SECCION CULTURA PAGINA 35 BALAZO: APUNTES SOBRE EL POETA CABEZA: CREDITO: CARLOS MONSIVAIS a disminucion notoria del numero de lectores de poesia, ya no mas, socialmente hablando, la prueba de espiritualidad o de refinamiento, y en segundo lugar a la indole de la obra de Gutierrez Vega que, de Buscado amor a Nuevas generaciones, requiere como la obra de Ruben Bonifaz Nuno o de Eduardo Lizalde de un conocimiento retorico y de una o el lenguaje perfecto que le da al lector la oportunidad de considerar tambien su propia vida como una epopeya. Entre otras cosas, eso ha hecho Sabines: le ha dado a sus lectores la impresion de que lo vivido (el dolor, el luto, la lujuria, los pensamientos casuales, las impresiones) forma parte de la epica desconocida. A diferencia de Sabines, Gutierrez Vega no fundamenta su poesia en las experiencias cotidianas. El ha creado, y Las peregrinaciones del deseo lo demuestra, un personaje entranable que, coincide o no con las caracteristicas del propio autor, es radicalmente autonomo en su espacio poetico. Este personaje de Gutierrez Vega es ironico sin ser profesionalmente sarcastico, es despiadado consigo mismo para equilibrar la actitud narcisista, es generoso al distribuir su idea de la realidad, tan fragmentario, tan melancolica. Es un personaje que no busca representar a los lectores, ni universalizar sus deseos y miedos, pero que inexorablemente, cree en que solo con el idioma poetico se alcanza el punto de fusion entre lo imaginado y lo vivido. En Nuevas peregrinaciones, poesia 1986-1993, (Ediciones del Gobierno de Jalisco, 1994), Gutierrez Vega, al cabo de muchos viajes, anoranzas, destierros y arraigamientos psicologicos, entre sedimentaciones amistosas y culturales, renuncia aunque no del todo a su personaje, el de Mexico-Charenton, el de la burla de si y la alabanza del autoflagelo involuntario de los otros, y se consagra al perenne descubrimiento del paisaje y al canto a la fragilidad y perdurabilidad del instante. Renuncia, digo, pero no del todo, porque la melancolia jamas conseguira prescindir de la ironia. Soy un versero viejo y a veces no se que hacer con mis versos. Ni siquiera se porque los hago, sin embargo, la obligacion de disparatar debe cumplirse aunque al final del camino solo nos espere el silencio: esa mujer velada vista de lejos en la media luz de los aeropuertos. En Nuevas peregrinaciones lo que gana es la apropiacion de la experiencia multiple (del paso de la vida, de los paisajes cuya esencia jamas apresaremos, de las enfermedades, de la cuantia de lo que ya no nos fue dado conocer, del gozo de adquirir revelaciones a cambio de metaforas). Gutierrez Vega procede a traves de golpes de vista, de relatos que hila y deshila el gusto del idioma, de impresiones finisimas: El cielo de Itabuna fosforece. Es tan humedo el aire, el calor tan espeso. Diriase que a esta noche van a brotarle orquideas. entido unitario a lo fugaz: Quiero que sepas, amada persona, que toda la noche cayo la nieve en la montana lejana de si misma; una nieve espesa, triste, pero, a veces, cuando la mire con el recuerdo de tus ojos, se volvio casi azul, de un azul tenuemente alegre. Colorido, escenarios que van modulando los estados de animos, pesadumbre de la sonrisa. En Gutierrez Vega no hay en el sentido aparatoso del termino influencias. Si, y ampliamente, afinidades selectivas: Carlos Pellicer, Cesar Vallejo, Dario (a la distancia, trepado sobre la oratoria), Rilke, Antonio Machado, la poesia anglosajona, Cavafis, Seferis. Y la cauda de paisajes, el implacable contexto de la poesia de Gutierrez Vega. Todo es paisaje, la Acropolis, Salvador de Bahia, Tebas, Georgetown, Praga ... y el gato de Mistras, que me lleva inexorablemente a recordar a Lezama Lima: El gato observo todo el afan: chocaban las armas, gritaban las mujeres, y los sacerdotes en las esquinas anunciaban el fin del mundo. El gato lamio su rabo tranquilo y entrecerro los ojos. Acostado en una terraza del palacio del Despotado su figura contradecia la agitacion creciente. Penso en rios de leche, sardinas plateadas, chimeneas encendidas, tardes de oro, suaves alfombras, y las manos de su duena recorriendo el lomo goloso. El mundo es nada mas esto, dijo, y se dedico al aseo de su mano derecha. El presente ignora el futuro y el pasado es leche tibia, sol alto y manos suaves dando calma y placer. Asi es la vida. Gutierrez Vega integra su obra con suavidad, inteligencia, ironia, placer de los alimentos terrestres, devocion por la literatura, fe en lo inadvertido (asi por ejemplo, una columna rota entrega los secretos de una ciudad), ganas de contemplar a cada una de sus amistades como a una pelicula de los cuarentas (tragicomedias por lo comun), elegias donde el lirismo universaliza la perdida (las dedicadas a Manuel Puig e Ignacio Arriola por ejemplo), retratos que son nostalgia de la narrativa. Todo angel es terri ble, si pero la vida ha tenido piedad del amor y lo ha cuidado. Y el amor en la poesia de Gutierrez Vega, es todo menos la experiencia directa. Gutierrez Vega sigue creyendo, no obstante su depuracion coloquial, en la utilizacion noble de la retorica, y en el uso francamente ortodoxo de las grandes palabras poeticas. Y esta alianza de sencillez y complejidad adquiere su sentido mas preciso al leer el propio Gutierrez Vega sus poemas (El pone de relieve las sonoridades que uno, victimado por la prosa periodi stica, ya no le aporta a su lectura silenciosa). El, ante todo un hombre de letras, translada su amor a la forma a otras regiones: la amistad, el viaje, la tarea diplomatica, y la manera de decir .