SECCION CULTURA PAGINA 37 CABEZA: TIEMPO LOGICO CREDITO: PATRICIA MORALES contemporaneos acontecimientos sucedidos hace muchos anos, decadas incluso; y parecen lejanos, definitivamente borrados, hechos y sentimientos que tienen un mes de vida. El tiempo se adelgaza, se alarga, se contrae, forma grumos que parecen poder tocarse con la mano, o como bancos de niebla se disipan y desvanecen en la nada. Es como si el tiempo tuviera muchas vias, que se cruzan y separan, sobre las cuales transcurre en direcciones opuestas y diferentes (...). No existe un unico tren del tiempo con una u nica direccion y a una velocidad constante. El tiempo, anade Ciorian, esta de tal manera constituido que no resiste la insistencia del espiritu en sondearlo. Ante ella su espesor desaparece, su trama se deshilacha y unicamente quedan jirones con los que el analista debe conformarse. Y es que el tiempo no esta para ser conocido sino para ser vivido; escudrinarlo, excavarlo, es envilecerlo, transformarlo en objeto. El psicoanalista no obedece al tiempo convencional que marcan reloj y calendario sino que tiene el suyo propio: el del alma, que la clinica respeta; es el tiempo en el que se manifiesta el inconciente, el o afectar, que produce al sujeto en la anticipacion de si certeza. El instante de la mirada aparece en relacion con el deseo, que siempre senala un hueco, una falta, fractura. Otro interroga al sujeto con su deseo y ese deseo, a saber por que, toca al sujeto, le concierne. Este primer instante se expresa en angustia porque esta ligado a una perdida, transformacion del yo cuando algo llega y lo despierta, lo atormenta; es angustia ligada a una relacion dual, especular, que esta proxima a desvanecerse. Debe entonces suceder algo que el sujeto no pueda abordar sin un cierto vertigo. La angustia entonces, que definiria el instante de ver, seria ese tiempo de suspenso irrepresentable en el que la libido enloquece sin dar con una palabra que la contenga y alivie, sea porque el objeto se desmorona, se le cae, o porque uno nuevo interroga al sujeto desde un lugar ignoto; esta obligado a responder pero no sabe como, todavia no sabe, apenas siente y vislumbra. Esta situacion, insostenible, empuja al sujeto al tiempo segundo para elaborar, comprender. Momento ya no de angustia pero si de miedo, en que se lo escenifica, se le ponen nombres; se inventa, se reconstruye la historia, se buscan significado y sentido. El tercer momento, de concluir o efectuar, ya no expresa su juicio con palabras sino en acto; y su valor reside menos en la incertidumbre que lo suspende que en la certeza siempre anticipada que lo introduce. Aquella epifania inicial, aparicion del instante primero de la mirada, encuentra una salida, se resignifica en virtud del segundo tiempo, el de elaborar. La interrogante, que ya contenia su respuesta pero el sujeto no lo sabia vez demanda, en la que se articula el deseo. Las palabras, el trabajo de este segundo tiempo marcan el pasaje de la relacion dual a la inclusion del tercero del lenguaje y la ley. Que establece un corte y, al separar, propicia el renacimiento del sujeto que luego del acto ya es otro. Imposible dar cuenta de la verdad que se juega en el psiconalisis, su tiempo logico, solo la conocemos por sus efectos. .