SECCION ESPECTACULOS PAG. 45 BALAZO: PRIMERA LECTURA CABEZA: Don Juan, reflejos de amor y pecado CREDITO: MALKAH RABELL Don Juan continua multiplicandose a traves de la historia del mundo y de la literatura. Don Juan es un tipo eterno e indefinido. Cada epoca lo engrandece o empequenece. De teatro en teatro, de poema en poema, el fogoso aventurero rompe su marco y cambia de rostro. Deja la influencia de Byron, de Hoffman, de Gautier y de todos los poetas que lo han cantado y sufre una transformacion. Pero de todos los grandes que han intentado apoderarse de los reflejos de esa extrana figura, tres son los que lo han logrado y han dejado de el la imagen mas conocida: Tirso de Molina, Molire y Mozart. El Don Juan de Tirso de Molina es el capitan del sacrilegio y del desorden. Cree en el Dios a quien ultraja, en el alma a la que pierde, en el diablo que lo posee; y va a las llamas del infierno como iria al fuego de las batallas, por valiente y por cuidar de su honor. El Don Juan espanol es un pecador en el sentido catolico del vocablo, pero no es un impio. Es la sensualidad hecha carne. Apenas se toma la pena de seducir a las mujeres. En realidad las conquista, o ni siquiera las conquista, sino que las vi ola con enganos y mentiras. Las ataca como si fueran una presa. Grande en el vicio, guarda en medio de sus maldades cierta nobleza nativa, y a veces pronuncia frases dignas del Cid. El Don Juan de Molire no tiene el porte soberbio de su colega espanol. Es un pecador glaciar, un ateo, un libertino sin brios ni entusiasmo, y muchos autores lo consideran un Tartufo equivocado. De Molire paso a la musica de Mozart, de la cual salio rejuvenecido y resplandeciente. Por lo menos asi lo consideran numerosos criticos musicales. En la lista ya larga de los Don Juanes, desde el Guiovanino de la Comedia del Arte hasta el Tenorio de Jose Zorrilla, acaba de surgir uno del todo novedoso, ultima sublimacion del ya sublimado personaje de la corte del amor universal, o del desamor, porque no puede ser amor un sentimiento que cambia cada dia de elegida. Acaba de reunirse con sus hermanos Tenorios un Don Juan santo y perverso, asceta y enamorado, que termina por trocar su capa de aventurero galante por la casulla del monje, su espada por la cruz y su busqueda de un amor terrestre por un amor que de pronto se abre paso en su alma: el amor a Dios. Este recien llegado es Don Miguel de Manara, personaje descubierto en quien sabe que vieja cronica por un autor tan poco conocido como el pais del cual es originario: Milosz, escritor lituano. Pero en Mexico nos ha conquistado el Tenorio espanol, el de Jose Zorrilla, poeta, novelista y dramaturgo nacido en Madrid en 1817 y fallecido en 1893, es decir, hace casi 100 anos. Este poeta, en plena epoca romantica, trajo en su voz y bajo su pluma a un Don Juan disntinto, que ha dejado de ser el vulgar calavera. Los romanticos le han impuesto una psicologia renovada, segun la cual Don Juan simboliza la aspiracion al ideal, al amor de un errante que busca por el mundo a la mujer de sus ensuenos y rechaza como indignas de su atormentado corazon la multitud de mujeres que se le han echado en los brazos. El vicio ha profanado su cuerpo, pero un deseo celeste anida en su corazon. Algo de este romanticismo ha seducido al publico mexicano desde muchos anos. Lo ha seducido ese mitomano que se hinca de rodillas con toda sinceridad ante el padre de Ines, mujer que representa su tierna imagen sonada. Esta ingenua lleva en su corazon un amor que conquisto el perdon para el hombre amado, el perdon divino, el perdon de las fuerzas superiores. Segun Guillermo Diaz-Plaja, Zorrilla "sobresale mas en la epica que en la lirica, es decir, que mas que referirse a sus sentimientos sabe describir, con pinceladas fantasticas, lo que ve o imagina ver...". No obstante, lo que indudablemente conquista al publico de todos los paises es el Don Juan Tenorio, del cual se festeja su lenguaje claro y comprensivo, sin mayores complicaciones lingisticas. .