SECCION ESPECTACULOS PAG. 41 BALAZO: MUESTRA NACIONAL DE TEATRO CABEZA: Amateurismo escenico en provincia CREDITO: BRUNO BERT Ano con ano la Muestra Nacional de Teatro es no solo la expresion positiva de lo que se esta haciendo en este rubro en todo el pais, sino tambien un muestrario bastante alarmante de las carencias que la escena tiene en nuestra provincia. En Monterrey, como en los ultimos anos, acaba de desarrollarse la numero XV, en la que no casualmente se rememoraban, incluso en los discursos, la de Jalapa y la primera regiomontana, hace ya unos diez anos, como ejemplos de un tiempo mas solido y propositivo. Ahora, 17 grupos se presentaron y no resulta dificil, ni siquiera casi discutible, mencionar que el nivel medio de los mismos no alcanzaba al menos lo que podriamos denominar como "trabajo profesional"; entendiendo por esto ciertos niveles minimos de calidad y no solo antigedad en el medio y posibilidad de vivir de su tarea. Y esto es mucho mas evidente cuando es posible compararlos con un producto artisticamente valido. De hecho, como grupo invitado del Distrito Federal, se presento Carta al artista adolescente, esa adaptacion del libro de Joyce que dirigiera Martin Acosta. Se trata de una puesta inteligente, indudablemente bella y habil en su construccion, pero de ninguna manera es una obra maestra, y en realidad casi aparecio como tal dentro del pob re contexto de la XV Muestra. El publico la recibio mas que calurosamente, lo que nos habla de su apetencia por un teatro con mas aspiraciones y de su clara capacidad para distinguir lo que excede las meras intenciones voluntaristas. Frente a un sexenio que termina uno puede preguntarse muy validamente que fue de los planes, inversiones y manipulaciones que sobre el teatro y a su alrededor se desarrollaron en estos seis anos. Ese tiempo es el suficiente como para que emerjan dos generaciones en una escuela de actuacion o de direccion, por lo que resulta obvio que este vacio de calidad es demostracion palmaria de inoperancia y reproduccion de los tradicionales modelos de cuatismo y corrupcion en las esferas de una politica cultural escan dalosamente aferrada a la nulidad de siempre. A este mal casi endemico que podemos reconstatar todos los anos en las muestras provinciales y regionales que preceden a la nacional, habria que sumarle no pocas veces la posicion absolutamente soberbia, casi obtusa, de ciertos grupos y artistas que se consideran dioses en sus olimpos provincianos y no admiten ni sombra de critica. Resulta casi patetico ver esas posiciones apoyadas en productos cuya calidad esta muy lejos de justificar siquiera un minimo de cegu era por vanidad. Y asi, a la estulticia estatal agregamos la ciega ignorancia de otros cuantos, para terminar de configurar el pauperrimo panorama de nuestro teatro a nivel nacional, donde el esfuerzo denodado de la mayoria impone respeto por su perseverancia y una gran avidez porque finalmente se hallen caminos mas fertiles para nuestros verdaderos artistas de provincia. Veamos algunas propuestas: Oaxaca llevo una version de La tempestad de W. Shakespeare, bajo la direccion justamente de Martin Acosta, al que acabamos de elogiar en la puesta que represento al D.F. Y el resultado da en que lo unico realmente interesante de ella es la vision del director. La adaptacion del texto resulta pobre (incluso mutilante) y el lenguaje elegido deja completamente a Shakespeare de lado, mientras que la labor de los actores es dispareja con alguno que otro momento de lucimiento personal. La riqueza esta en la propuesta escenica, polemica pero de interes. Hidalgo se presento con Discurso a mi cuerpo, de Virgilio Pineira, con la direccion de Rosario Cardenas. Se trata mas bien de un espectaculo de danza, pero no es eso lo problematico, sino el verdadero abismo de niveles entre la bailarina cubana y sus dos acompanantes, a los que se los percibe mas bien como alumnos de la primera. Con este material humano se intenta una creacion quebrada, carente de unidad, con toda la sensacion de la falta de una vision externa que asuma los criterios de seleccion y ensambl e de las distintas secuencias. Queda asi un producto sumamente disparejo, grato por instantes pero malogrado en su sentido global de obra. Yucatan, con el grupo Tinglado A.C., comandado por Francisco Marin, presento Cuando somos heroes, una obra de autor local escrita en los cincuenta. Aqui los problemas comienzan con la autoria -se trata de un producto sumamente envejecido en su lenguaje y en el manejo de sus planteos, aunque pueda conservar cierto interes en su trama-, para prolongarse inmediatamente a la direccion, con propuestas escenicas que podrian interesar si no excedieran completamente a quien las convoca. Asi, la estridencia pensada como estilo se torna monotonia y pobreza de recursos, mientras los actores no usan la escena sino que deambulan por ella con cuerpos endurecidos por esquematizaciones que pretenden caracterizar sin lograrlo. Morelos avanzo sobre una obra muy conocida de Slawomir Mrozek: Strip-tease, conducidos los dos unicos actores por Armando Vidal. Aqui los generos se mezclan y el teatro del absurdo termina colindando con la carpa mexicana. Si el resultado fuera bueno seria muy valido, pero desgraciadamente no lo es, y la misma confusion que impera al final para devolver a los espectadores los zapatos que se les pidio a la entrada, se ensenorea en todo el trabajo dejando muy lejos las intenciones originarias del autor, en u n intento complaciente de divertir a toda costa, no con la obra sino a pesar de ella. Un trabajo escolar que mereceria una critica academica. Mas simpaticos fueron los representantes de Sonora con De que taconean tan recio, de Tamayo-Cruz Robles y la direccion del mismo Tamayo. Aqui prevalece el humor popular, el dicho y el retruecano, la danza y la imagen de feria. No se trata de un trabajo de gran aliento, pero si tal vez del mas cercano a las raices culturales de quienes lo realizan. Un momento que se comparte y festeja. Como ejemplo de manejo de espacios no convencionales e itinerancia del publico se presento un grupo de Queretaro con La cruz en el espejo, de Coral Aguirre. La obra esta originariamente pensada para escenario tradicional, y esto se advierte en un montaje rico en sugerencias e imagenes pero excedido en desplazamientos y diversidad espacios. Se hace dificil la captacion de los parlamentos y la vision de las escenas, perdiendo finalmente el trabajo su caracter organico y unitario, aunque se advierte mucha fue rza en el amplio elenco que tal vez necesitaria ajustar sus conocimientos sobre este tipo de montajes. Por supuesto, la lista de espectaculos continua y el hacer su critica, asi sea somera, excede la posibilidad del espacio del que disponemos. Hubo grupos tradicionales -como el Tatuas de Sinaloa, por ejemplo- y autores reconocidos tanto del ambito nacional como internacional, abarcando desde Hugo Hiriart o Gonzalez Davila, hasta Franz Kafka o Priestley. Pero la debilidad se halla en la lectura de esos textos -frecuentemente erronea o superficial-, en las deficiencias de montaje, donde las intenciones no son acompanadas por la habilidad necesaria para salvar el amauterismo escenico; y en las carencias formativas en los actores. Una vez mas el impulso, vivo y presente en toda la provincia y en sus artistas, naufraga en manos de la insolvencia tecnica y la falta de verdaderos apoyos para el desarrollo de nuestro teatro. ¨Hasta cuando, Catilina, abusaras de nuestra paciencia? .