SECCION CULTURA PAGINA 39 BALAZO: CARLOS MONSIVAIS CABEZA: "EL ACERVO CULTURAL DE MEXICO SON SUS COSTUMBRES" CREDITO: JORGE CISNEROS MORALES La cultura popular del siglo XIX que tiene que ver con modos de vida, habitos, lecturas y falta de ellas es virtualmente la unica existente en ese periodo; esas costumbres tambien son un ejemplo del sometimiento de los ciudadanos primero a las ordenanzas religiosas, luego a los caprichos de los caudillos politicos, asevero Carlos Monsivais durante la conferencia La cultura popular en el siglo XIX, del ciclo Reir Llorando que se celebra en el Museo Nacional de Culturas Populares. El autor de Escenas de pudor y liviandad, dividio las manifestaciones culturales de la pasada centuria en El campo y la ciudad, Creencias y costumbres, Fiestas y creacion de los sentimientos urbanos. Al referirse al primer tema afirmo, "el acervo cultural de Mexico son sus costumbres las creadas y recreadas a lo largo de tres siglos de virreinato son todo lo que se posee en comun, son el espacio sicologico, la garantia de entendimiento, el cuidado de la esencia o lo esencial, por eso, mucho mas que en el siglo XX, en el siglo XIX la vida mexicana se mide internamente por la fidelidad a las costumbres o el cambio de costumbres". Monsivais amplio lo anterior afirmando, "las Guerras de Reforma son, en buena medida, se originan culturalmente en la necesidad de nuevas costumbres o en la defensa acerrima de las anteriores. En libros, ensayos, articulos, los conservadores y los liberales se enfrentan por la necesidad de ser distintos o de seguir siendo los mismos. En este campo la cultura popular es, de manera notoria, el gusto por el prejuicio que se considera sabiduria ancestral, o el gusto por aquellas costumbres que tonifican y se encuentran placenteras". "La minoria liberal al defender la libertad de creencia y conciencia, propone en ultima instancia la capacidad de admitir otras costumbres, y esta minima templanza de animo se obtiene solo al cabo de numerosas luchas intestinas, golpes de Estado, de pronunciamientos, de eliminacion brutal de caudillos y dirigentes, de invasiones norteamericanas y europeas, de imperios de opereta, de dictaduras sacralizadas por el remedo de elecciones. De 1810 a 1910 los sacudimientos profundos, interminables, algo consiguen: dividir espiritualmente al pais en capital y provincia. En espacios de libertad relativa contra ambitos de opresion absoluta". "En este siglo -continuo- cultura popular es tambien animo de sometimiento, de miedo que no empieza ni termina, de confesores que rigen las vidas a un punto extremo, de seminarios que son el surtidor del dogma, de sermones queson oidos como informa de gobierno. Para un sector del pais, el siglo XVII de encierros y rezos, de abominaciones a los pecados de la carne concluira en 1910, o mas precisamente, terminara al extinguirse la guerra cristera". Al hablar de las creencias y costumbres afirmo que "en gran medida del catolicismo se desprende la cultura popular del siglo XIX, en un paisaje donde casi todo tiene que ver con lo religioso, las referencias, las comparaciones, los refranes, los estudios morales, los sentimientos de desastre o de falla ante la divinidad. Por eso pasan inadvertidas las festividades del mundo indigena, que sobreviven al virreinato, y sobreviviran al siglo XIX. Se necesitara todo el impetu de la modernizacion, y el efecto acumulativo de migraciones, canciones, peliculas, programas de television, videoclips y tecnologia para romper la unidad interna de las etnias". Otra de las constantes de la cultura popular en ese periodo es la exaltacion de los hechos historicos, "esa es la imperiosa construccion de los sentimientos nacionales. Entonces pertenecer a la historia como martir, como heroe, como testigo, es el merito mas alto que acrecienta el caos en que se vive y cuya etapa mas cruel y sofocante le damos en nombre de etapa de Santa Anna. En ese lapso la cultura popular -que es la del sometimiento y la rendicion instantanea a los caudillos-, idolatra y detesta al poder, usa el juego de la fiesta para existir plenamente e implanta lo que aun hoy perdura: el civismo cuya otra cara es la desesperanza ante la impunidad". .