seccion inf. gral. guia: TNACI PAG. 1----1 balazo: LA NACION Y EL MUNDO cabeza: Memoria de Luther King en Mexico credito: Juan Maria Alponte Era un jueves, el jueves 4 de abril de 1968. En esa jornadaCoretta Scott de King, esposa del predicador de la emancipacion y del fin de la discriminacion racial, habia estado de compras con su hija pequena, la hermosa Yoki, para alegrarla con un vestido nuevo para la Pascua. Ella y Martin Luther King habian discutido el tema. Coretta le habia dicho: "La Pascua deberia ser considerada como un dia sagrado, y no como una fiesta de la primavera para estrenar vestidos". Martin Luther habia sonreido con suavidad: -"Y seran los unicos ninos que el domingo no estrenen su ropa". Los dos advertian que nada es simple. Coretta Scott y Yoki regresaron a casa, aquel jueves 4 de abril de 1968, con animo feliz. La nina habia elegido sus propias prendas y le brillaban los ojos. No habia pasado mucho tiempo cuando sono el telefono. Era una llamada, desde Memphis, de Jesse Jackson, que, un dia, en el extraordinario discurso de la vida, seria el primer precandidato democrata de raza negra para la Casa Blanca. El primer catolico lo habia sido, en 1928, Al Smith y el primer candidato democrata catolico que entrara en la residencia de la Pennsylvania Avenue como presidente habia sido, el 20 de enero de 1961, John F. Kennedy. La historia no funciona como la estampida de los bufalos en las praderas, inmensas, del Medio Oeste. Jesse Jackson inauguraria, pues, el ciclo de la esperanza, que es inseparable, sin equivocos, de la tolerancia y del cambio en las cabezas, en las mentalidades. En aquella tarde le habia correspondido a el, soledad de la palabra y soledad de la existencia, comunicar a Coretta Scott King una grave noticia: -"Coretta -le dijo-, acaban de disparar contra Martin. Ten calma, te lo suplico". Coretta no sabia, aun -los detalles, minusculos, legendarios, extraordinarios y reveladores llegarian a ella, como el oceano a las playas, en pocas horas mas-, que unos minutos antes de que saliera al balcon donde le alcanzaria la bala, habia pedido a su amigo, Ben Branch, que estaba bajo el balcon, que cantara -"como tu sabes"- el "Amado Senor, tomame de la mano". Inmediatamente llamo, desde Memphis, Andy Young -uno de los primeros negros en llegar a la alcaldia de una gran ciudad industrializada- para decirle, con su gentil voz, que "la herida era muy grave". La casa se lleno de voces, de llamadas. El presidente Johnson, que acababa de anunciar que no se presentaria a la reeleccion, hablo con ella, calidamente. Robert Kennedy, siempre nervioso, le anuncio que el se encargaba del viaje y que la pondria un avion para ir a Memphis. Ya para entonces, exhaustos los corazones, se habia anunciado la muerte de Martin Luther King. El viernes 5, cuando el avion regreso de Memphis a Atlanta, su ciudad natal, con el punado de pasajeros que acompanaban a Coretta Scott, el feretro de Martin Luther King estaba a su lado. Una interrogacion vibrante, sobrecogedora, la esperaba: la de su hija Bunny, de cinco anos de edad. La pregunta, inquietante, imperativa, con la impaciencia fragil y conmovedora de lo absoluto, enmudecio a los presentes: -"Mama, ¨donde esta papa?". La nina tenia, en su mano, la gran mano de Andy Young, que habia sido muy amigo de John F. Kennedy, quien ya habia sido asesinado y que muy pronto seria seguido por su hermano Robert. La mujer, con entereza -ahora ha pasado por Mexico con aquellos mismos ojos que respondieran a su hija-, la tomo sobre si y con unas palabras minimas, exactas, dejo en su vida, para siempre, la verdad: -"Bunny: papa esta tendido, atras del avion, en un ataud y esta dormido. Cuando le veas no podra hablarte". Recupero para ustedes, ahora que Mexico acaba de inaugurar un monumento a su memoria, cosa que honra a esta ciudad y senala la sensibilidad de sus gobernantes, aquellas horas fragiles y solitarias que se agotaron en la realidad cotidiana y traspasaron, despues, en la memoria, la conciencia y el fuego del espiritu. En su primera declaracion publica, cercada por el transito de una edad a otra de su propia existencia, Coretta Scott de King diria a la gente, como cierre calido y deslumbrante de la ceremonia del entierro, estas palabras: -"Mi marido decia a menudo a los ninos que si un hombre no tiene nada por lo que valga la pena morir entonces tampoco es digno de vivir. Nunca odio; nunca desespero. Lucho, con todas sus fuerzas, para salvar, de si misma, a esta sociedad". Lider de los derechos civiles y la batalla contra la discriminacion racial, la vida de Martin Luther King discurrio, como un meteoro en el centro de una galaxia, en la inmensa tormenta social que desencadenaran, en los anos sesenta, las batallas morales por la liberacion de los prejuicios raciales y culturales. Centro, corazon y medula espinal de aquella inmensa protesta del espiritu habia sido, el 28 de agosto de 1963, la gigantesca manifestacion que Luther King encabezara, en las verdes praderas del Memorial Lincoln de Washington, en favor de los derechos civiles de todos los negros y, finalmente, de todos los hombres de su pais. Aquel 28 de agosto de 1963 la palabra de Martin Luther King, fundida en el espiritu, conmoveria a una nacion entera con aquellas voces de lo inmenso: "I have a dream" ("yo tengo un sueno"). ¨Quien no lo recuerda? Ese sueno era el sueno del cambio social y cultural. "Yo he sonado que un dia, sobre las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos amos podran sentarse, juntos, en la misma mesa de la fraternidad. Yo he tenido este mismo sueno en el estado de Mississippi pensando que, terminadas la injusticia y la opresion, se transforme en un oasis de libertad y de justicia. Yo he sonado que un dia mis cuatro jovenes hijos viviran en una nacion donde no se les juzgara por el color de su piel, sino por la fuerza de su caracter...". Esa evocacion conmovedora no nos permite pensar, atropellando la verdad, que Martin Luther King era, simplemente, un sonador. Era un sonador con la piel de un guerrero del deber que tenia, eso si, un sueno. Todavia hoy sus palabras, fundidas en la dimension de lo infinito, llegan hasta nosotros con su intacta levadura nada mistica: "I have a dream". Cuando Robert Kennedy o George Shultz, este ultimo secretario de la Defensa con Reagan, tomando la mano -en la gran cadena- cantaban con Coretta Scott King las estrofas del himno de la lucha por los derechos civiles, las memorables estrofas del We shall overcome, algo misterioso pasaba por los espiritus y los cuerpos. En Atlanta, en el cementerio de South View, en la misma cripta donde esta enterrado su padre, los restos del predicador de las libertades solo tienen, sobre la piedra, las palabras que pronunciara, inmensas en su porvenir de lengua liberada ya de la materia, ante el Memorial Lincoln en Washington: "Libre, al fin libre, libre al fin. Gracias, Dios todopoderoso, al fin soy libre". El presidente Johnson, que habia asumido la presidencia en un dia dramatico -con la esposa de John F. Kennedy aun ensangrentado el vestido y moribundas las rosas de Dallas- de la historia, porque el dedo sobre el boton nuclear, no fue imposible, proclamo, el domingo 7 de abril, tres dias despues de su muerte, dia de luto nacional. Rescato hoy, de las cenizas de los dias, de la prodigiosa y mortal alegoria de la existencia, las palabras de Coretta Scott de King, en aquellas horas de la inmisericordia y el dolor colectivo: -"¨Cuantos hombres deberan morir antes de que podamos tener una sociedad libre, autentica y pacifica?" No contesto, no asumo ninguna respuesta que pudiera ser arrogante o egolatra. La dejo crecer, ahora que tenemos un Memorial de Martin Luther King en esta ciudad de pesadillas y suenos, a la vera de nuestra existencia. Recuerdo a Manuel Camacho Solis, que en la gran batalla de los hombres y las mujeres contra el fundamentalismo uno de sus grandes hitos es evocar, en el bronce, habitado por el alma y la vida, los valores de seres humanos de otras tierras, de otros continentes, de otros espacios que, a la par que nosotros mismos, sustancian el mismo compromiso moral por la libertad, la paz y el cambio. No cejare, por ello, de solicitar que exista entre nosotros, de igual suerte, un jardin, una piedra, una planta de la foresta amazonica que nos recuerde a Chico Mendes, el brasileno universal que fuera asesinado, en el mayor bosque, en el mayor sistema de aguas del planeta, en su pulmon universal, por defender, al tiempo, la ecologia y la naturaleza. Como Martin Luther King, Francisco Alves Mendes Filho, conocido como Chico Mendes, nos sobrecoge y nos ensena. El 9 de abril de 1968 se celebraron los funerales de Martin Luther King en la iglesia baptista de Ebenezer. Era un dia martes y cuando la senora Jimmie Thomas comenzo a cantar, con su alta voz maravillosa, el himno que tantas veces pidiera y escuchara Martin Luther King ("Si puedo ayudar a alguien") una multitud entera lloraba a, el himno que tantas veces pidiera y escuchara .