SECCION ESPECTACULOS PAG. 50 BALAZO: ROCK Y RELIGION CABEZA: Laberintos misticos de la esperanza CREDITO: XAVIER VELASCO A Martin Scorsese "Hablo de la magnificente familia de los hipersensibles, que es la sal de la tierra. Son ellos, no los otros, quienes han fundado religiones y producido obras maestras". Marcel Prounst. Y yu, Ļante que nichos te postras? Escribo estas palabras con la cabeza repleta de aquellas imagenes que dieron temprano desconsuelo mistico a la esperanza inquieta de quien alguna vez busco en los altares lo que otros persiguen al amparo de la filosofia, el arte o el nobiliario catre: un sentido para la vida. Zarandeado por una infancia plena de diluvios, termine la primaria renegando de todo aquello que, durante las terrorificas lecciones de catecismo que administrome una mujer turbia y malamada, creia a ojos cerrados. Y resulta que tal como muchos companeros de extravio espiritual, no me fue ya posible abjurar de toda creencia religiosa y vivir en adelante como el hombre absurdo de Camus: sin apelacion. Si, Senor de los Ejercitos: aquella vieja torcida que me dio el espejismo de un distante Cielo y el horror a un Infierno bien palpable, abrio tambien dentro de mi almita un espacio para la Divinidad, el Absoluto, la Causa Primera No Causada, el Supremo Receptor de Todo Reflector.Y fue precisamente en ese hu eco que despues, cuendo las sombras del pecado y su castigo habian cesado de acecharme por las friolentas noches, se acomodo el tal rock. Jmas previo -eso quiero creer- la mujer del catecismo que sus ensenanzas no llevarian tanta agua al molino de la Santa Madre Iglesia como biletes a los bolsillos de un verdadero hatajo de disolutos electricos que al copal habianlo sustituido con motita y del True Superstar no tenia otra sena que la grena y, claro, los apostoles como yo, que nucna fui digno de que aquellos miticos senores vinieses a mi. Pero una palabra suya no basto para sanar mi alma. Busque los posters, los discos piratas, las revistas raras, las anecdotas que aqui, en Mexiquito el chico, no eran sino pura carne de Evangelio. sin saberlo ni olisquearlo, mi conducta era vergonzantemente similar a la de aquellas ratas chupacirios que, para ignominia del genero humano, comulgaban de domingo en domingo desprovistas de otra intencion que la de abonar morlacos morales en la cuenta de su imagen publica. yo, adolescente caliente huerfano de dio ses, cubriame de divinidades terrenales para mejor encajar en una sociedad que -ubicada entre los pasillos de la secundaria y la prepa como un remedo alegorico del universo adulto- suele ser rigida e impenetrable. El rock me daba, efectivamente, un catalogo de altares y un directorio de santos. Desde el pasado em miraban las figuras de yeso de Hendrix, Joplin, Morrison, Jones. Instalada en el futuro, rodeada de lucecitas, refulgia la Sacra Palabra: STAGE. Alabanza a ti, oh Jagger! Todo parecia profetizar qu e terminaria mis tristes dias como aquellos maestrines que clavaronse forever en la veneracion de uan etiqueta jipiteca y destenida, pero capaz de justificar sus conformismos, sus ignorancias, su patetica pobreza espiritual. Mas sucedio que el Dios Patetas apiadose de Miguelito arcangel y em socorrio con aquel mismo balsamo que en idos tiempos sirvioem para implorar al Cielo todo el alivio animico que nomas nunca me fue provisto. Se trata de otras diosas, presentes en cada una de las religiones humanas, en cuyo nombre se cometen las mas grandes bonhomias y las mas fetidas perfidias: las palabras, ladies and gentlemen, esas concupiscentes senoritas bajo cuyas enaguas de cuero y encaje se consumen las almas sin amor, se consuman los amores sin permiso, se cocina el consome de la pasion. Hechiceras de las musas y alkaseltzars de las mozas, las palabras contienen todos los ingredietnes necesarios apra creer y crear, y es al amparo de su implacable arquitectura que se construyen los mas altos templos que la soberbia del hombre pio ha concebido. No hay rezo, no hay leyenda, no hal altar que se atreva a prescindir de las palabras. Son ellas quienes nos conducen a la fe, o tambien: quienes echan al fango de la excomunion a las almas de l os que, de haber vivido libres desu infinito poder corruptor, habrian muerto a la vida terrena y nacido a la Eternidad como meritorios santos. El mismo celo por el que ahora cubro de reproches a mi preceptora religiosa es fuente de gratitud hacia las que fueron mis misses de ingles: piernudas, a go-go, desbordantes de bilinges encantos y forradas por mi sericordiosas minifaldas. Que San Fornicio las tenga en Su Santa Gloria, Mamasotas! Pero no es ahora tiempo de darse a la oracion, sino al profundo y sincero examen de conciencia. Debo, pues, rendir publico homenaje de esas benditas mujeres, a trves del registro puntilloso de todo cuanto aprendi d e sus labios cubiertos de Revlon y Misuki. Cierto: ingrato fui entonces mientras mis ojos se desviaban del cuaderno de grammar para perderse en la contemplacion de las inmensas rondanas psicodelicas que Miss Meche se cargaba por aretes. Pero sucedio quie cierto atardecer, muchos anos despues, cuando salia de la memorable tienda Yoko Cuadrasonic acariciando la tersa funda de un discote nuevecito, me descubri angloparlante: aquel idioma que no se me dada ni a cuerazos, en el cual jamas habia intentado conversar con nadie, de subito pareciame transpare nte, merced al interres que en mi despertaban las letras de las canciones del clasico intitulado The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars, piadosamente incluidas en la edicion. Y bien: las de Bowie eran letras extranas, decadentes, enfermizas, magnificas, Eran, sobre todo, religion, y su autor lo sabia: .