SECCION CULTURA PAGINA 37 CABEZA: CREDITO: ALFONSO SIMON PELEGRI Devotisimos del gran poeta cordobes habrian de ser, de manera muy destacada, Federico Garcia Lorca y Rafael Alberti. Como bien dice Francisco Umbral en Memorias de un hijo del siglo, Lorca durante su peregrinaje poetico andaria pidiendo posada entre el vanguardismo y el surrealismo, e encuentra gran influencia de Lope -pero Lope tuvo a su vez una indiscutible huella gongorina- al tiempo que le senala, ya en su madurez, una tardia desercion a las filas de don Francisco de Quevedo y Villegas. Pero pese a esta disrecion mas aparente que real, porque el concepto es en buena parte una modalidad gestual del barroco, el hecho es que encontramos una de las facetas mas acusadas del surrealismo: El hecho es que, por un exceso en el uso conceptual de las mentadas imagenes, se critico a los superrealistas lo mismo que se caricaturizo a los seguidores de Gongora en el Siglo de Oro, y como quien dice antier a los poetas del 27. Del mismo modo se les imputa, juntamente con Gongora y los poetas surrealistas de nuestra contemporaneidad, la violencia de la sintaxis y oscuridad del vocablo y la busqueda de un universo poetico de criaturas intraducibles. En cuanto al empleo de la imagen como Yo creo, la verdad, que al gran don Antonio se le fue un poco la mano en esto, y que como casi andaluz que era tambien pecaba en sus juicios de un poquito de exageracion. Por su parte, Manuel Alvar apunta la obsesion de Machado por defender contra viento y marea la idea de la imagen poetica como puramente intuitiva; nunca como enmascaradora de conceptos. Antonio Machado estaba, necesariamente, en la linea de designar el objeto con palabras. No venteaba que ya se andaba adelgazando el aire poetico; las palabras, contrariamente, se emprenaban de gravidez conceptual lirica; y era llegado un tiempo en el cual, con Juan Ramon, como dice lucidamente Manuel Alvar, los ojos habrian de ser cambio de no entender algunas cosas las sintio a todas como nadie; buen trueque. Y ya para terminar, volviendo al dadaismo, yo no veo tan mal como una tesis provisional de desconcierto... o en calidad de un ejercicio de humildad si se prefiere. Un poco tambien como intentar senales de humo, pero teniendo muy claro que de ellas apenas si una difusa vaguedad para despues la tesitura de perderse en el aire. Eso si, con la constancia de un fuego preterido; y de su aventura. .