SECCION CULTURA PAGINA 37 CABEZA: CREDITO: JOSE ANTONIO LUGO* Recordemos que Lawrence Durrell, el celebre autor de El cuarteto de Alejandria, vivio muchos anos en Conu, donde recibio por una larga temporada a Henry Miller. Fruto de esa visita fue El coloso de Marussi, uno de los libros mas bellos de Miller, donde narra su amistad con Katsimbalis, esta especie de Zorba, lleno de una vitalidad y una sabiduria primigenia que los hombres de hoy al parecer hemos perdido. Katsimbalis fue amigo asimismo de Marguerite Yourcenar, que lo conocio durante su estanci a en Grecia. El inicio de la Segunda Guerra Mundial trajo consigo el fin de una epoca para muchos escritores europeos. Yourcenar tuvo que emigrar a los Estados Unidos, donde escribiria entre 1948 y 1951 Memorias de Adriano. Durrell tuvo que ver partir a Miller, quien habia recibido la orden de su consul de regresar a Estados Unidos, y el mismo embarco junto con su mujer hacia Mikonos. Mikonos es una isla de excepcional belleza, con sus casas blancas de arquitectura arabe con toques azules, y un turismo cosmopolita que la ha convertido en un centro de placer internacional. Durrell la describe asi: extravagantes balcones de inestable madera pintada, interminables, girando lentamente sobre si mismas para formar laberintos y empanando todo sentido de la orientacion hasta que uno se rinde a la evidencia de que esta irremediablemente perdido en un pueblo apenas mayor que Hamstead En compania como siempre de Andres Ordonez, Mari Paz, Maria y Magdalena, enfilamos al abandonar Mikonos rumbo a Naxos, donde nos recibio la puerta de Apolo y una isla mas tradicional y menos high life. Alli nuevamente la belleza de las mujeres sobre las playas es parte irresistible del paisaje mediterraneo. En las tabernas, la musica de Teodorakis nos recuerda por supuesto a Nikos Katzantzakis, la interpretacion que de Zorba hizo Anthony Quinn, La ultima tentacion de Cristo y la literatura de este hombre singular, amigo de Panait Istrati, en el que se unen la profunda religiosidad de los griegos y su sentido pagano y dionisiaco de la vida. Aqui tambien, en Grecia, Marguerite Yourcenar conocio a Andre Embiricos, escritor y psicoanalista. Fue la epoca de su amor no correspondido por Andre Fraigneau, y de la escritura de Fuegos y Cuentos Orientales, en cuyos cuentos es posible encontrar la combinacion bucolica y espiritual que caracteriza el espiritu griego. Despedirse de las islas griegas no es facil. Nos deja grabados para siempre su belleza poetica, la intensidad de la luz, la belleza de sus mujeres, una ensalada griega acompanada con resina y ouzo. Ya lo decia Lawrence Durrell: viajero encontrara un grano de arena, y tal vez una flor o una hoja seca que le recordaran algo que en realidad nunca ha olvidado Lawrence Durrell.- Las islas griegas.- Ed. del Serbal, Barcelona, 1983. .