seccion inf. gral. guia: ALP PAG. 1-1 balazo: LA NACION Y EL MUNDO cabeza: Yeltsin ante la velocidad de la historia credito: Juan Maria Alponte En 1987, dos anos despues de que Mijail Gorbachov fuera elegido secretario general del Partido Comunista de la URSS, un hombre parecia convocar, sobre si, todas las tempestades oficiales. Ese hombre, que en ese tiempo tenia 56 anos -los mismos que Gorbachov-, se llamaba Boris Nikolayevich Yeltsin. Las tempestades tenian el siguiente origen: contraviniendo las reglas Boris Yeltsin, nombrado secretario del partido en Moscu por el nuevo lider politico del pais, habia realizado una aspera critica de la nomenklatura (lista de los dirigentes sovieticos a determinados niveles y lista que implicaba notables privilegios) y del sistema de desigualdad que suponia estar en la nomenklatura, es decir, tiendas especiales y acceso a niveles de consumo y niveles impensables para el ciudadano comun. La denuncia de Boris Yeltsin no constituia un secreto. Era de dominio comun, pero hasta su proposicion demoledora la sociedad habia tenido que aceptarlo. La reaccion del Politburo fue, al tiempo, violenta e hipocrita. Quiso que el problema se palateara no respecto al tema que desatara las iras, sino en orden a la personalidad y maneras de Yeltsin. El objetivo, inclusive bajo la perestroika, consistiria en desacreditarle como "individualista", "ambicioso", "colerico" y, finalmente, incluyendo en el sumario la hipotesis, la connotacion de un enfermo. Se dijo, pues, que estaba muy enfermo de cancer y que solo esa situacion personal explicaba sus reacciones. La lectura de los alegatos de sus colegas del Politburo resultan, aun a la distancia, sonrojantes. Asi, por ejemplo, Nikolai Ryzhkov, primer ministro con Gorbachov, viejo amigo de Yeltsin (cuando Yeltsin era jefe del Partido en Sverdlovsk, su provincia natal, Ryzhkov era el director de la industria mas importante de la region) diria: "Le estan citando mucho y al camarada Yeltsin eso le gusta; lo tenemos documentado. Esta adoptando una especie de postura aislada". De los veintiseis oradores que intervinieron en el debate solo uno le defendio y de manera confusa y lamentable. Me recuerdan sus palabras de entonces a las no menos confusas del presidente de Bolivia, en la conferencia cumbre de Bahia, al intentar apoyar a Fidel Castro. Lo hizo de manera tan nerviosa y equivoca que alguien, lucido, apostrofo: "Ha sido peor que si no le hubiera defendido. Ha sido un "coitus interruptus"...". El del coitus interruptus fue, en el caso de Yeltsin, Georgi Arbatov, director del Instituto Estados Unidos- Canada. Finalmente Gorbachov, que habia llevado a Moscu a Boris Yeltsin aprobo la destitucion de su colaborador en el marco de la tradicion: planteandosele una "confesion personal de errores" y una "homilia de oficial" sobre las causas". En plena perestroika, cuando un nuevo lenguaje aparecia en el escenario politico, el proceso "moral" de Yeltsin provoco un escandalo. Se sabria muy pronto, es decir, despues de la reforma constitucional del 1 de diciembre de 1988 que creaba el Congreso de Diputados del Pueblo. Aunque nada permitia pensar, todavia, en unas elecciones abiertas, a la occidental, las elecciones sovieticas (todavia sovieticas y con el partido como factor dominante) de marzo de 1989 se transformaron en un "espectaculo social". El partido, en funciones, conservaba su dimension dominante, pero las candidaturas multiples y la posibilidad de efectuar una campana electoral, "en vivo", modificaron muchas de las premisas, tradicionales, durante 70 anos. Se sabia que Yeltsin se presentaria a las elecciones y todo el aparato del partido se dispuso, como de costumbre, para derrotarle alli donde se presentara. En la circunscripcion de Moscu -centro de la batalla- el destituido secretario del partido- obtuvo cinco millones de votos, es decir, el 89.6 por ciento. Era indudable que la sociedad rusa (hablo de la Republica Rusa conscientemente) habia votado contra el hombre que encabezaba la critica violenta contra el sistema.