SECCION INF. GRAL. PAGINA 10 CABEZA:Participacion: los contornos de la palabra CREDITO: MAURICIO MERINO I. Pocos terminos se usan con mas frecuencia en el lenguaje politico cotidiano que el de o para hacer confluir voluntades dispersas en una sola accion compartida. Es una invocacion democratica tan cargada de valores, que resulta practicamente imposible imaginar un mal uso de esa palabra. La participacion suele vincularse, por el contrario, con propositos transparentes publicos en el sentido mas amplio del termino y casi siempre favorables para quienes estan dispuestos a ofrecer algo de si mismos en busca de propositos colectivos. La participacion es, en ese sentido, un termino grato. Sin embargo, tambien es un termino demasiado amplio como para tratar de abarcar todas sus connotaciones posibles en una sola definicion. Participar, en principio, significa "tomar parte": convertirse uno mismo en parte de una organizacion que reune a mas de una sola persona. Pero tambien significa "compartir" algo con alguien o, por lo menos, hacer saber a otros alguna noticia. De modo que la participcion es siempre un evento social: nadie puede participar de manera exclusiva, privada, para si mismo. La par ticipacion no existe entre los anacoretas, pues solo se puede participar con alguien mas; solo se puede n realidad esta dando un voto de confianza a quienes toman las decisiones: un cheque en blanco para que otros actuen en su nombre. Ser participe de todos los acontecimientos que nos rodean es, sin embargo, imposible. No solo porque aun la participacion mas sencilla suele exigir ciertas reglas de comportamiento, sino porque, en el mundo de nuestros dias, el entorno que conocemos y con el que establecemos algun tipo de relacion tiende a ser cada vez mas extenso. No habria tiempo ni recursos suficientes para participar activamente en todos los asuntos que producen nuestro interes. La idea del "ciudadano total", ese que toma parte en todos y cada uno de los asuntos que atanen a su existencia, no es mas que una utopia. En realidad, tan imposible es dejar de participar porque aun renunciando se participa, como tratar de hacerlo totalmente. De modo que la verdadera participacion, la que se produce como un acto de voluntad individual en favor de una accion colectiva, descansa en un proceso previo de seleccion de oportunidades. Y al mismo tiempo, esa decision de participar con alguien en busca de algo supone ademas una decision paralela de abando nar la participacion en algun otro espacio de la interminable accion colectiva que envuelve al mundo moderno. De ahi que el termino nclajes de la vida social. De ahi la enorme complejidad de ese termino, que atraviesa tanto por los innumerables motivos que pueden estimular o inhibir la participacion ciudadana en circunstancias distintas, como por las razones estrictamente personales psicologicas o fisias que empujan a un individuo a la decision de participar. ¨Cuantas combinaciones se pueden hacer entre esos dos ingredientes? Es imposible saberlo, pues ni siquiera sabemos con precision en donde esta la frontera entre los estimulos socia les y las razones estrictamente geneticas que determinan la verdadera conducta humana. No obstante, la participacion es siempre, a un tiempo, un evento social, colectivo, y el producto de una decision personal. Y no podria entenderse, en consecuencia, sin tomar en cuenta esos dos elementos complementarios: la influencia de la sociedad sobre el individuo, pero sobre todo la voluntad personal de influir en la sociedad. II. Hay un dificil equilibrio, pues, entre las razones que animan a la gente a participar y sus posibilidades reales de hacerlo. Pero tambien entre el ambiente que les rodea y su voluntad de intervenir de manera activa en ciertos asuntos publicos. Si como dice Fernando Savater un conocido filosofo espanol "la politica no es mas que el conjunto de razones que tienen los individuos para obedecer o para sublevarse" a pura: asi como el "ciudadano total" es una utopia, asi tambien es practicamente imposible la participacion identica de todos los individuos que forman las sociedades de nuestros dias. Aunque el entorno politico sea el mas estimulante posible, y aunque haya un proposito compartido por la gran mayoria de la sociedad en un momento preciso, habra siempre quienes encuentren razones mas poderosas para abstenerse que para participar. Y aun en medio de la participacion puesta en marcha, algunos aportaran mas esfu erzos, mas tiempo o mas recursos que los demas. De modo que a pesar de las buenas credenciales del termino, la participacion tampoco esta a salvo de los defectos humanos: del egoismo, del cinismo, de la enajenacion de los individuos. De aqui el primer dilema que plantea el termino: no todos quieren participar aunque puedan, y no todos pueden hacerlo aunque quieran. Pero ademas, la participacion no puede darse en condiciones de perfecta igualdad: igual esfuerzo de todos, para obtener beneficios o afrontar castigos identicos. No solo es imposible que cada individuo participe en todo al mismo tiempo, sino que tambien lo es que todos los individuos desempenen exactamente el mismo papel. En cualquier organizacion, incluso entre las mas espontaneas y efimeras, la distribucion de papeles es tan inevitable como la tendencia al conflicto. Siempre hay, por lo menos, un liderazg o y algunos que aportan mas que los otros. De aquella reunion de estimulos externos surgidos del ambiente en el que tiene lugar la organizacion colectiva, y de motivos individuales para participar, surge naturalmente la confrontacion de opiniones, de necesidades, de intereses o de expectativas individuales frente a las que ofrece un conjunto de seres humanos reunidos. No se puede participar para obtener, siempre, todo lo que cada individuo desea. Lo que quiere decir que los propositos de la organizacion col ectiva solo excepcionalmente coinciden a plenitud con los objetivos particulares de los individuos que la conforman: entre las razones que animan a cada persona a participar, y las que produce una organizacion de seres humanos, hay un puente tendido de pequenas renuncias individuales. Y de aqui el segundo dilema del termino: la participacion no puede darse sin una distribucion desigual de aportaciones individuales, ni puede producir, invariablemente, los mismos resultados para quienes deciden "formar parte" de un proposito compartido. III. A pesar de todo la idea de la participacion suele gozar de mejor fama que la otra palabra que sirve para explicar el funcionamiento de la democracia contemporanea: la rno y los problemas puntuales de una porcion de la sociedad; participamos dice esa critica para cuidar los intereses y los derechos particulares de grupos y de personas que se diluyen en el conjunto mucho mas amplio de las naciones; participamos, en una palabra, para xpectativas de los distintos grupos que integran una nacion. La representacion es un termino insuficiente para darle vida a la democracia. Sin embargo, Pero olvido tambien otra cosa: que la verdadera representacion no puede existir, en la democracia, sin el auxilio de la forma mas elemental de la participacion ciudadana: los votos del pueblo. Ninguna representacion democratica puede darse sin la participacion de los electores, del mismo modo en que no exista forma alguna de participacion colectiva en que no haya al menos de manera embrionaria un cierto criterio representativo. En el hogar democratico, ambas formas se entrelazan de manera constante. Y en pr imer lugar, a traves de los votos: la forma mas simple e insustituible, a la vez, de participar en la seleccion de los representantes politicos. Esto no quiere decir, sin embargo, que la participacion ciudadana se agote en las elecciones. Ni significa tampoco que los votos sean la unica forma plausible de darle vida a la participacion democratica. Para que esa forma de gobierno opere en las practicas cotidianas, es ciertamente indispensable que haya otras formas de participacion ciudadana mas alla de los votos. Pero tampoco puede haber democracia sin un cuadro basico de representantes politicos. Hace tiempo que desaparecio la posibilidad de volver a una especie de democracia manera: la participacion entendida como una forma de controlar y moderar el poder inevitablemente otorgado a los representantes politicos. IV. ¨Pero como funciona esa participacion en las sociedades modernas? Para responder esta pregunta, es preciso volver al principio: funciona de acuerdo con el entorno politico y con la voluntad individual de quienes deciden participar. No hay recetas. En cada pais y en cada circunstancia la participacion adopta formas distintas, y cada una de ellas genera a su vez resultados singulares. Llevada al extremo, esa respuesta tendria que considerar los motivos individuales de todas y cada una de las personas que, en un momento dado, toman la decision de romper la barrera de la vida privada para participar en asuntos publicos. Pero tambien tendria que tomar en cuenta las condiciones politicas que rodean la participacion: las motivaciones externas que empujan o desalientan el deseo de formar parte en una accion colectiva, y el entramado que forman las instituciones politicas de cada nacion. La participacion entendida como una relacion "operante y operada", como lo diria Hermann Heller, entre la sociedad y el gobierno entre los individuos de cada nacion y las instituciones que le dan forma al Estado. Aquel puente entre representacion y participacion politicas, que en principio aparecia construido con votos, se desdobla asi en una gran variedad de relaciones distintas, formada por multiples intercambios reciprocos entre las autoridades formales y los ciudadanos organizados. Intercambios de todo tipo, animados por toda clase de razones peculiares, que finalmente le dan vida a la democracia. De modo que si bien el principio basico de la organizacion democratica consiste en la eleccion libre de los represen tantes politicos, la participacion ciudadana hace posible extender ese principio mas alla de los votos. Convertirla en algo mas que una sucesion de elecciones y, de paso, enlazar los procesos electorales con las decisiones politicas cotidianas. La participacion, pues, no es suficiente para entender la dinamica de la democracia. Pero sin participacion, sencillamente, la democracia no existiria. Otra cosa son las modalidades que adopta, sus limites reales y las enormes expectativas que suelen acompanarla. Otra cosa es que produzca siempre resultados plausibles o que este atrapada por una dosis inevitable de desigualdad. Incluso, que el exceso de participacion lleve al caos social, tanto como su anulacion definitiva al autoritarismo sin mascaras. Per o lo que debe quedar claro es que la democracia requiere siempre de la participacion ciudadana: con el voto y mas alla de los votos. Invito al lector a dedicar unos minutos mas para tratar de calar un poco mas hondo en los vericuetos de este concepto. Veremos primero su relacion tensa pero constante con la otra idea democratica, la de os los dias. * Investigador de El Colegio de Mexico. Documento "La participacion ciudadana en la democracia", preparado para la coleccion Cuadernos de Cultura Politica del IFE. Primera de cinco partes: Participacion: los contornos de la palabra; Representacion politica y participacion ciudadana; Los cauces de la participacion ciudadana; Participacion ciudadana y gobierno; y Los valores de la participacion ciudadana, que se publicaran en entregas sucesivas. .