SEC. INF. GRAL. PAG.2 CABEZA: Pensar y hacer una nueva izquierda CREDITO: Ciro Mayen Mis condolencias para mi amigo Alejandro Encinas, en estos momentos dificiles ro politico de casi todos los partidos, organismos y personalidades definidos como de izquierda. Sin embargo, a pesar de los avances democraticos que registra nuestra vida politica, segmentos muy importantes de la izquierda todavia no se desembarazan completamente de sus rasgos autoritarios, uno de ellos es la creencia de que las posiciones de esta representan siempre la posicion mas adelantada, lo que antes se percibia como el monopolio de la verdad ahora parece concebirse como el monopolio de la moral, de manera que solo las posiciones que se asumen como de izquierda se considera que son las unicas q ue poseen autoridad moral. Solo la izquierda se piensa actua de buena fe. Todos los demas encarnan intereses que no son los del pueblo o la nacion. La descalificacion moral se ha convertido en un recurso recurrente en el debate sobre nuestra transicion de una buena parte de las izquierdas, lo cual es verdaderamente preocupante, porque puede conducir a la configuracion de expedientes autoritarios ya que se es incapaz de reconocer uno de los atributos de la modernidad: la coexistencia de diagnosticos, propuestas e intereses no solo diversos sino encontrados en el seno de nuestra sociedad. Tambien resulta perjudicial porque finalmente conduce a no tener p olitica y refugiarse en la teleologia doctrinaria que es la no politica. Parece un lugar comun senalar que la izquierda vive una profunda crisis que se expresa, sobre todo, en una perdida de identidad politica e ideologica. Una vez que han pasado las elecciones parece el momento propicio para prensar y hacer una nueva izquierda, la tarea de la reforma se antoja gigantesca. Por su tradicion autoritaria y sectaria, por sus deteriorados mecanismos de representacion y agregacion de intereses y por sus dificultades crecientes para encauzar y dar acomodo a las corrientes que reclaman espacios de expresion en su entorno, pero quiza la dificultad mayor se encuentre en su incomprension para entender que su mayor reto es lograr un mayor corrimiento hacia el centro politico para adquirir mayor capacidad en la construccion de consensos, que le permita adquirir un papel hegemonico. Pareceria por momentos que las fuerzas de las izquierdas estan desfallecientes, y que no se encuentra el rumbo. Sin embargo, los resultados electorales de agosto del 94 deben obligar a acometer con consecuencia demo cratica su transformacion. Intentemos pensar en una respuesta de renovacion de esta corriente politica. Lo primero a tener presente es la necesidad de actualizar su programa, retomando dos de las ideas-fuerza que modelaron al mundo despues de la Revolucion Francesa: justicia y democracia, buscando incorporarlas como parte de su nueva identidad en una conjugacion que permita una sintesis y la superacion de los antagonismos que forjaron el liberalismo y el socialismo. El fracaso de los proyectos de cambio social de matriz revolucionari a alternativos a la democracia nos obliga a desarrollar opciones dentro de la democracia en una perspectiva de racionalidad politica. Hasta ahora la crisis de la izquierda ha buscado salvarse ensayando formas nuevas de organizacion que recogen parte de un pasado estatista y aquellas que surgen de los cambios cualitativos que se han producido en los anos recientes en la estructura y composicion de la sociedad, y que se expresan en movimientos sociales emergentes, en organizaciones profesionales, ecologistas, vecinales, en modalidades comunitarias para la defensa de sus intereses como ciudadanos. Pero la pregunta sigue siendo, ¨que le ha im pedido a la izquierda convertirse en una fuerza influyente en el rumbo del pais?, los cambios de nombre, las modificaciones a sus declaraciones de principios, sus modificaciones organizativas ya se han hecho en repetidas ocasiones y los resultados estan a la vista. La principal formacion politica de izquierda en Mexico, el PRD; enfrenta el desafio de ser un partido autenticamente moderno, que pueda dar cabida y expresion a todas las corrientes que advierten la riqueza de su pluralismo politico asi como enco ntrar y fijar las reglas para el equilibrio adecuado entre los intereses de su vertiente ciudadana y de sus estructuras corporativas. El que las ideologias y sus proyectos mesianicos hayan muerto, no significa que no se requiera un sistema de ideas y conocimientos para explicarse el mundo y la realidad nacional, asi como para actuar sobre estos, por el contrario, el fracaso de las ideologias abre la posibilidad de repensar el nuevo sustento ideologico para las izquierdas. En el campo de la politica digamos que es un imperativo modificar ese aliento redentor en su discurso politico, cuasi milagroso, que ha constituido una de las herencias mas perniciosas de esta corriente. Las tendencias electorales que se desprenden del 21 de agosto muestran que el voto duro tiende a reducirse, los ciudadanos tienden a orientarse por un calculo cada vez mas racional y por ideas pragmaticas a la hora de sufragar, en esa direccion se debe mover la izquierda, ajustando su discurso a las necesidades de propuestas concretas y viables, capaz de captar al sector de los moderados constituido por la mayoria de los ciudadanos. La izquierda deberia deshacerse por completo del mito ideologico de establecer un mundo totalmente justo y libre, esto es, donde no existira conflicto alguno entre los hombres, lo cual es sin duda imposible, ello no debe entenderse como la renuncia a luchar por un mundo menos desigual y mas libre. Me parece que una nueva izquierda deberia recobrar lo mejor de la tradicion democratica y reformista, haciendo politica bajo criterios de racionalizacion para resolver problemas sociales concretos. Una izquierda c omprometida en la busqueda de un cambio social con redistribucion del poder y la riqueza, pero a traves de metodos democraticos. Llamar la atencion sobre la complejidad de la construccion democratica de nuestra izquierda no esta de mas, si atendemos el hecho de que todavia permanecen incubadas en sus liderazgos las visiones maniqueas, que conciben la lucha politica como un juego de suma-cero, es decir, una confrontacion de proyectos excluyentes que presumen el aniquilamiento del contrario para poder realizarse. La consolidacion del sistema de partidos y de cada una de sus partes tiene que ver con el predominio de una nueva idea del c ambio, tratando de canalizar los conflictos a traves de vias institucionales. .