni las manos meteria, para evitar ser lastimado. Pero en su atolondrado viaje hacia el piso de la parte trasera del que creyo era un Spirit, mas por conservar el equilibrio que con otra intencion, le dio un rozon en la cara al hampon que lo esperaba, sin protocolo, para reducirlo. Eso le valio el primer chanflazo en plena boca, quedandole la cara de igual aspecto a que si le hubiera mordido a una granada, o al menos a eso le supo la sangre que trago, parecida en dulzor al de los granos color grana del jugo de la fruta. Pero ni chisto. Como si ya conociera la rutina o hubiese pasado por torturas a la Pinochet, se mantuvo en actitud de filosofo tibetano. Ni el golpazo ni un sinnumero de majaderias desdibujaron su condicion imperterrita. Arnulfo se quedo pensando en que el lenguaje soez, de tanta maledicencia y tan poco significado en expresion de aquel rufian, era digno del analisis de un filologo. "Sacate todo lo que trais, hijo de tu...", le ordeno el que se metio detras de el y otro guanton a puno cerrado en la nuca, corto la frase; el pretexto fue que al ir vaciando los bolsillos se le habia trabado la mas larga de las llaves. Perdio el sentido momentaneamente y como que lo decepciono recobrarlo. Recorrieron varias cuadras a media velocidad. Arnulfo sentia vergenza por la postura de la suela de un zapato sobre su cara. Atisbaba con un ojo al otro zapato tipo casual, la calseta blanca, el pantalon de mezclilla y el canon de la pistola de uno de los matones. Sintio un dolor mas agudo en el costado izquierdo, al tiempo que le ordenaban que echara las manos para atras. En 51 anos de vida nunca habia sabido lo que era un piquete de punal. El botin fue de 137 nuevos pesos con 60 centavos, un llavero, un tarjetero con la credencial del IFE, una tarjeta telefonica, un calendario de la cantina El Oasis y ocho boletos del Metro. Unas pastillas clorest y una carterita de condones, junto con un directorio miniaturizado hecho en computadora. Las fotos de dos guapas jovenes y la de una mujer con gesto endurecido. Ningun indicio de pertenecer a religion alguna. Otros delincuentes que se confunden. Una nueva patada, ahora por no tener tarjetas de credito y por contestar con ironia que "ni de loco; queme las tres que tenia". Luego hablo otro de ellos de ir a su casa "por las pinches viejas" de la foto, a lo que el, que sentia que un hilo de sangre recorria desde donde nacia el ardor del piquete hasta la ingle y sus partes genitales, trataba de disuadirlos, porque "ellas tampoco, insistia, tenian dinero. Francamente, creo que picaron en duro", les dijo con aplomo. "Ya callate, gey, nadie te dio permiso de abrir la jeta. Nomas contesta lo que te pregunte..." Arnulfo recordo aquel pasaje de La Sombra del Caudillo, cuando Martin Luis Guzman relataba el secuestro de Axcana Gonzalez, que iba en la misma postura y tratando de adivinar el recorrido que hacian por la ciudad. A iguales insistencias por obtener mas dinero correspondieron negativas. El que manejaba el auto hablo al fin: "Ya denle en la madre". "Ya vas", dijo otro al cortar cartucho y encanonar a la victima. "Es tu ultimo chance, gey, Onta la lana o te mueres? Que dices? "Que se los voy a agradecer, porque, aunque ganas no me faltan, no tengo valor para pegarme un tiro, y si me hacen el favor... pues, que Dios, si creen en el, se los pague". Y Arnulfo apreto los ojos para atenuar el dolor del disparo que esperaba en la nuca. *Periodista .