SEC. INF. GRAL. PAG. 2 CABEZA: Reflexiones sobre la reforma del PRI CREDITO: Ciro Mayen El pasado sabado, el candidato presidencial triunfador Ernesto Zedillo y la Comision Nacional de Ideologia pusieron en marcha el proceso de consulta para la reforma del PRI. Las expectativas que despierta esta discusion son motivadas por la propia actitud autocritica y el lenguaje reformista de la dirigencia priista; la necesidad de cambios profundos en el partido oficial se incremento a consecuencia de los resultados electorales mas recientes, los cuales reflejan una perdida creciente del voto priista. En apego a la vieja tradicion y como reafirmacion del predominio presidencial sobre el partido, Ernesto Zedillo definio los rumbos del cambio al pronunciarse por "establecer una sana distancia entre el partido y el gobierno (...) De ahi que un elemento clave de la reforma del PRI sera redefinir las relaciones entre el Presidente de la Republica y el partido... una clara distancia que permita al PRI fortalecer sus tareas y su capacidad como interlocutor legitimo de la sociedad ante el gobierno (...) una cuestio n crucial de la reforma es el proceso de seleccion de candidatos" ( Como ciudadano interesado en el tema me voy a permitir una reflexion que no pretende ser exhaustiva ni definitiva. Es, en todo caso, un exposicion en torno de algunas preocupaciones de una franja amplisima de ciudadanos que coinciden en el reclamo de la separacion del PRI y el gobierno. El nuevo intento de reformar al PRI, el quinto en el ultimo lustro de su historia, parece seguir la regla pragmatica de "salir del atolladero" para buscar convertirse en un partido hegemonico, con la capacidad de competir po r el poder, en un marco de multipartidismo y alternancia, en el que los escenarios mas posibles conforme a los resultados del 21 de agosto son la implantacion del tripartidismo a escala nacional, con un bipartidismo a escala regional, en algunos casos PRI-PAN, en otros PRI-PRD. Aun cuando tal reforma es responsabilidad de los priistas, como lo senalo en reciente entrevista su secretario general, por la relacion "especial" de ese partido con el gobierno, se trata de un asunto que incumbe a todos. Como lo probo el reciente proceso electoral, no culminara la transicion de un regimen de partido unico a un sistema de partidos plenamente democratico, mientras subsista uno que se niegue a ser parte y a competir por el poder en condiciones de igualdad. A decir verdad, todavia los triunfos del PRI estan sustentados en la inequidad; precisamente por eso esas condiciones de inequidad en la competencia forman tambien parte de la reforma del PRI. Tiene razon Ruiz Massieu cuando afirma que la reforma no se agota en los metodos de seleccion de candidatos y que esta debe ir orientada a que su partido se adapte a las nuevas condiciones de la competencia electoral y a nuevas reglas mas justas; en cambio no la tiene cuando dice que la reforma del PRI no es parte de la agenda con los otros partidos. El debate para separar al PRI del gobierno si atane a sus adversarios; por supuesto, no se trata de que en temas que son de competencia exclusiva de sus milita ntes intervengamos los que no lo somos, pero tengamos en cuenta que la reforma a la cual el PRI esta obligado llevar a cabo no es una cuestion unicamente procedimental de un partido. Mas alla de eso, se buscaria dar nuevos pasos hacia un sistema politico mas competitivo. Se trataria de impulsar a la vez que, un proceso de democratizacion interna que abriera espacios de discusion politica, que redimensionara las regiones y los niveles de decision del partido para acabar con el verticalismo de la cupula dirigente, que permitiera una nueva relacion con el gobierno y la sociedad, que lo conviertiera en un partido mas, organizado no sectorialmente sino territorialmente con formas de organizacion modernas que permitan una continua renovacion de sus cuadros, y la conformacion de u n perfil del militante priista que no este sometido al cambio de senales del Ejecutivo en turno. Algunos miembros de la oposicion siguen pensando la reforma como el fin del presidencialismo. No pido tanto, demando tan solo lo que esta en el animo de la mayoria de los mexicanos a mi parecer, ni ajuste racional e incremental con la discrecionalidad presidencial y la puesta en marcha de un presidencialismo responsable, honesto y eficiente. Si atendemos a los hechos empiricos se podria decir que los elementos causales de la reforma priista son: el escenario de creciente competencia electoral que le resta posibilidades al presidente para decidir quien ocupa los poderes ejecutivos de los estados y los cargos de representacion politica al Congreso de la Union; el desarrollo de un proceso de creciente capacidad de la sociedad para ponerle limites a los excesos del presidencialismo y para exigirle cuentas al titular del Ejecutivo Federal. Dicho de otra manera, el fortalecimiento de la opinion publica, asi como un obligado reacomodo de las fuerzas politicas originado por el impacto de la crisis de las ideologias a nivel mundial. Y por las exigencias de un electorado cada vez mas demandante que condiciona su voto a la satisfaccion de sus intereses concretos y que puede utilizarlo sin que los mecanismos de control se lo impidan. Desde luego, la reforma del PRI comprende multiples temas que van desde la revision de sus documentos basicos para actualizar su programa de accion, sus metodos organizativos, hasta como relacionarse de manera autonoma con el Ejecutivo Federal. En cuanto a su programa cabe decir que, la separacion entre los antiguos referentes ideologicos y programaticos del priismo, y las nuevas politicas gubernamentales se han ampliado notoriamente y sin embargo priva aun la indefinicion para reformular el programa hasta el grado de hacer posible la sustitucion de la llamada ideologia de la Revolucion Mexicana, con sus componentes centrales: nacionalismo, populismo, estatismo y paternalismo, por una nueva linea de pensamiento sustentada en el binomio liberalismo y justicia. las reformas a su estructura y organizacion es otro renglon importante. Se requieren nuevos esquemas de relacion con las organizaciones de la sociedad, respetando su autonomia y capacidad de decision, conformandose como un partido de ciudadanos capaz de captar la preferencia del electorado no por metodos corporativos sino por lo convincente que resulte su propuesta politica, pero lo mas importante, a mi modo de ver, es sin lugar a dudas, la eliminacion de la injerencia directa del Presidente de la Republica en la designacion tanto de los principales dirigentes del PRI, como en la seleccion de candidatos a puestos de eleccion popular, en primer lugar el candidato a la presidencia de la Republica y tambien los candidatos a las gubernaturas y a las camaras del Congreso de la Union. Mientras el PRI siga siendo correa de transmision de las decisiones presidenciales, sin la menor capacidad para matizar o incluso negar determinadas decisiones del Poder Ejecutivo -sin poner en riesgo al gobierno-, no sera un partido, en el sentido moderno del termino. Al PRI en su reforma, lo que debe exigirsele es nuevo ideario y programa politico, y junto a ellos, consecuencia democratica en su conducta. Uno de los obstaculos que enfrenta el PRI para ejercer su autonomia cabalmente es la dependencia financiera de los recursos politicos, aun cuando se han registrado notorios avances en la normatividad electoral para disminuir el uso de recursos publicos por parte del partido oficial, se requieren nuevas reformas que nos prevengan contra el uso limitado de recursos privados. Los mismos priistas deben comprender que si en verdad quieren construir un partido necesitan operar fuentes propias de ingreso de manera transparente y sujetas a una regulacion fiscal. Esa parece ser otra de las condiciones para una reforma; creo que en la superacion de sus dos dependencias estructurales esta la clave del exito de una reforma que permita la separacion del PRI del gobierno. Paradojicamente, aun cuando el resultado de las elecciones deberia ser entendido como un mandato para efectuar nuevos cambios, principalmente en nuestras instituciones politicas, aunque no solo en ellas, la ventaja considerable del priismo sobre sus oponentes presenta un mayor riesgo de inmovilismo, el hecho es que el PRI solo ha cedido a la tentacion de reformarse, cuando ha sufrido severas derrotas; con los triunfos siempre los nucleos duros terminan afirmando sus posiciones, queda el recurso de la presio n de otras fuerzas politicas. .