SEC. INF. GRAL. PAG. 7 CABEZA: Rendimientos menos que proporcionales CREDITO: GERMAN PEREZ FERNANDEZ DEL CASTILLO suntos electorales -entre ellos las condiciones de la competencia-, legisladores, partidos politicos, autoridades y sociedad han logrado consturir un marco en donde los principios de transparencia, legalidad, certeza y autonomia han cristalizado con razonable fortuna en la realidad. La creacion del IFE no fue, desde luego, una carta en blanco para nadie, mucho menos para la propia autoridad electoral. Habian sido enormes -se antoja decir astronomicas- las irregularidades electorales que padecio el pais durante decadas, para que los partidos politicos soltaran las manos a las autoridades electorales y confiaran en que, por el simple hecho de que se inauguraba una nueva legislacion, el IFE seria inexorablemente imparcial. En el marco de las negociaciones y multiples reformas electorales que se han sucedido entre 1990 y 1994, nuestra legislacion en la materia y sus correspondientes organos, han sido rodeados de salvaguardas, candados inviolables que han intentado cerrar todas las puertas a los mapaches y otras alimanas, candados puestos arriba, abajo, a los lados, y que se explican por la acendrada suspicacia que ha enraizado en los partidos durante la increible historia electoral mexicana. Sin embargo, hoy parece que esos ca ndados son tantos que empiezan a producir algo semejante a lo que los economistas llaman rendimientos menos que proporcionales (a mayor inversion menor ganancia por agotamiento del objeto de trabajo) para todos, pero sobre todo para tres actores centrales: la ciudadania las autoridades electorales y los partidos politicos. 1. La ciudadania. Existen multiples ejemplos de que la suspicacia de los partidos ha afectado los propios derechos de los ciudadanos. En la fotocredencializacion, buena parte de las dificultades que estos tuvieron para obtener su credencial se debio a los engorrosos tramites con que los partidos planearon garantizar el buen manejo de los procedimientos. El caso de las casillas especiales ya se discutio suficientemente. Solo destaco que la disputa al respecto en el Consejo General giro en torno a dos valores : uno, el derecho ciudadano al voto y otro, las garantias que pedian los partidos de que no se cometieran irregularidades en esas casillas. Se opto por el segundo a costa de los derechos ciudadanos. Ya conocemos las consecuencias. Mas importante fue el gasto irracional en decenas de investigaciones, verificaciones, muestras, auditorias, etcetera, que se practicaron al padron, los listados, la tinta, los votos nulos. En su conjunto, son millones y millones de nuevos pesos, para conseguir resultados que, inde fectiblemente, confirmaron lo que ya se sabia: la confiabilidad mas que aceptable de esos instrumentos electorales. 2. Los partidos politicos. Nuestros partidos durante anos vieron burladas sus expectativas por innumerables chapusas que desembocaron en suspicacia. No obstante, hoy, cuando todo indica que las cosas han cambiado sustantivamente, no se explica que carguen aun de pesadas revisiones a todo cuanto hace el IFE. Les cuesta una parte considerable de sus recursos, su tiempo, su esfuerzo y su talento. Bastaria un poco de confianza en los organos electorales, para invertir esos bienes en consolidar sus estructuras i nternas, estrechar lazos con el electorado, representar mejor los intereses ciudadanos en los poderes publicos y en la gestion de servicios. A los partidos, la suspicacia se les ha convertido tambien en una inversion con rendimientos menos que proporcionales. 3. El IFE. El otro actor, quiza el mas damnificado por la suspicacia de los partidos, es el IFE. Por mas esfuerzos que hace, continua siendo el blanco de los ataques, siempre contra el paredon y calumniado, injustamente, como lo demuestran las innumerables investigaciones. Como en el caso de los partidos politicos, el IFE invierte mucho tiempo -para mi gusto demasiado- en explicar, clarificar, demostrar que hace su trabajo conforme a la normatividad y que sus autoridades no son delincuentes electorales. Pon go solamente un ejemplo. Un partido politico le exigio copia certificada de cada una de las actas de las casillas del 21 de agosto. Son mas de 300 mil copias certificadas. ¨Tiene idea el lector de lo que significa hacer mas de 300 mil fotocopias de documentos distintos, para cada uno de los nueve partidos y certificarlas, es decir, cotejarlas contra el original? Hablamos de mas de dos millones, 700 mil fotocopias. ¨Tiene sentido eso despues de que la misma informacion se les entrego en la jornada electoral en pantalla, pero ademas despues de que los consejos distritales y locales la obtuvieron, esta vez oficial y no oficiosa como la del sistema de resultados preliminares? ¨Donde estan las actas de escrutinio y computo que recibieron de sus representantes en las casillas y en los consejos distritales? Solo en la jornada electoral solicitaron cuatro investigaciones, todas costosas, que presuponen distraer recursos y personal cuantiosos. Hasta donde se sabe, todas han sido un tanto ociosas: no se deduce de ellas irregularidad alguna por parte de la autoridad. La desconfianza tiene un fundamento historico innegable y justificado, pero luego de verificaciones sobre verificaciones ha quedado de manifiesto que ha habido cambios cualitativos que hacen pensar que el sistema electoral ya no es el mismo. Los comicios pasados -es nuestra conviccion- obligan a replantearse la existencia de los candados, a rehacer nuestra legislacion para que los procesos electorales sean mas eficientes y menos barrocos. La ONU hizo recomendaciones en ese sentido, muy atendibles por cierto . De la busqueda de limpieza electoral debe pasarse a la sencillez y eficiencia electorales. Debemos liberar a los procedimientos, las autoridades, los partidos y la ciudadania de escollos innecesarios e incredulidades que ya no convienen a nadie y que a nadie convencen politicamente. Una inversion como esa sera mas que proporcional. .