SEC. INF. GRAL. PAG. 10 CREDITO: IKRAM ANTAKI CABEZA: ¨Que es lo que fallo en el sexenio-Salinas? ¨Que es lo que transformo un recorrido de gobierno aparentemente idilico, con una eficacia economica reconocida control de la inflacion, crecimiento, adelgazamiento del aparato burocratico, eficiencia... y la imagen de "la flor mas bella del ejido" reflejada hacia el estranjero, en la pesadilla que fue este ano 94, en el cual parecieron cuestionados todos los planteamientos y todas las acciones, la personalidad misma de los hombres y la estructura del Estado? No creo que la falla estuvo en la injusticia del sistema. Este pais tiene alcurnia en la practica de la injusticia la mas provocadora. Esta es, incluso, la caracteristica que mas salta a la vista del foraneo que llega a Mexico y que queda pasmado frente no a las diferencias sociales sino de las formas provocadoras de su manifestacion. Tampoco creo que la falla estuvo en el crecimiento de la corrupcion: el recuerdo cercano y lejano de las fortunas politicas, hasta los dichos populares "Compadre, no me des: p onme donde hay" son testigos de esta practica historica. Por fin, no creo que la falla estuvo en la ilegitimidad la caida del sistema, en 88: esta jamas ha sido un problema, ni siquiera una necesidad. Lo que pasa es que, en el injusto, el corrupto y el ilegitimo anterior, hemos llegado a distinguir y reconocer al "fundador", al "interprete" de nuestra esencia. Viviamos en un sistema pueril, que tendia a la inmobilizacion de la realidad, y que nos ofrecia una concepcion cerrada del mundo; el principio de reposo en la contemplacion de nosotros mismos. En la historia, en la antropologia y arqueologia, en las letras y el pensamiento, en la economia (jamas diremos lo suficientemente las desgracias de las economias protegidas)..., nuestro bienestar se conjugaba con nuestros limites. El resultado del resultado era que no conociamos mas que a nosotros mismos. No conociam os las cosas, ni a los demas, y nuestro conocimiento, nuestra practica, nuestra riqueza no se insertaban en el saber, en la universalidad, en la economia del mundo. El exito de este sistema fue incondicional, mas no eterno. No podiamos, sin embargo, cambiar la realidad y hacer que lo que es no sea. El mercado y las finanzas se globalizaban, el conocimiento y la informacion ciencia, tecnologia, educacion, medios se mundializaban y, de repente, nos volvimos rehenes de la realidad del mundo. De repente, tuvimo s que pasar al "patio de los grandes", a la madurez, a establecer una relacion con el resto del planeta. En nuestra economia, no existia el principio de necesidad. Una produccion protegida, acogida por un mercado interno, se encontrba nadando en una petulancia extrema y se alimentaba del recurso de no competencia, que la liberaba de toda responsabilidad. No habia que ser eficiente, ni habia lugar alguno para la exigencia. A nivel social y politico, la negacion del principio de realidad se manifestaba entre nosotros como nunca en la historia y como en ninguna parte en la geografia. Nos quedabamos en lo economic o, en lo politico, en lo social con la intencion y esta intencion podia pasarse muy bien de las obras. Todo ello causaba injusticias, alimentaba errores, generaba mentiras, el sentido de lo util no encontraba lugar entre nosotros y, de repente, nos enfrentamos con los problemas mas complejos de la manera mas exhaustiva. Al salir de nosotros, enfrentamos las resistencias del mundo; la materia produccion, objetos, dinero nos contradijo; las influencias externas nos limitaron. No existia una evaluacion economi ca de nuestra inmobilidad y, de repente, descubrimos que la ley de la evolucion no era una repeticion, sino una produccion, un movimiento hacia lo indeterminado. La ruptura estuvo en la costumbre. ¨Como empezar a envolver con responsabilidad los hechos del mundo? No lo sabiamos, ni lo queriamos. Los cambios en la costumbre son posibles, a condicion de no establecer una experiencia completa. Y la apertura TLC, mundializacion era completa. ¨Como resolver el dilema? La unica respuesta pacifica estaba en la conciliacion. La rigidez era lo que menos convenia. En esos menesteres de la historia, la colaboracion del pueblo es necesaria y el valor del consentimiento inmenso. No se buscaron y fallo el arte de las artes que es la prudencia politica. Esta, que mide y modera las pretensiones de los particulares , cree en ellos costumbres civiles, olvido tambien el principio de realidad. Se fallo en aclarar la idea de la personalidad del Estado y de la naturaleza esencialmente educativa de la funcion de gobernar. Pero nada preparaba para ello: el sistema era coherente consigo mismo. Una sola voluntad, arbitro de todo tlatoani, presidente ha actuado a lo largo de la historia. Seguia actuando, sin fallar a su coherencia. Lo que fallo no fue el proyecto sino la armonia. .