SEC. INF. GRAL. PAG. 12 CREDITO: SANTIAGO PORTILLA CABEZA: De la reforma politica a la transicion Las elecciones del 21 de agosto nos dan la oportunidad unica de disipar la disputa por la legitimidad. Independientemente de lo que pronosticaban las encuestas sobre las preferencias ciudadanas, el sistema estaba preparado para procesar limpiamente el triunfo de cualquiera de los contendientes, resolver todas las inconformidades, detectar y sancionar las irregularidades y reconocer con el consenso general a los partidos las proporciones exactas de puestos de representacion que les correspondieran por su vot acion, incluido el de presidente de la Republica. Llegamos, en estas elecciones, a la competencia abierta en todos los niveles de gobierno. Antes del domingo 21 estaba presente el riesgo de que la disputa esencialmente no se disipara sino mas bien se agudizara, con el ingrediente adicional de una fuerza armada, el EZLN, que reclamaba su lugar en ella y que ha congregado el respaldo de diversos grupos y organismos inconformes, que bien pueden llegar a integrar una nueva izquierda mexicana. Jugaban en esa disyuntiva, por otra parte, fuerzas ilegales que se mantienen en la sombra, provenientes del narcotrafico y el crimen organizado, de los sotano s de los aparatos de seguridad civil y de otros intereses creados, nacionales y regionales; el asesinato de Luis Donaldo Colosio fue el mas importante, pero no el unico, de hechos que buscaron distorisonar la competencia electoral y contribuir a una inestabilidad politica, que a su vez podria vulnerar las condiciones del crecimiento y el desarrollo nacional. La masiva votacion del dia 21, sin embargo, revelo a un pueblo madurado en los anos previos, al calor de la competencia electoral creciente, que abrio opciones reales y plurales, en pleno y efectivo ejercicio de las libertades civiles y de los derechos politicos. Ante los riesgos de derivaciones violentas en la lucha por el poder y frente a los avances en la fijacion de mejores reglas para la competencia institucional, acelerados en este ano de peligro, los ciudadanos abandonaron toda apatia y expresaron ma sivamente su voluntad de cambio institucional, en lo que sin exageracion podemos calificar como la cuarta revolucion del pueblo mexicano; a diferencia de las revoluciones armadas de Independencia, Reforma y de 1910, esta revolucion, la de la Democracia, es pacifica y puede representar la captura definitiva de la soberania popular. En cierto modo, con el proceso electoral de 1994 culmina la reforma politica del 77, la de la construccion plural de la institucionalidad electoral, que ahora debera consolidarse en todos los estados y con la afinacion de las reglas para una competencia mas equitativa; llegamos, tambien, al momento en que deben separarse definitivamente el PRI y el gobierno mediante la reforma del partido en el poder. Podemos, a partir de ahora, entrar de lleno a la construccion de la transicion, no solo a la democracia, si no a un modelo de desarrollo eficiente y justo, en el que la democracia se manifieste tambien en la participacion social cotidiana y en el acceso equitativo de todos al derecho social y a los beneficios del desarrollo. Para Francisco I. Madero la democracia politica no era un fin en si misma, sino el mejor medio para hacer efectivo un sistema de libertades que llevara al pueblo a su progreso material y espiritual. En nuestros dias, el postulado maderista cobra actualidad. Tras el largo viaje de construccion del Estado mexicano despues de la Revolucion, llegamos nuevamente a un punto en el que la cuestion electoral puede ser definitiva para el futuro inmediato, ya no como fuente sostenida de conflictos, sino como base para la renovacion del proyecto nacional. Si logramos cambiar pacificamente y con transparencia los poderes Ejecutivos y Legislativos de la Federacion; si todas las fuerzas politicas reconocen y aceptan la voluntad popular; si resolvemos con la ley en la mano cualquier irregularidad que se haya presentado (esto es fundamental ante las impugnaciones presentadas, sobre todo por el PRD y para resolver los conflictos que se estan generando en Chiapas a proposito del proceso electoral); si superamos la disputa del origen y consolidamos el sistema electo ral, la reforma politica habra cumplido su papel esencial y tendremos que dedicarnos entonces a construir y reconstruir los consensos sociales, politicos y juridicos necesarios para la conduccion del gobierno al cierre del siglo XX y en la transicion al XXI; la renovada lucha civica del pueblo es la mejor condicion para la actualizacion del proyecto nacional mexicano. .