SECCION CULTURA PAG. 37 CREDITO: CABEZA: Eso exactamente nos preguntamos creo que el dia 11 o 12 de junio pasado mi esposa Hilda y yo, plantados bajo el terrible sol turco en una de las avenidas de la ciudad, donde nos hallabamos naturalmente perdidos e intentabamos dar con algun sitio donde fuera posible comer algo ligero y beber una Estambul se le viene a uno encima desde que el crucero turistico en que uno se traslada alli (mas de 24 horas de travesia por el Mar Egeo y luego por el de Marmara, y partir del puerto ateniense del Pireo), atraca en los muelles. No es el fin del mundo, pero lo parece al deslumbrado visitante que se encuentra en esos parajes de belleza imponente, lengua incomprensible y panorama urbano, y humano, desconcertantes. mable vendedor de algun articulo callejero se acerca a nosotros. Imposible en solo una noche, una manana y una tarde, aspirar a mas que una vista de pajaro sobre las riquezas, las miserias y los esplendores antiguos de esa infinita urbe, hoy con catorce millones de habitantes, que se extiende desde hace tres milenios sobre el continente europeo y sobre todo el asiatico. Mucho menos seria posible visitar, si no se dispone de meses, o de semanas al menos, la region en la que se levantan las supuestas ruinas de la antigua Troya, en la parte oriental del Estrecho de los Dard anelos, unica puerta al Mar de Marmara. El Marmara forma el triangulo acuatico que rodea Estambul con el Estrecho del Bosforo y la riada del Cuerno de Oro. Sobre el Bosforo cruza el primer gran puente que unio a los dos continentes. Un rapido paseo por las mezquitas de Santa Sofia y las del Sultan Ahmet, que se encuentran construidas una frente a otra y rodeadas de tan vastos como bellos jardines, basta para agotar el dia entero del turista, pues los dos maravillosos edificios son gigantescos y representan ellos solos mas de un milenio de arquitectura grandiosa, ya que Santa Sofia fue construida durante el imperio de Constancio, hijo de Constantino, a mediados del siglo IV (remodelada en el VI), y la del Sultan Ahmet, mil cien anos des pues, en las primeras decadas del siglo XVII. Por cierto, a ninguna Santa Sofia fue dedicada la antigua mezquita, llamada asi popularmente por error. Fue originalmente un templo edificado en honor de la Sabiduria Divina (Haghia Sofia). Tanto la mezquita de Amhet, o Mezquita Azul, como la de Soliman el Magnifico, son dos elefantes petreos y blanquecinos, visibles a gran distancia desde que las naves se aproximan a las costas de la Ciudad. Buscando el de Soliman, caminamos tres horas, nuevamente desubicados, hasta encontrarnos en el algo siniestro barrio de Eyp, muy proximo a los muelles, y en la seccion en que se estrecha el Cuerno de Oro, un sitio sagrado para el Islam, donde perecio Eyp el Ensari, durante el sitio arabe de la Ciudad; un representante del profeta Mahoma en cuyo nombre se levanta precisamente la mezauita de Eyp. Volvimos agotados al barco, para refrescarnos de la agotadora jornada y, desde la borda, confirmamos que alli estaba, en lo alto de una colina, sin posibilidad alguna de pasar inadvertido, el mamut de la mezquita de Soliman, la mas grandiosa de todas, que construyo el arquitecto Sinan, un Miguel Angel musulman entre los anos 1550 y 1557. Tomamos prudentemente un taxi para llegar por la tarde al edificio. Casi a eso se redujo nuestra meteorica visita de Estambul, que fue capital de tres imperios durante mas de milenio y medio (el romano, el bizantino y el otomano), y en la que reinaron casi dos centenares de sultanes y emperadores romanos y bizantinos. Tambien, sin animarnos a entrar solos por la noche en el complejo laberinto estambulico, nos dejamos llevar por la guia de turistas a una cena tipica (de calidad bastante mediana), donde se nos llevo en compania de una multitud de payos (como nosotros), japoneses, chinos, portugueses, brasilenos, ingleses o escoceses, a presenciar un espectaculo de hermosas bellezas turcas que se encargan en esos barrios de la tradicional danza del vientre. Tampoco pudimos hacer una visita al celebre Gran Bazar, se dice que el mayor mercado cubierto del mundo asiatico, cuyas sesenta calles y mas de cuatro mil comercios se encontraban en descanso dominical. Nos hemos puesto, fascinados, pero algo desencantados por aceptar visitas tan vertiginosas e irresponsablemente rapidas a un sitio de tal extension, y procedemos ya, naturalmente, a revisar sobre Estambul, tanto como a contemplar los placenteros videos que sobre la ciudad empieza ya a haber en nuestros puestos de periodicos. * Poeta y escritor. .