SEC. INF. GRAL. PAG. 10 CABEZA: La reaccion cardenista CREDITO: Ciro Mayen La reaccion de Cardenas a la derrota ha sido como era de esperar: negar la legalidad del proceso electoral. Recientemente declaro al diario La Jornada "Yo estoy en campana por la legalidad y la democracia y contra la ilegitimidad". Durante la pasada campana senalo en reiteradas ocasiones: que no habia condiciones para unas elecciones libres; que el gobierno salinista estaba fraguando un fraude descomunal; y que solo mediante una votacion elevada se podria derrotar el intento de fraude. Ahora, despues de con cluido el proceso "pone en duda todas las cifras". Hemos entrado a la fase jurisdiccional del proceso y hasta el momento no han presentado las pruebas que permitan hablar de un fraude electoral. La apreciacion que Cardenas y el PRD tienen del proceso, poniendo en duda su calidad, es insostenible. Podemos convenir en que no debemos ceder frente a actitudes triunfalistas o complacientes, en la evaluacion de la jornada del 21 de agosto, que es verdad que se presentaron, en algunos casos, irregularidades pero tambien debemos honestamente reconocer, que finalmente dichas irregularidades no afectaron la eleccion. El 21 de agosto no tiene punto de comparacion con el 6 de julio de 88, por eso la intransige ncia actual del perredismo carece de sustento real; mientras que a principios del sexenio estabamos preocupados por el respeto al voto, hoy el debate estriba en como garantizar la equidad en las condiciones para la competencia entre los partidos. La creencia de que la mayor parte de la votacion priista provino de los mecanismos clientelares del poder, es igualmente inconsistente; seamos claros, el voto fue emitido libremente, sin coaccion y sin compraventa de por medio, asi lo reconocieron la mayoria de los observadores internacionales y los consejeros ciudadanos. Me atrevo a decir que la gran cantidad de electores que concurrio a las urnas puede explicarse en parte porque los comicios adquirieron una gran importancia politica. Por vez primera se pu so en juego la posibilidad de la alternancia, de modo que unos electores acudieron a apoyar la alternativa, y otros votaron para evitarla. Se podria decir que las pasadas elecciones le confirieron al priismo una nueva oportunidad para reformarse dentro de un nuevo contexto de legitimidad. De espaldas a los hechos algunos de los nuevos simpatizantes del perredismo construyen un falso andamiaje de denuncias para no admitir su derrota, algunos mas atrevidos califican el voto mayoritario como un voto conservador, miedoso y ademas ignorante; siempre sera mas facil culpar al gobierno y a los otros partidos de nuestros males, pero no sera suficiente para explicar el alejamiento de las tesis de un partido de la preferencia del electorado ¨acaso de veras se piensa que los programas de los partidos pa san desapercibidos para la mayoria del electorado? Por otra parte, decir que los ciudadanos no votaron por la mejor opcion, o por la menos mala, sino por la unica opcion que tuvieron realmente a su alcance, es negarse a reconocer que el elevado nivel de competitividad que han adquirido recientemente nuestros comicios corresponde a un mayor conocimiento del electorado de las diferentes ofertas politicas. Empero, por obvio que resulte, la alternativa es una posibilidad que depende no solo de elecciones libres y transparentes sino de que existan partidos opositores reales con una implantacion social considerable en el territorio nacional y un proyecto viable y deseable para la mayoria. El PRD y otras izquierdas, incluido el PT, tienen por delante un gran reto y una gran responsabilidad politica que consiste en contribuir al fortalecimiento del precario sistema multipartidista, y a la consolidacion de una corriente electoral de izquierda, con capacidad de renovacion y adaptacion a los nuevos tiempos y las nuevas realidades, desde el acervo de una gran experiencia y desde el dinamismo que proporciona su caracter de movimiento social vivo conformado por mas de cinco millones de ciudadanos. P ara ello se requiere que la nueva izquierda mexicana adquiera un sentido mas pragmatico de la lucha politica, lleve a cabo un replanteamiento de su programa, estrategia y una modificacion de su discurso politico, para decirlo de otra manera, necesita de un nuevo rostro y liderazgo politico capaz de configurar un proyecto reformista y democrata. Sin embargo, las expectativas de la izquierda no parecen muy promisorias, todavia el predominio de la erratica politica cardenista les impide entender que la clave en las disputas electorales contemporaneas es conquistar el centro en el sistema de partidos, cuestion que a muchos perredistas les parece mal, pero no a la mayoria de los electores, como pudimos constatarlo en la reciente jornada electoral, ganar el centro es aun mas imperioso cuando se vive una etapa decisiva en la transicion, en virtud de que la continuidad o celeridad de los cambios depende de la capacidad de ampliar el centro a partir de incorporar nuevos actores y demandas en una perspectiva de futuro. La reaccion del PRD ante los resultados electorales no parece la mas adecuada, en lugar de buscar explicaciones logicas a los resultados adversos, a partir de realizar una autocritica, se escuda en la autocomplacencia. Para desmontar el regimen de partido de Estado es necesario ir mas alla de la denuncia, se requiere un trabajo paciente y de largo plazo para constituir un tejido institucional democratico que reemplace las practicas del pasado y apuntale una nueva cultura democratica. Seamos claros, esa tarea no incumbe solo a la izquierda, sino al conjunto de partidos comprometidos en fortalecer al Estado, al sistema de partidos mismos y a una sociedad participativa. .