SEC. INF. GRAL. PAG. 2 CABEZA: El (maldito) factor tiempo CREDITO: Norberto Lechner * como te ritual de una vaga identidad colectiva. Pero ese distanciamiento tiene su precio: ¨como hacer futuro sin hacer memoria? La verdad de la pregunta no tiene respuesta facil. En realidad, nos guste o no, la memoria nos sirve cada dia menos de cara a la vertiginosa transformacion de todos los aspectos de la vida social. Nuestros proyectos a futuro (los motivos "para que") ya no pueden alimentarse de nuestras experiencias pasadas (las razones "porque"). Antes creciamos en un mundo familiar que no requeria explicitar su razon de ser y gracias a este sentido autoevidente podiamos desarrollar expectativas relativamente seguras acerca de lo que sera el manana. Hoy dia, ese paisaje familiar se desploma rapidamente y la memoria historica ya no ofrece criterios para anticipar el futuro. Se mantienen, sin duda, recuerdos traumaticos de despotismo gubernamental y violencia revolucionaria y aquel miedo ancestral al caos; o sea, existe cierto consenso acerca de lo que no queremos. En cambio, nos cuesta desprender lecciones positivas del pasado. Las experiencias adquiridas se vuelven obsoletas al poco rato e inutiles para enfrentar los desafios actuales. Es decir, la politica pierde su trasfondo historico, constituido de experiencias, tradiciones y simbolos, y se ve restringida a lo inmediato. La inmediatez adquiere una nueva dimension en nuestra epoca de globalizacion. Sabemos bien como las redes informaticas rompen con las distancias geograficas y temporales. Vivimos "el mundo al instante". La retrospectiva historica es sustituida por la simultaneidad planetaria. Antes, los acontecimientos en Africa o Asia nos tenian sin cuidado; no los conociamos ni nos interesaban. Hoy, las imagenes televisivas de Vietnam, Somalia o Sarajevo contribuyen a configurar nuestra imagen del mundo y de la politica. De menor visibilidad, pero mayor impacto son los teletipos bursatiles. Como dijera graficamente un famoso politico europeo: la soberania nacional dura los cinco minutos que siguen al anuncio del Bundesbank de una nueva tasa de interes. Ningun pais puede sustraerse al escenario mundial, so pena de autoexcluirse del desarrollo. La nueva simultaneidad tiene tambien efectos positivos; sin ella no habria podido desplegarse ese "contagio" democratico que, a partir de la transicion espanola y la politica Carter, genero un nuevo clima politico en la region. En nuestros tiempos, las recientes experiencias vecinas resultan mas significativas que los propios antecedentes nacionales. Cobra cuerpo y relevancia el La aceleracion del tiempo provoca, por otra parte, un desvanecimiento del futuro. Los horizontes temporales se acortan dramaticamente y la politica encuentra mas y mas dificultades en disenar objetivos sociales que trasciendan la coyuntura. Ya no se trata de que la politica no cumpla o cumpla insatisfactoriamente sus promesas de un manana mejor; el problema es que no existe una imagen del pais que queremos. Esta evaporacion de las metas y, en resumidas cuentas, del sentido del desarrollo social se expresa visiblemente en la extrema precariedad de los programas de los partidos politicos y, en consecuencia, de los planes de gobierno. Dicha precariedad pone en entredicho la capacidad politica de conduccion. Vale decir: el manejo institucional de la incertidumbre. En efecto, la gente espera de la politica que ella fije el rumbo del proceso social. ¨A donde vamos? Siendo imposible prever el futuro, si es posible decidir de antemano las metas deseadas. Tal decision es una apuesta en tanto anticipa un resultado desconocido por todos. Que una decision sea correcta o no solo puede ser constatada fracaso de sus decisiones; juicio que puede variar en el tiempo ("la historia me absolvera"). Ahora bien, en este mismo sentido los programas partidistas y planes gubernamentales son apuestas institucionales que salvan la distancia temporal entre decision y resultado. No podemos pedirles una (imposible) prevision del futuro; son el compromiso con un resultado determinado, pero no predecible. Quien presenta un programa asume una obligacion respecto al resultado propuesto y sera evaluado en funcion de las consecuencias (tanto las deseadas como las no intencionales). Sin embargo, el significado del plan va mas alla. Aun cuando la meta propuesta no se cumpla, en todo caso el "plan de batalla" permite evaluar el proceso, detectar los factores intervinientes, establecer errores y malentendidos, y acotar el papel de la "mala suerte". En resumen, permite ordenar los acontecimientos, sin lo cual nos ahogariamos en un mar de hechos arbitrarios. Ahora bien, el mencionado deterioro de los planes y programas politicos expresa la creciente desvinculacion entre presente y futuro. Existe aqui, como en otros paises, una crisis de la conduccion politica que ya no es capaz de acotar la incertidumbre. A mi entender, existe un retraso de la politica respecto al proceso de modernizacion economica. No como por retraso el hecho de que vivamos en una sociedad de tres, cuatro o mas velocidades y no creo que podamos sincronizar las distintas dinamicas. Veo el retraso de la politica en la mencionada crisis de conduccion. Ella cristaliza la dificultad por asumir una tarea central de la politica: la construccion del futuro. Hacer politica es hacer futuro. Estamos habituados a enfocar dicha construccion de futuro como una estrategia de cambios sociales. Dicho enfoque se revela simplista; la experiencia de la izquierda latinoamericana ensena que no basta disenar y ejecutar una politica de cambio (por necesarios que aparezcan y efectivamente sean). Vivimos una epoca de transformaciones aceleradas, algunas deliberadas y otras impuestas a espaldas nuestras. El desafio consiste en encauzar y orientar dichos procesos en la direccion deseada; o sea, conducir la transformacion de la sociedad. Ello involucra un aspecto clave del factor tiempo: darle duracion a las innovaciones. En un periodo en que todo lo solido se diluye, el reto principal de la politica radica en crear tiempo, generar futuro. He desarrollado muchas de las ideas aqui esbozadas en el capitulo "El realismo politico una cuestion de tiempo", de mi libro tanto, el lector interesado tiene mucho mas que un consuelo. El Instituto de Estudios para la Transicion Democratica, que dirige Jose Woldenberg, acaba de publicar el estudio de Juan Linz: La buena presentacion de Alonso Lujambio y Helena Varela, ofrece sugerentes pistas sobre su relevancia para el caso mexicano. Dicho en breve: afinar nuestra sensibilidad por lo que son acciones prematuras, postergadas o de ultima hora, las decisiones desesperadas o acciones para ganar tiempo, contribuye en definitiva a visualizar el tiempo oportuno. Darse tiempo a reflexionar estos interrogantes fascinantes ayudara al ciudadano y dirigente politico a abordar "a tiempo" las nuevas dinamicas del proceso politico mexicano. *Doctor en Ciencia Politica y profesor investigador en Flacso, sede Mexico. vas dinamicas del proceso politico mexicano. *Doctor en Ciencia Politica .