SECCION ESPECTACULOS PAGINA 45 BALAZO: CONVERSACIONES CABEZA: Michael Dorf, el arte de la vanguardia /I CREDITO: XAVIER QUIRARTE Como todo nino judio, Michael celebra con su familia los ritos religiosos y las fiestas que invariablemente van acompanados de cantos y musica. Escuchar a Miles Davis y Led Zeppelin a los nueve o diez anos le descubre un nuevo horizonte: quiere ser musico. Consigue una guitarra y empieza a tocar los acordes mas elementales. Entonces sucede una tragedia: uno de sus amigos es tan buen guitarrista que desiste de su empeno. "En lugar de tocar, decidi escuchar", dice Michael con una sonrisa, muchos anos despu es. "Creo que de inmediato me converti en un gran escucha de la musica". En una noche fresca de octubre estamos instalados en el cuartel de Michael Dorf en The Knitting Factory, el tercer piso del edificio que pronto cerrara sus puertas para mudar esta fabrica de sonidos desafiantes a un sitio mucho mas amplio. Mientras a lo lejos se escucha el sonido cortante del saxofon de Elliot Sharp, Michael acepta charlar sobre la historia del lugar que desde mediados de los ochenta ha sido sede de la vanguardia jazzistica. Michael Dorf llego a Nueva York en 1976 con los demos del grupo de rock Swamp Thing bajo el brazo y la intencion de fundar una pequena compania de discos, asi como abrir un espacio para presentar conciertos. La disquera recibio tan poco dinero que anos despues decidio dedicarle mas atencion al pequeno edificio de tres pisos, que junto con su socio Bob Appel, habia bautizado como The Kinitting Factory en recuerdo a la fabrica de sueteres en la que ambos habian trabajado. Muy pronto el lugar que habia albergado a unas oficinas de la compania de cosmeticos Avon se convirtio en un terreno notablemente fertil para la experimentacion. La formula de tan inesperado exito no esta guardada en una caja de seguridad, simplemente son contados los empresarios que arriesgarian todo su capital (que en el caso de Dorf y Appel era muy reducido) para apoyar un proyecto de musica no comercial, demostrando que hay publico para expresiones del arte no convencionales. "Creo que mis intereses en la musica ayudaron a que este lugar creciera muy rapido. Tambien conte con mucha suerte y con la ayuda de grandes musicos de diversas areas, desde el jazz y el funk hasta musica que no tiene un nombre, y los cuales necesitaban un lugar para presentarse. Mi idea era establecer un sitio que fuera divertido, con buena atmosfera y tal vez manejado por alguien de Wisconsin que todavia no fuera tentado por Nueva York y tuviera algunas ideas frescas de como llevar un club. Eso fue realme nte lo que sucedio, se levanto muy rapido". En esos dias, recuerda Dorf, musicos tan importantes como Cecil Taylor, John Zorn, Elliot Sharp y otros menos conocidos creaban grandes obras de vanguardia que no eran difundidas. "Tuve suerte de que todos vinieran a The Knitting Factory porque necesitaban un lugar para presentarse y desarrollar su trabajo. Empezaron a utilizar el club para dar salida a su musica". Las propuestas que se generaban en el club pronto empezaron a ganar adeptos en Europa gracias a una serie de festivales organizados por Dorf. "Llevabamos de tres a seis grupos para tocar en quince o veinte ciudades, noche tras noche. Solo empacabamos y nos ibamos a un festival Knitting Factory. Durante cinco anos hicimos estos festivales y realmente esa fue la forma de desarrollar el club y los artistas. Ahora hemos fundado una oficina en Amsterdam y funcionamos mas bien como una agencia que lleva a tal o c ual grupo de gira a diversas ciudades europeas". La importancia de las giras se conecta directamente con la pequena compania de discos que sostiene The Knitting Factory. Dorf es un empresario que no deja suelto ningun cabo. "Las giras promueven los discos grabados en el club y los discos promueven al club. Hemos desarrollado una pequena industria cuya mentalidad es hacerlo todo: administrar, organizar giras, grabar discos y hacer promocion. Cuando no hay otras giras, los musicos regresan a Nueva York para tocar en The Knitting Factory". Legendaria se ha vuelto la anecdota sobre el primer musico que vino a tocar a The Knitting Factory. Con una sonrisa Michael accede a contarla. "Lei un anuncio que el pianista Wayne Horwitz habia publicado en el Village Voice que decia: ¨Musico de jazz? Por favor llame a Wayne Horwitz. Lo llame, el penso que yo hablaba de un restaurante y vino listo para tocar standards. Cuando lo escuche tocar una pieza de Monk le dije: Me gusta esa. ¨Te gusta eso? -pregunto a su vez-, hombre, tengo muy buenas cosas para ti. Le gusto el lugar, contrato a Bill Frisell y a una bola de improvisadores y empezaron a tocar los jueves". A la segunda semana, inesperadamente se presento John Zorn a observar el lugar. Alguien se lo presento a Michael y este simplemente le pregunto si queria hacer algo. La respuesta fue simple y directa. "Si, ¨que tal el domingo a medianoche?" "Los dos somos un poco compulsivos y desde ese momento nos volvimos amigos. A el le gusto el hecho de que me mostrara abierto para contratarlo en fin de semana. Las cosas resultaron realmente bien." El merito de consolidar The Knitting Factory no es exclusivo de Dorf, y el asi lo sabe. "Definitivamente muchos de nosotros hemos crecido juntos y nos hemos ayudado mutuamente. Algunos musicos se han vuelto mas conocidos y ciertamente eso ayuda a The Knitting Factory. El hecho de que el lugar ha podido sobrevivir, crecer y expanderse tambien ha ayudado a otros musicos. Esto es algo a lo que hemos contribuido todos, es resultado de una relacion dinamica entre ambas partes". Once anos de historia han convertido a un creciente grupo de musicos de diversas tendencias en una especie de comunidad Knitting Factory. Michael se rie: "Si, hay una comunidad, pero es chistoso, porque esto me mete en ciertos problemas con algunos musicos. Supuestamente yo los conozco a todos, pero... Por ejemplo, si voy a una fiesta y me encuentro con dos musicos y nos ponemos a platicar, doy por hecho que se conocen. Por alguna razon estoy seguro de que John Zorn conoce a Steven Bernstein, por ejemplo (q ue si es el caso). Pero en realidad muchas veces no es asi. "Entonces resulta que segun yo si existe una comunidad, pero de hecho hay otras comunidades menores. Eso me mete en problemas porque ante mis ojos hay una gran comunidad Knitting Factory, pero de hecho son muchas familias y, como en todas las familias, hay problemas entre los hermanos. La analogia no funciona a la perfeccion", dice y suelta una carcajada. Uno de los grandes incentivos para los musicos es poder participar en diversos proyectos que les abren otras ventanas para la experimentacion. "Knitting Factory no es como el mundo del rock en Los Angeles, donde tienes una banda de tres o cinco musicos y ese es tu grupo para toda la vida. Te hacen firmar un contrato de diez anos con una gran compania y no puedes hacer nada, a menos que este en el contrato. Y esa es la mentalidad de la industria. En el caso de The Knitting Factory los musicos sacan dos o tre s discos con su nombre cada ano y despues participan en las grabaciones de otras veinte personas. Todos trabajan con todos y no hay una sola entidad que les robe sus vidas". Semanalmente Michael Dorf recibe cientos de cintas de musicos que quieren tocar en The Knitting Factory. El proceso de seleccion es arduo, confiesa el empresario. "Por primera vez contrate a alguien para que me ayude a escucharlas. En algunos lugares no aceptan cintas no solicitadas, pero yo no puedo hacer eso, siempre aceptamos materiales. Es algo dificil decidir a quien contratas, pero me guio por recomendaciones de musicos. Si Elliot Sharp me presenta un proyecto ni lo pienso y lo contrato. Si el me habl a de una banda realmente buena, la contrato basado en su recomendacion. El es el musico, el sabe. Yo se lo que me gusta, pero tambien tengo que pensar en el resto de la gente. Asi que me baso mucho en las recomendaciones para programar los conciertos. "Escucho las cintas y si me parece que la musica vale la pena llegamos a un arreglo. Recibir tantas propuestas es una de las razones por las que nos vamos a mudar al nuevo local en el que contaremos con dos espacios. Uno mas grande y el segundo de buen tamano como para presentar conciertos en forma. Si en esta sala el concierto resultara un desastre financiero, todavia me queda el otro espacio que esperemos este lleno y me deje alguna ganancia" .