PAG. 6 SECCION: INF. GRAL. CINTILLO: RAZONES CABEZA: Solidaridad: una continuidad necesaria CREDITO: Jorge Fernandez Menendez Solidaridad ni de Procampo para evitar que se confundieran esas acciones con proselitismo electoral. La Semana se habia establecido originalmente para los primeros dias de septiembre y luego se decidio que comenzara hasta el dia 26 de septiembre, quizas pensando en que si existian conflictos poselectorales estos no contaminaran un evento que, con justicia, Salinas de Gortari siempre ha considerado su gran recorrido de masas del ano. Apenas el miercoles pasado se decidio un nuevo cambio, acercar la fecha de la Semana de Solidaridad a las fiestas patrias, quizas tambien considerando que si bien el proceso el ectoral no esta plenamente concluido, los conflictos, afortunadamente, no parecen haber salido de cauce y se estan manifestando, en la enorme mayoria de los casos, por la via legal. Pero, mas importante que todo eso sera aprovechar la Semana de Solidaridad para realizar una evaluacion seria del programa social mas importante del sexenio y analizar la conveniencia o no de su continuidad en el futuro. Para ello se debe partir de un hecho determinante: Solidaridad no alcanza; quien quiera que crea que con Solidaridad se acabara con la pobreza, la desigualdad o la injusticia social en nuestro pais, se equivoca por completo. Es verdad; en este sentido, como dicen sus adversarios, Solidaridad es practicamente un paliativo, una alta dosis de aspirina para un cuerpo social que tiene dolencias muy graves. Pero de la misma forma resultaria el peor de los cinismos asumir a Solidaridad solo como un mecanismo de cl ientelismo electoral ajeno a las necesidades sociales. Quien haya estado asi sea una vez en un gran acto de Solidaridad, en un pueblo, en una comunidad, sabra de que estamos hablando. Y de lo que estamos hablando, el hecho que transforma lo que bien puede ser entendido como un paliativo, en un gran programa social y evita que caiga en el clientelismo, es la participacion social. Ese aspecto, el mas notable, el que involucra en este programa a millones de mexicanos, ha sido, incomprensiblemente, el mas ignorado, especialmente por sus criticos e incluso por algun os de sus apologistas. Ese merito es la gran diferencia de Solidaridad con otros programas, mas o menos ambiciosos del pasado y es, desde este punto de vista, lo que justifica y creo que exige, su permanencia. Seria politicamente irresponsable haber realizado el esfuerzo durante seis anos de impulsar la organizacion desde la base en la mayoria de las comunidades pobres de nuestro pais, contar con casi 200 mil comites de base de Solidaridad y ahora informar que se debe volver a empezar. Esa fuerza social debe ser asumida como tal por cualquier gobierno. Lo ha demostrado el PAN en los estados en los que tiene el poder (en ninguno de los cuales ha rechazado la continuidad del programa) o el propio PRD, que luego de un ano de negarse a participar en el, sobre todo en Michoacan, la fuerza de los hechos y de la participacion social lo llevo a integrarse plenamente a este. Paradojicamente, Solidaridad tiene dos grandes enemigos y ninguno de ellos esta en la oposicion. El primero son los sectores institucionales que no ven con buenos ojos esas fuerzas sociales organizadas que no responden fielmente (y no tienen porque hacerlo) ni al gobierno ni al PRI y que pueden demostrar que en muchas ocasiones la obra publica se puede realizar sin paternalismos y sobre todo sin corrupcion. Y el segundo enemigo de Solidaridad es el propio programa si llegara a burocratizarse. Ambos aspectos estan intimamente ligados. El inicio de Solidaridad tuvo dos caracteristicas: fue un programa que se centralizo para poder llegar a las bases reales. En otras palabras: fue un programa que se salto a los mandos medios de la escala burocratica: partia del poder central y se relacionaba, directamente, con las comunidades. Ese fue su gran merito y fue, insistimos, una exigencia politica: hubiera sido imposible que la piramide burocratica fuera permeada poco a poco por el programa y que la estructura burocratica se adaptara a el en los t iempos que se vivian a comienzos del sexenio, luego de una decada de constante ajuste social. No es novedad saber cuantos gobernadores priistas se han opuesto a Solidaridad en los ultimos anos. En los hechos y con los cambios ocurridos en el sexenio, los gobernadores que apoyaron el programa por completo, segun confeso alguna vez el propio Luis Donaldo Colosio, cuando era secretario de la Sedesol, nunca fueron menos de diez pero tampoco mas de veinte. Hubo otros que apoyaron los programas en los actos publicos pero que a la hora de gobernar ponian serias trabas si consideraban que no les convenia pa ra mantener el control global del estado (y alli esta el ejemplo que dabamos apenas la semana pasada: Patrocinio Gonzalez Garrido respecto a dos de los principales proyectos de Solidaridad en la epoca de Colosio: el de los Chimalapas y el del corredor de pobreza extrema en Los Altos de Chiapas, donde meses despues estallo la violencia). Y si eso ocurria con los gobernadores, mucho mas con los presidentes municipales y sobre todo con los cacicazgos locales y regionales, que se veian vulnerados por el program a. Con todo y que ese proceso no se ha superado plenamente, ha llegado la hora de optar por la via exactamente contraria: ha llegado el momento de "institucionalizar" el programa, no a traves de su transformacion en leyes (que en buena medida ya estan promulgadas) sino de su insercion en las instituciones intermedias que hace seis anos fueron "saltadas" para agilizar su aplicacion: los estados y sobre todo, los municipios. La idea no es novedosa: durante todo este ano, la presencia y asociacion de Solidaridad con los gobiernos municipales ha ido creciendo y buena parte de los recursos de Solidaridad ya se manejan desde entidades municipales. Ello ha sido posible por dos razones: el involucramiento de muchas de esas autoridades con el programa (incluyendo el factor, no desdenable, de la participacion de los comites de Solidaridad en el impulso de ciertas candidaturas para presidentes municipales) y la existencia de una estruct ura de contraloria social que permite que los comites de Solidaridad tengan control sobre los recursos que se destinan hacia una obra. Ello puede permitir que Solidaridad no siga creciendo hacia arriba y hacia los costados, como ocurre con cualquier estructura bucrocratica centralizada, independientemente de las intenciones que esta tenga y que pueda disminuir su estructura central para profundizar su extension hacia abajo. Entendida de esta forma, Solidaridad (que, recordemoslo, durante sus tres primeros anos de crecimiento y desarrollo estuvo en el area de Programacion y Presupuesto, bajo el control ministerial de Ernesto Zedillo) puede convertirse en un brazo importantisimo a la hora de impulsar el principal de los programas globales de la proxima administracion: la descentralizacion y regionalizacion de la estructura productiva y por ende social y economica del pais. Una reforma que, por definicion, debera basarse en la pa rticipacion social y en la lucha contra la desigualdad. En este sentido, insistimos, Solidaridad, no alcanza: se requiere de un esfuerzo mucho mas amplio e integral en el combate a la pobreza que el que puede generar el mejor de los programas, cualquiera que este sea. Pero Solidaridad ha establecido una base que no se puede ni debe desaprovechar para librar ese combate. Ojala y esta semana sirva para reflexionar sobre el tema en muchos ambitos y espacios de la vida nacional. .