SEC. INF. GRAL. PAG. 2 CABEZA: Contra la antipolitica CREDITO: Ciro Mayen* En poco mas de seis meses dos destacados e influyentes representantes del Partido Revolucionario Institucional, Luis Donaldo Colosio y Francisco Ruiz Massieu, han sido asesinados en semejantes circunstancias, dos politicos con vocacion reformadora, hacedores de ideas y propuestas, dos cercanos colaboradores del presidente Salinas y dos hombres clave de la transicion en los anos venideros, dos perdidas irreparables producto de la antipolitica. Aclarar ambos crimenes para establecer los nexos entre los autore s materiales y los autores intelectuales ademas de una exigencia de la sociedad, es una condicion fundamental para estructurar una vida social segura y confiable. La muerte de estos dos hombres han mostrado el descredito del regimen en materia de procuracion de justicia, seguridad publica y la persecucion de los delitos, por otro lado, y para fortuna de todos, ha mostrado las grandes reservas de sensibilidad con que la sociedad cuenta. Al unisono practicamente todas las fuerzas, organismos y destacadas personalidades de las mas disimbolas ideologias, han alzado su voz en contra de estos brutales asesinatos. Debemos lamentarnos, ante todo, por las perdidas humanas, p ero tambien por la frecuencia de este tipo de acciones que por momentos parecen amenazar valores fundamentales de la sociedad. Las autoridades judiciales dieron ya pasos importantes. A cinco dias del homicidio de Ruiz Massieu ya estan identificados y detenidos algunos de los responsables de este atentado, si bien las declaraciones hechas por los detenidos implican fundamentalmente al diputado federal Manuel Munoz Rocha, las investigaciones no pueden, ni deben detenerse ahi, es necesario llegar al fondo, no debemos conformarnos con ejercitar la justicia solamente sobre quienes hayan sido piezas terminales o intermedias. Coincido co n quienes advierten que no debemos confundir el esclarecimiento de los moviles del crimen, con la busqueda de la venganza. Sin embargo, lo menos que puede decirse ante el nivel que han alcanzado este tipo de acciones violentas es volver a lo basico, restituyendo el valor del derecho y el sentido de la coaccion legal y justa por parte del Estado para vivir con seguridad y en paz. A decir verdad, el paralelismo en los homicidios de Ruiz Massieu y Luis Donaldo Colosio, asi como la carta recibida por el diario Excelsior el dia de ayer, en la que uno de los grupos, al parecer mas poderosos de narcotraficantes en America Latina pide que se suspendan las acciones en su contra o de lo contrario amenazan con nuevos atentados, debilita la teoria sobre "el asesinato solitario" de Luis Donaldo, nuevamente alientan la presuncion fundada de que el atentado en que perdiera la vida el card enal Posadas y el secuestro del banquero Harp Helu no fueron sucesos accidentales o aislados. El denominador comun de estos actos violentos es que ocurren en el ultimo tramo del sexenio que tuvo por rasgo fundamental una profunda reforma del modelo de desarrollo y un recambio en la composicion del grupo gobernante. Es de suponer que, inclusive, el propio reacomodo del grupo en el poder produjera una reaccion al rumbo emprendido. En franjas importantes de la sociedad se intuye que todos estos hechos han sido intentos por desestabilizar el proceso de transferencia del poder politico en Mexico. Es evi dente que existen fuerzas poderosas que estan actuando en franco desafio al poder del Estado, imposibilitadas por su naturaleza a actuar publicamente, han recurrido primero a la amenaza, luego a la intimidacion y finalmente al crimen politico para lograr sus propositos, lo que conduce paralelamente a la vulnerabilidad de la seguridad del Estado. Sus actividades transgresoras no parecen tener limites y afectan al conjunto de la sociedad, pues empujan al pais por un sendero de violencia organizada desde el an onimato. Las tensiones vividas antes, durante y despues de las elecciones del 21 de agosto no tienen punto de comparacion con estas felonias. El crimen organizado y la violencia no solo no son inadmisibles porque atenten contra las victimas directas, sino porque atentan contra las formas civilizadas de convivencia humana. La incertidumbre de que, de pronto, puedan sobrevenir accidentes de esta naturaleza en nuestras vidas debe ser atajada, ya sea por conviccion o por la conveniencia de mantener un Estado de Derech o que ofrezca certidumbre para todos. La tarea fundamental de un Estado en materia de seguridad publica y procuracion de justicia es garantizar transparencia, sencillez y brevedad en el esclarecimiento de los delitos. Pero detengamonos en una cuestion muy importante. La creacion de un Estado que se rija por la estricta observancia de las leyes, honesto y eficiente, es una creacion colectiva en la que debe tomar parte la sociedad y no solo el gobierno, los partidos, los organismos profesionales, gremiales, sociales, empresariales, las instituciones religiosas, etcetera, todos somos corresponsables en el fomento de una cultura de la legalidad. Hay muchos frentes de accion social y hay que actuar juntos, sociedad y Estado, para reconstruir en forma acelerada algo tan sencillo que no hemos podido aun lograr, a pesar de tantos compromisos discursivos, que la autoridad cumpla y haga cumplir las leyes. El animo de los ciudadanos que no creen en las instituciones encargadas de impartir justicia, que no creen en las policias por ser victimas de sus vejaciones, podria ser superado si establecemos un gran frente contra la violencia y la impunidad que cierre el paso a los que hoy se atreven a desafiar al Estado y ponga punto final al sistema de sobornos e impunidades que hoy padecemos. No sobraria que los partidos acentuaran la civilidad en su comportamiento como una forma de contener las conductas de la anti politica y dar paso a un ambiente de confrontacion democratica. *Economista y profesor de la Escuela Superior de Economia del IPN. .