PAG. 13 SECCION: CIUDAD CABEZA: 19 de septiembre: memoria y compromiso CREDITO: Alicia Ziccardi* Han pasado nueve anos de aquel 19 de septiembre cuando, a las 7 horas 19 minutos de la manana, la Ciudad de Mexico sufrio la mayor catastrofe de su historia. Un sismo de 8.1 grados de intensidad en la escala de Richter, provoco la muerte de varios miles de personas, una perdida irreparable de vidas humanas que quedara registrda para siempre en la memoria de los capitalinos. En aquellos dificiles dias la ciudadania se volco a las calles a expresar su solidaridad, trabajando intensamente en las tareas de resc ate y ayudando a los damnificados a soportar la adversidad de vivir en los precarios campamentos y albergues que proliferaron en espacios publicos. Los sismos pusieron de manifiesto el deterioro habitacional del centro de la ciudad. Pocos dias despues, la Comision Metropolitana de Emergencia reportaba que de 5 mil 723 inmuebles danados, el 65 por ciento eran viviendas, localizadas principalmente en las delegaciones Cuauhtemoc y Venustiano Carranza. Se habian derrumbado las viejas vecindades donde los sectores populares de menores ingresos vivian en la insalubridad y el hacinamiento. Pero tambien se derrumbaron condominios habitados por sectores medios de la poblacion, que formaban parte de los conjuntos habitacionales construidos y administrados por el sector publico (Nonoalco-Tlatelolco y el Multifamiliar Juarez) y edificios de departamentos adquiridos, en renta o en propiedad, en el mercado privado de la vivienda. En los primeros dias, ciertas zonas centrales de la ciudad eran un verdadero caos y la presion social llevo a que, el 11 de octubre, el gobierno de la ciudad anunciara la expropiacion de 7 mil predios, cifra que mas tarde se redujo a cerca de 4 mil, al excluirse del decreto aquellas viviendas que no estaban localizadas en colonias populares. La Secretaria de Desarrollo Urbano y Ecologia, que hasta entonces era un organismo normativo, tuvo que asumir el reto de coordinar la accion de los organismos de vivien da del sector publico. Los damnificados de Tlatelolco exigieron la reconstruccion de sus 10 mil viviendas en el mismo lugar y lo lograron. Pero la mayoria de los damnificados eran los habitantes de las vecindades, los cuales no eran derechohabientes de los fondos habitacionales. Para atender sus demandas se creo una institucion y un programa habitacional especial: Renovacion Habitacional Popular. La firma de un inedito Convenio de Concertacion Social entre el gobierno y mas de 80 organizaciones de damnifica dos, agrupadas en la Coordinadora Unica de Damnificados (CUD), el trabajo acumulado de arquitectos mexicanos de la UNAM que durante anos se habian dedicado a disenar prototipos habitacionales para los sectores populares, la exitosa experiencia del FONHAPO en materia de financiamiento de vivienda para los no asalariados, y una intensa y sostenida participacion social, permitieron realizar un programa de reconstruccion sin precedentes. Todos los obstaculos economicos, legales, institucionales y politicos fuer on superados a traves de un trabajo social ejemplar. Asi, a dos anos del terremoto se habian construido 90 mil nuevas viviendas, de las cuales 48 mil 800 fueron entregadas en propiedad a quienes hasta entonces eran inquilinos; sus disenos y colores salpicaron el deteriorado centro de la ciudad y aun hoy son facilmente identificables. El Programa de Reconstruccion fue una excelente experiencia de trabajo entre usuarios, funcionarios, tecnicos y empresas constructoras, el cual recibio el mas amplio reconocimiento social, nacional e internacionalmente. Sin embargo, contrariamente a las expectativas que se crearon en su momento, esta experiencia no vino a modificar la politica de vivienda popular. Pasada la misma, los organismos de vivienda volvieron a trabajar con sus esquemas, recursos y clientelas tradicionales. Hoy, segun estimaciones oficiales, existen en la Ciudad de Mexico alrededor de 30 mil viviendas en ruinosas y peligrosas vecindades y ciudades perdidas. A primera vista, no parece ser un problema irresoluble porque si bien la vivienda es un bien caro, tambien lo son los demas bienes de infraestructura y equipamiento urbano (ej.: el Metro, el drenaje profundo) para cuya construccion se destinan cuantiosos recursos publicos. Tanto unos como los otros son bienes necesarios y a la vez son indicadores de la cali dad de vida que ofrece la ciudad a sus habitantes. Sin embargo, la construccion de vivienda popular no ha sido incorporada en la agenda gubernamental como los demas bienes de la ciudad. Tampoco existe un amplio compromiso social que busque soluciones, definitivas y masivas, para atender las necesidades de vivienda de los que no acceden a un credito del sector publico (INFONAVIT, FOVISSSTE) o de la banca y que solo pueden disputar uno de los limitados creditos para no asalariados (FONHAPO-FIVIDESU). En las d elegaciones se han realizado en estos ultimos anos acciones puntuales de rehabilitacion de viviendas deterioradas ante situaciones de peligro (ej.: suministro de materiales, apuntalamiento de muros, obras menores) y se ha promovido la construccion de un numero de viviendas nuevas (el programa "Vivienda Digna"), pero la politica urbana no ha implementado un programa masivo de renovacion de vecindades. Por otra parte, debe recordarse el fracaso de la iniciativa de reforma inquilinaria en 1993, la cual luego d e haberse aprobado en la Camara de Diputados debio suspenderse su aplicacion, ante la no aceptacion y movilizacion del movimiento urbano popular. Se argumenta que aplicar un esquema de rehabilitacion urbana es muy problematico ya que: el precio del suelo es muy caro, existen fuertes presiones inmobiliarias, hay rentas congeladas e ilegalidad en las formas de tenencia, los caseros tienen adeudos fiscales y no invierten, los inquilinos pagan impuestos creyendo que con ello generan derechos de propiedad y, sobre todo, los vecinos no tienen capacidad de pago ni estabilidad en el empleo para adquirir una vivienda en propiedad. Sin duda todos estos argumen tos son ciertos, pero existe capacidad profesional y tecnica para formular nuevamente propuestas originales que superen todos los obstaculos, como se hizo ante la emergencia. La vivienda es para cualquier familia un bien tan caro como necesario y si el mercado y las instituciones existentes no permiten resolver esta necesidad basica, la sociedad y su gobierno deben trabajar conjuntamente para buscar nuevas formulas institucionales, financieras y tecnicas que contribuyan a disenar una nueva politica habitacional que constituya una parte sustancial de las politicas sociales. La Ciudad de Mexico, en los noventa, moderniza su fisonomia rapidamente. Para que el capital inmobiliario y de la construccion pueda construir los edificios que son considerados simbolos de la modernidad, debieron superarse muchos obstaculos (cambios de uso de suelo, desregulacion, estimulos y concesiones). Tal vez para atender las necesidades de vivienda popular se requieran muchos menos esfuerzos y recursos institucionales. La modernizacion de las ciudades no es solo construccion de nuevas y ostentosas e dificaciones; es tambien, y fundamentalmente, la creacion de mejor calidad de vida para el conjunto de su ciudadania. * Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Escribio en coautoria con Marco Michel y Jose Mecatl .