PAG. 8 SECCION: INF. GRAL. CINTILLO: ECOLOGIA CABEZA: REINVENTAR EL TRANSPORTE URBANO CREDITO: Gabriel Quadri de la Torre Pareciera que en nuestras ciudades damos por un hecho el sometimiento al imperio del automovil. Su presencia ubicua desde que tenemos memoria como individuos, nos hace asumir como algo natural y eterno el vasallaje de la ciudad y de la vida urbana hacia este artefacto, sin duda extraordinario y maravilloso. El automovil nos ha dado una libertad de desplazamiento inusitada, y una movilidad inimaginable apenas un siglo atras. Su dominio es ejercido no solo por los favores que objetivamente concede, sino porqu e ofrece una vasta gama de satisfactores intangibles para quien lo posee y lo utiliza. En efecto, el automovil significa prestigio social, identidad, un medio de autoafirmacion personal; significa poder y control, y acceso a la experiencia seductora e instintiva de la velocidad. Es tambien confort, posesion y propiedad, lo que es fuente de seguridad para espiritus vulnerables; es una extension no solo de la esfera de lo privado, sino incluso de los espacios de intimidad. Por todos esos favores, su reinado parece y ha sido indisputable. Sin embargo, como se sospecha, esos favores no se prodigan con generosidad y sin costo. Mas aun, hoy sabemos que si pudiesemos contabilizar, como sociedad, sus desmanes, exigencias, perversines, crimenes, ineficiencias y derroches, el balance racional de este imperio fastuoso, comenzaria a aparecer francamente inaceptable. Recientemente, el Worldwatch Institute con sede en Washington, en su reporte anual 1994 State of the World (Estado del Mundo), lleva a cabo un examen esclarecedor sobre el transporte automotor individual, cuya consideracion resulta insoslayable para quienes nos interesa el futuro de nuestra ciudad de Mexico. Vale la pena traer a colacion algunas reflexiones al respecto. Debemos preguntarnos, como sociedad y como individuos, si la aparentemente mayor movilidad que ofrece el automovil realmente mejora y amplia el acceso de la gente a diferentes destinos de trabajo o recreacion, o si, por el contrario, debido a la proliferacion de automoviles, ya los cambios en la estructura urbana que esto provoca, solo se logra que cada dia tengamos que desplazarnos mas y mas lejos para acceder a nuestros destinos. Debe quedar claro: una mayor movilidad no ha implicado, generalmente, un may or acceso de la poblacion a sus destinos. Esta interrogante no tendria mayor trascendencia sino fuera porque el explosivo crecimiento en el parque vehicular y en la demanda por kilometros recorridos en cada vehiculo y todo lo que ello implica, va planteando costos cada vez mayores para la ciudad. Asi es. En ese proceso quemamos un volumen creciente de combustibles, que compensa con creces los avances en la eficiencia energetica de los motores y en la tecnologia de control de emisiones a la atmosfera, lo que, como todos en esta ciudad sabemos y padecemos, significa un deteriro imbatible en la calidad del aire que respiramos. El costo de oportunidad social de este derroche energetico debe precisarse, pero, sin duda, anticipamos que debe ser inaceptable. A nivel del medio ambiente global, el excesivo c onsumo de energeticos fosiles va induciendo, de acuerdo a amplios consensos cientificos, alteraciones impredecibles en el clima planetario. Millones de horas-hombre son perdidas irremediablemente en embotellamientos o en tiempos muertos de desplazamiento, lo cual reduce la productividad global de la economia, y con ello, el bienestar general. La preeminencia espacial y vial del automovil produce miles de accidentes, muchos de ellos fatales en vidas humanas, lo cual se va constituyendo en una de las principales causales de muerte y de morbilidad en la sociedad urbana; es preciso, tambien, determinar y asumir esos costos. El costo de la infraestructura urbana dedicada al automovil llega a ser desproporcionado, si se percibe a la luz de grandes carencias y necesidades en materia urbana, social y ambiental. Las nuevas autopistas, viaductos, ejes viales, perifericos, libramientos, carreteras intraurbanas y pasos a desnivel, van creando y multiplicando su propia demanda, la cual siempre va rezagada a la oferta de espacio vial; casi inmediatamente, el congestionamiento elimina las ventajas que para algunos tiene el disfrute de la nueva infraestructura. En esa carrera compulsiva, el automovil va conculcando cada vez mayores recursos territoriales. Por ejemplo, el area vial de toda la zona metropolitana de la ciudad de Mexico ocupa casi el 30 por ciento de la superficie total de la urbe; en ciudades como Los Angeles, esta proporcion supera el 50 por ciento. Tal vez, la peor consecuencia del vehiculo automotor privado sea el ominoso e ineficiente uso del espacio urbano que provoca, que se traduce en mayores necesidades de desplazamiento en automovil; lo cual cierra y retroalimenta un proceso vicioso, a todas luces insostenible en el largo plazo. Ejemplos: centros comerciales y servicios localizados en ambitos suburbanos accesibles solo en automovil, fraccionamientos y colonias unifuncionales con uso del suelo superespecializado en vivienda de baja densidad y qu e hacen poco rentable y practico el transporte publico, ocupacion extensiva de bosques y tierras agricolas y zonas de recarga de acuiferos, abandono y degradacion de los centros urbanos, subutilizacion de infraestructura en areas centrales y su expansion horizontal o elevados costos hacia la nueva frontera suburbana, aislamiento y fragmentacion social, creacion hacia la nueva frontera suburbana, aislamiento y fragmentacion social, creacion de as tensiones y la violencia cotidiana. Esto, entre otros procesos cuyo listado es imposible en tan breve espacio. Como se puede ver, no es posible reducir la reflexion sobre el automovil a su mera dimension como medio de transporte o como "fuente movil" de contaminantes. En nuestra proxima entrega extenderemos estas ideas. .