SECCION ESPECTACULOS PAGINA 41 BALAZO: CARIBEĽOS CABEZA: EDDIE PALMIERI: JAZZ LATINO DE MANHATTAN CREDITO: ERNESTO MARQUEZ Para la musica caribena, la decada de los sesenta fue una de total confusion. Con Cuba sin contacto con los paises del area, debido al bloqueo impuesto por la OEA, a sugerencia de Estados Unidos, Venezuela, Puerto Rico y Republica Dominicana a la zaga; incapaces de imponer algo mas contundente y universal que el son cubano, el norte se convirtio en lider absoluto de toda expresion sonora. Nueva York habia sustituido a La Habana como centro de cultivo de la mejor musica caribena. La numerosa migracion de musicos latinos supuso un cambio considerable en los esquemas musicales al tener estos contactos con otras expresiones totales como el blues y el jazz. De ahi que entre 1965 y 1970 haya sido un periodo lleno de busquedas y de no pocos intentos fallidos en donde manifestaciones sonoras autenticas se vieron sometidas a un sinfin de experimentos. Recordamos como la influencia del pop-rock obligo a hibridos tales como el jala-jala, watoosi o boogaloo; el viejo matrimonio jazzistico conocido como cubop se fue convirtiendo poco a poco en descargas llenas de sonidos desordenados, y como algunos musicos en un alarde esteticista perdieron el glamour en los arreglos e introdujeron sonidos de la calle, ruidos estrepitosos que conforman la cotidianidad pero que no tenian nada que ver con una cosa latina. Eddie Palmieri (Manhattan, 1935), pianista, arreglista y director de orquesta de origen puertorriqueno, vino a poner orden en ese caos con un estilo muy personal mezcla de cubop, experimentos pianisticos a lo McCoy Tyner y un fraseo ritmico muy apegado a la clave cubana que, en resumen, daba la sonoridad y la necesidad de identificacion cultural del caribeno de Nueva York. Palmieri, musico criado en el Bronx, ese microcosmos afrolatino incrustrado en el sur de Manhattan, donde todos sus habitantes pugnan por conservar sus raices y tradiciones, vivio el vaiven de la cultura popular oyendo todas las musicas y recibiendo todas las influencias y valores que difunde la publicidad estadunidense: moviendose, pues, con desespero entre la autenticidad y el desarraigo. De ahi que a el, un hijo del Caribe, se le haya mezclado la plena, la bomba, la guaracha, el son y la cumbia co n el jazz y el blues. Lo que explica todo lo que sucedera con el en lo futuro. Aunque empezo a estudiar musica desde los ocho anos de edad, diremos que su historia profesional arranca a los 13, justo cuando recibe la primera oferta de trabajo por parte de su tio Frankie, mejor conocido en el South Bronx como el Chino, cantante y percusionista quien tenia una orquesta de musica bailable, la fabulosa Alma Tropical, a la que ingresa el joven Palmieri como timbalero, ya que la plaza de piano estaba ocupada. Eddie demuestra tener nervio y viveza para las percusiones, dado lo cual es llamado por el tresero Mario Hernandez para grabar un disco de poco exito popular pero que le sirve como carta de recomendacion para ser aceptado en la banda de Bobby Santiago en donde, mas adelante, se acomoda como pianista. Despues de deambular por una decena de combos entre los que figuraron el de su hermano Charlie, el de Sequi y sus Dandys, Vicentico Valdes, Pete Terres, Tito Rodriguez y la gran orquesta de Machito y sus Afrocubanos decide armar su propia agrupacion. En 1961, en union de Ismael Quintana (voz), Tony Lopez (conga), Georgie Castro (flauta), Bobby Rodriguez (bajo), Barry Rogers y Jose Rodriguez (trombones), entre otros, crea La Perfecta. Una orquesta modesta estructurada a partir del formato sonero, donde el matiz distintivo lo marcan los trombones mismos que utiliza como seccion aislada para apoyar el ritmo, variante que determinara todo el posterior sonido de la salsa. Eddie, quien habia conocido, gracias a Mario Oquendo, director del Conjunto Libre, mucha de la musica cubana de los anos treinta y cuarenta, debuta en el mercado discografico con un album titulado Mozambique (65), una suerte de mambo a lo Arcano mezclado con conga callejera, creado por el percusionista Pello El Afrokan, que se caracteriza por su frescura y desbordado vigor ritmico y que en la version del pianista puertorriqueno fue la fiebre entre los bailadores del Palladium. Inquieto y aventurero, Palmieri se adentra en el jazz por lo escuchado de Duke Ellington, Count Basie y Charlie Parker. Es asi que cuando conoce a Cal Tjader le plantea hacer un trabajo en el que se den esos dos universos. Tjader, a quien por el contrario interesan los ritmos afrocaribenos, acepta y con apoyo de la Tico Records graban: Palmieri y Tjader in session (66) y Bamboleo (67), en los que dan a conocer numeros tan importantes como Resemblance, un insuperable nocturno< $> caribeno de Eddie, y Samba do suenho, de evidente inspiracion carioca, que le sirve de pretexto a Tjader para lucir su virtuosismo en el vibrafono. Pero Palmieri, apellido que proviene de una familia de abolengo del sur de Italia, no ha olvidado que los bailarines forman la columna vertebral de su publico y superando la crisis musical de fin de decada saca al mercado dos obras importantes, Champagne (68) y Justice (69), que conforman un parteaguas en el desarrollo de la salsa. Movimiento comercial de la musica afrocaribena al que Eddie se enfrentaba con una actitud rebelde y decidida, ya que se niega a ser un instrumento de la industria d iscografica que empieza a ver como negocio el saqueo del viejo cancionero cubano. El pianista puertorriqueno era contrario a aquella mezquina idea; el apostaba por un trabajo personal que se enfilara hacia la vanguardia caribena y no por la humillante idea del plagio musical. Esa honesta posicion le valio ser una suerte de personaje vetado por los magnates del mundillo musical latino. Por tal motivo, en los anos de esplendor salsoso no figura en ninguno de los carteles del fenomeno y mucho menos en el catalogo "sagrado" de la Fania. Pero tal cosa no detiene el genio creativo de Palmieri, quien apoyado de nuevo por la Tico saca Superimposicion (71), un album donde la expresion caribena se ve matrimoniada con el jazz de una manera indisoluble. El disco, muy a pesar de las expectativas en contra, no termino en un fracaso comercial, y aunque en los comentarios de ocasion se decia que Palmieri estaba muy adelantado para su tiempo y que la gente no lo entenderia, la gente lo entendio. En 1972 la salsa ya habia despegado y la corporacion Fania empezaba a dominar el ambiente. Bajo su sello discografico habian aglutinado a una buena cantidad de musicos, cantantes y arreglistas destacados con la unica intension de comercializar todo lo que oliera a Caribe, de preferencia las viejas glorias cubanas. Mientras esa gente se iba sumergiendo gozosamente en la salsa, cada vez mas asequible, por comercial, Eddie Palmieri enfilaba por otros rumbos, el de la experimentacion. Siempre innovador y creativo, incluyo en sus composiciones una suerte de elementos timbricos apoyados por instrumentos de cuerdas, cornos y marimbas y teclados secuenciados, algo insolito para la salsa. El resultado de todo aquello fue calificado despectivamente como "salsa sinfonica" o "jazz salvaje". Su habilidad para colocar una amplia gama de influencias de uso tan personal llego a demostrarlo de manera destacada en Azucar, del album grabado en vivo en la prision de Sing Sing en el verano del 72, en donde cambia de rithm & blues a salsa brava en una forma tan paulatina que casi resulta imperceptible. Con Vamonos pal monte (72) su desplante irreverente termina por cautivar a todos aquellos que preferian la salsa fuerte y agresiva ante la debil y comercial de la Fania. Con este trabajo Palmieri no hace mas que reafirmar sus postulados y seguir apostando por lo trascendental. En lo demas, el montuno, hecho con el apoyo de su hermano Charlie en el organo, se haria clasico convirtiendose en el ejemplo por excelencia a la hora de senalar el autentico montuno de ataque agresivo. Por eso el montuno de l os Palmieri "es el montuno de los Palmieri". Y no hay mas. Con un nuevo sello -Coco Records-, Palmieri publica Sentido (73), una produccion que hay que entender como su despegue definitivo. Este album, cocinado en son, guaracha, bolero y aires jibaros, incluye temas experimentales como Condiciones que existen y Adoracion, por medio de los cuales Eddie establece un esbozo real de lo que sera su obra maestra, El sol de la musica latina (74). Un disco radicalmente opuesto al concepto de "producto comercial", ya que contiene numeros de verda dera avanzada en la musica caribena como: Un dia bonito, pieza que dura exactamente 17 minutos, de los cuales la mitad se las pasa Eddie fabricando armonias raras, al estilo de Cecyl Taylor, para luego de ese preludio dar cabida a una carga de percusiones afrocubanas que concluyen con el inicio de un montuno sonero. Y la encantadora Rosa espanola, que inicia como danzon, con violin y corno frances, para mudarse a una contradanza puertorriquena y finalizar con un son montuno de brillantes metal es. A partir del Sol de la musica latina, que le valiera su primer Grammy, el publico neoyorquino, ya envuelto en el desborde de la Fania, prefirio dejar a Palmieri en predios exclusivos de los entendidos. En el 76 rompe con la Coco Record, pero antes de marcharse deja su Sinfonia inconclusa, que le da el segundo Grammy. Con aquel prestigio es materia codiciable para las casas disqueras. Jerry Masucci, el aun dueno de la Fania Records, le busca obstinadamente para que firme con el. La Fania a esas alturas ya no es lo de antes y Masucci quiere levantarla a como de lugar. Palmieri significa esa inyeccion de aliento. Un poco reticente, el pianista acepta a insistencia de su compadre Cheo Feliciano, con el que graba, bajo esplendidos arreglos, El dia que me quieras de Gardel y Ritmo alegre de Bobby Collazo en un disco compartido con Ismael Miranda y publicado en el subsello Barbaro (83). Un poco por el deseo de vivir en una patria que considera suya, aunque no haya nacido en su suelo, y otro tanto por estar cerca de un familiar muy querido, su madre, Eddie Palmieri decidio, en 1983, fincar residencia en Puerto Rico, permaneciendo alla alrededor de cinco anos en los que publica Palo pa rumba (84), Solito (85) y La verdad (87), con los que obtiene el tercero, cuarto y quinto Grammy, respectivamente. Eddie Palmieri, con todo el solido prestigio obtenido en esos ultimos anos, regresa a principios de los noventa por las audiencias abiertas y numerosas que le pertenecen con sobrado derecho. Y para ellos monta una de las mejores bandas de jazz latino de que se tenga memoria, integrada por los profesores Brian Lynch (trompeta), Johnny Benitez (bajo). Donald Harrison (saxofones), Conrad Herwig (trombon), Richie Flores (congas), Anthony Carrillo (bongos) y Jose Claussell (timbales). Con ellos, amen de visitar las ciudades mas importantes del orbe, ha realizado una esplendida grabacion, Palmas (94), para el sello Electra. Un album de 7 temas hechos como siempre, sin ningun tipo de limites a una musica que se caracteriza por su osadia y el desbordado vigor de su ritmo. .