PAG. 25 SECCION: INTERNACIONAL CABEZA: LAS DICTADURAS CREDITO: FERNANDO SAVATER* Julio Anguita no siempre, ni mucho menos, dice cosas risibles o truculentas, pero se las arregla para que casi todo lo que dice suene risible o truculento. Por esta capacidad ludica involuntaria sera recordado dentro de muchos anos con especial carino. Sin embargo, la comparacion de Pujol con Franco ha estado mal traida. No porque carezcan de puntos en comun, pues en cuanto nacionalistas sin duda se parecen: como la homogeneidad nacional no existe ni en Cataluna, ni en Espana, ni en ninguna parte, la unica forma de poder especular politicamente con ella es identificarla con un partido y con un lider, frente a los cuales todo el resto de los ciudadanos son, en el mejor de los casos, advenedizos y en el peor conspiradores. Pero a partir de ahi las diferencias se hacen radicales entre un politico democrata, con sus argucias y sus astucias, y un dictador. Ya se que ahora esta de moda decir que viene a ser mas o menos lo mismo, de tal modo que si Pujol se parece a Franco, Felipe Gonzalez puede ser todavia peor que Franco, que por lo menos tenia unas preocupaciones sociales de las que se nos ha informado ultimamente. Sin embargo, parece recomendable fijarse un poquito mas. Es curioso que a Anguita no se le haya ocurrido comparar a Fidel Castro con Franco. Ahi si que el parentesco es indudable: dictadura personal, supresion de partidos politicos, regimen policial, encarcelamiento de opositores, censura de prensa, sustitucion del debate publico por la propaganda politica... y tambien nacionalismo, pues ser anticastrista resulta ser anticubano. Pero este tipo de nacionalismo no parece molestarle especialmente ni a el ni al diputado de su coalicion, Antonio Romero, cuando declara a Servimedia que los castristas publicos, y no lo es Castro, que secuestra las libertades publicas? Claro que para el vidente Romero, que es una especie de Rappel de los gustos politicos caribenos, la mayoria de los cubanos esta con Fidel, como ha demostrado en Lo mismo pasaba en Espana, donde todo el mundo era franquista y lo demostraba al primer referendum en que se lo preguntasen. De modo que ya se sabe y Julio Anguita nos lo recuerda: el problema en Cuba es el bloqueo norteamericano, o sea el embargo economico norteamericano, o sea que los americanos no pueden invertir libremente en Cuba y sacarla con sus fondos capitalistas del atolladero miserable en el que la ha metido una economia colectivista subvencionada por los rusos, contra la cual ni Anguita ni Romer o tiene ninguna critica que formular, pese a lo mucho que saben de economia. ¨Sera que les gusta? No me lo puedo creer. Resulta que para muchos, Fidel Castro es un dictador, habra que admitirlo, pero un dictador frente a muchas frustaciones e injusticias. Si releen ustedes los articulos hagiograficos sobre Maradona tras su expulsion del Mundial, publicados en este mismo diario por Mario Benedetti y Eduardo Galeano, comprenderan a que me refiero: el heroe popular que deslumbra con su juego heterodoxo y genial, la conjura de los poderosos que no permiten a nadie desafiar las normas por ellos establecidas, la calumnia, el bloqueo, el oprobio injusto de analizar la orina y menospreciar la gloria, etcetera. En Espana, en cambio, el anhelo compensatorio es de orden diferente. Muchos antifranquistas no detestaban a Franco porque fuese un dictador, sino porque era un dictador de derechas. Cultivaron el anhelo de un Franco tes, este franquismo antifranquista aun sigue vigente: es normal que Juan Echanove, que con tanta gracia ha representado al dictador olucion Para apoyar la dictadura se mencionan los logros del castrismo, lo mismo que tantas veces oimos hablar de los del franquismo, o del saneamiento economico de Chile llevado a cabo bajo Pinochet, o las victorias contra Sendero Luminoso de Fujimori. Es obvio que una dictadura puede introducir mejoras sociales, o economicas, o de orden publico. Tambien resulta evidente que una democracia puede fracasar en el intento de remediar tales problemas, aunque Amartya Sen nos convenza de la capacidad de las democracias p ara prevenir hambrunas, no haya habido desde la Segunda Guerra Mundial ningun conflicto armado entre dos democracias y la mayoria de los paises desarrollados tengan gobiernos democraticos. Pero es que la dictadura es ante todo un mal politico, y es ese mal el que se remedia con la democracia. Por supuesto, otros muchos males de orden social pueden seguir vigentes: quiza haya guetos en Estados Unidos en los que se viva tan mal como en Haiti (peor, imposible), pero ello no quita que se ven libres al menos del dano anadido de carecer de libertades politicas. Ninguno de los defectos de las malas democracias estamos ciertos que pueda resolverse con una buena dictadura: ninguno de los logros educativos o sanitarios del regimen castrista, por ejemplo, exige necesariamente (ni por tanto justifica) la represion policial o la ausencia de libertad politica. En cualquier caso, la democracia no puede medirse segun su eficacia para resolver el problema de la redistribucion economica o de la salud publica, sino por la fuerza emancipatoria con que aborda un unico problema, de radical importancia: el poder politico. Sin embargo, no es Cuba, y no digamos ya Peru, Haiti o Irak, dictaduras pobres y patentemente ineficaces, las que hoy de verdad retan a la conciencia democratica. El peligro esta en las autocracias de Extremo Oriente, ultraproductivas y disciplinadas. Ayer se justificaba la dictadura del proletariado como via a la sociedad sin clases; hoy se legitima la dictadura de los capataces paternalistas como camino hacia el pleno desarrollo. La protesta ante ellas es considerada como es lo importante es que el gato, negro o blanco, cace millones. Me considero reo de esa culpa y aun mas: lamento que en este fin de siglo de fundamentalismos, el democratico sea el menos extendido. Catedratico de Filosofia de la Universidad Complutense de Madrid. Especial de El Pais para El Nacional. .