SECCION ESPECTACULOS PAG. 40 BALAZO: DEL CONTINENTE DEL TEATRO CABEZA: Nuestra cultura, bajo una luz crepuscular CREDITO: BRUNO BERT La pregunta que titula esta nota parece obvia, ya que casi todo el teatro latinoamericano de las ultimas decadas pivoteaba su existencia en el presupuesto de una presencia militante que expresara "lo nacional" dentro del contexto latinoamericano. Pero asi como fracaso rotundamente en lo que hace al desarrollo de una escena de combatividad explicita que interesara masivamente, tampoco logro fijar con una minima claridad que significa realmente eso de tener un "teatro nacional". Decia Garcia Marquez en relaci on a lo primero hace ya mas de dos decadas: "De modo que la gran paradoja de los escritores que con tanta buena fe han querido expresar el terrible drama politico y social de nuestras mayorias, y nada mas que ese es que se han convertido en los escritores mas minoritarios del mundo: nadie los lee". Y se debatia seriamente en Cuba, en un reciente simposio convocado por la Casa de las Americas, sobre la eficacia de esos terminos dentro de ese espacio que, sin duda, fue uno de los paises que mas enfasis puso d urante su larga etapa revolucionaria por caracterizar un teatro con una fuerte impronta nacional. Los dos ejemplos mas directos que la historia inmediata nos devuelve como falaces ejemplificadores de la propia identidad son la verborreica expresion de las realidades locales alineadas tras una ideologia explicita de derecha o izquierda (terminos que por su ineficacia tambien les toca entrar en el archivo de lo historico): y el vestido folclorista con intenciones de apariencia reivindicativas. Ambas juegan a la superficialidad y al esquematismo. A la facil simplificacion de la realidad, supeditando el art e a objetivos generalmente de tipo politico. Lo nacional es algo mas complejo que la sola conciencia ideologica y los deseos de caracterizarla en la escena a partir de los desgarramientos mas evidentes. Creo que mas bien pasa por una tarea de inclusion de opuestos que es lo que suele caracterizar mayormente a cualquier cultura viva. La riqueza de ese termino es la exploracion de la pluralidad y el reencuentro con una sintesis que supera los opuestos tradicionales, que no quedan negados sino implicados en otro sistema de aprehension del mundo y, por en de, tambien de lenguaje artistico, en este caso de lenguaje teatral. Es bastante claro que desde hace ya varios anos se esta transitando esa busqueda que redefine la escena mexicana: una realidad modificada globalmente que exige una mirada y un hacer artistico nacional que no continue anclado en los conceptos tradicionales que ya -tambien ellos- son historicos aunque aun vivan y prosperen al amparo de cargos y prestigios un tanto rancios sus cultores mas conspicuos. Pero es natural que esas estructuras este n a la zaga y hagan parte del ocaso que se niega abandonar sus posibilidades de poder. El teatro nacional -al contrario de lo que expresan muchos teatristas- existe y se esta redefiniendo en ese aire posmodernista que se muestra como etapa hacia otra forma y tipo de discurso. Nuestra cultura esta bajo una luz crepuscular, cada cual la entienda segun sus posibilidades. .