SECCION CULTURA PAGINA 39 CABEZA: Fecundo dolor CREDITO: Patricia Morales A mis primos Aldeco ibilidad de su plena realizacion; el insaciable y labil deseo; la perplejidad y el horror ante la muerte. Las palabras, sobre todo, para de eso hablar. El sufrimiento nos transforma, sin duda, somos otros despues de haber pasado por una enfermedad o una ruptura amorosa. Y basta la simple evocacion de la cicatriz que nos deja en el alma la muerte de un ser querido, el roce de otra perdida, para sufrir de nuevo como si fuese la primera vez, para cobrar conciencia de cuan diferentes hemos sido en el despues. Quien acude al divan lo hace porque padece de amor, quiere hablar de eso, sus perdidas, y dejar de sufrir. Sabe que existen riesgos: el de quedarse sin proteccion ni defensa, el de descubrir en el nuevo espejo una imagen que quiza no le guste; el de perder puntos de referencia confiables hasta entonces, y las certezas. Asi de grandes, estos riesgos se asumen en virtud del credito que de entrada se otorga al analista transferencia, y la promesa de un bienestar posterior implicita en el psicoanalisis. Tener fe o creer es caminos de su sexualidad -indisoluble trama de excitabilidad y significancia- en relacion con los personajes que pueblan su historia. Mas aun, persigue la huella de su libido alli hasta donde el llamado erotico al otro esta enmudecido, enmudece. Descubre que los sintomas y los fantasmas (las dos dimensiones de la clinica), no son sino discursos de amor hacia un otro imposible. El analisis se termina, si es que alguna vez termina, no con el cumplimiento de la promesa imaginada de satisfaccion plena, sino con un sereno bienestar. Dejamos el divan cuando advertimos que nosotros eramos los que, sin saberlo, ya sabiamos; cuando luego de una cierta desilusion nos renace el espiritu de juego y podemos decir: no soy lo que pensaba, soy otro y eso se me escapa. No importa que la plenitud sea inalcanzable y la insatisfaccion lo unico cierto; ya se que en el camino, interminable busqueda, esta la vida, y que esta es fragil, se acaba. Dejamos el divan, cuando luego de un intenso dolor nos recuperamos y abrimos a la vida. Cuando aceptamos que no hay ni absolutos, ni respuestas, ni satisfaccion plena; cuando aceptamos la soledad esencial, el desamparo. O, en palabras de Julia Kristeva, el analisis es aprendizaje de separacion, a un tiempo como desdoblamiento y como perdida. Es lugar de pasaje del corazon entregado al corazon recobrado para una nueva partida. El analizante rehace su tiempo, habiendo reencontrado mas alla de su infancia el tiempo perdido de sus deseos; modifica su economia psiquica y aumenta su capacidad de elaboracion, sublimacion, de comprension y juego. Recuperar las ganas de volver a poner en juego, una y otra vez, deseos y verdades; el aliento para recomenzar siempre, es obra de la palabra y el amor. .