SEC. INF. GRAL. PAG. 16 CABEZA: SOCIALISMO LIBERAL Y MARXISMO ANALITICO (Tercera parte) CREDITO: LUDOLFO PARAMIO* Para desmontar el razonamiento de Roemer es preciso considerar plazos temporales y adoptar otras cautelas. No es evidente que grupos deben tomarse como referencia al aplicar el principio de la diferencia (Rawls, 1979), es decir, para comparar niveles de bienestar dentro de los explotados, no es evidente en que plazos se debe medir el bienestar. Pero ante el catastrofico balance del socialismo real sovietico parece razonable afirmar que la propiedad estatal de los medios de produccion (1) no garantiza superior bienestar para los explotados, ni (2) disminuye el numero de los explotados. No parece por tanto que la completa estatalizacion de la propiedad defina una funcion caracteristica superior a la del capitalismo y capaz de ofrecerle una alternativa (en terminos de menor explotacion). El problema es mas grave si se advierte lo que implica la teoria de Roemer: la proteccion del siervo, la propiedad privada de los medios de produccion, la funcion dirigente del burocrata comunista (explotacion de estatus 4), o la diferente cualificacion de los trabajadores son pretextos para justificar distribuciones injustas del producto, no explicaciones de una distribucion desigual, una vez que esa desigualdad no es funcional ya para el bienestar de los explotados, o de la mayoria social (en terminos utilitaristas). Eso significa que su abolicion no es necesaria para garantizar la explotacion: se podria conseguir una distribucion equitativa (en la que las desigualdades fueran funcionales para el bienestar de la mayoria) aunque la propiedad de los medios de produccion estuviera en manos de una minoria, o aunque la diferente cualificacion de las personas fuera inevitable por razones geneticas. Roemer, como bien afirman sus criticos marxistas, corta el nudo gordiano de la explotacion capitalista (segun Marx) al desplazarlo de la esfera de la produccion (del intercambio salario/trabajo) a la de la distribucion. Una vez que estamos aqui, y si ademas se comprueba que la propiedad estatal de los medios de produccion no ha cumplido su promesa de elevar el bienestar de los explotados, la conclusion mas probable es que la abolicion del mercado (de la propiedad privada) ni es necesaria para la eliminacion de la explotacion ni supone un avance hacia ella. No se trata ya de que no sea suficiente para la eliminacion de toda explotacion, como trataria de argumentar Roemer, sino de que ni siquiera conduce a un menor nivel de explotacion que el observable en el capitalismo.(5) Supongamos que Roemer tiene argumentos solidos en contra de la teoria marxiana de la explotacion y que su definicion de socialismo no conduce (empiricamente) a una funcion caracteristica alternativa al juego del capitalismo. Entonces solo nos queda ver si el poder publico, notoriamente ausente de los analisis de Roemer, (6) puede conducir a redistribuciones equitativas. Los argumentos en este sentido tienen dos origenes principales. El primero es la economia neorricardiana, que permite sostener muy razonablemente que la distribucion del producto entre ganancias y salarios no esta determinada por las leyes de movimiento del capital marxianas ni por la retribucion de ningun factor en terminos neoclasicos, sino por la relacion de fuerzas entre trabajo y capital (Nell, 1972; Arrighi, 1978). El problema que deja abierto este analisis es saber cuando es posible compatibilizar una distribucion inicial desigual de los recursos (presumible en una situacion de mercado) con una distribucion justa del producto, sin afectar a la eficiencia en el propio funcionamiento del mercado. En este punto existe una segunda fuente argumental: los analisis de Adam Przeworski. Dentro de ellos, en relacion con el tema que aqui se analiza, habria que distinguir tres lineas, de las cuales las dos primeras se desarrollan paralelamente. En una serie de ensayos luego recogidos en un volumen (Przeworski, 1988), ha analizado la evolucion historica del movimiento obrero hacia su institucionalizacion socialdemocrata: las razones de su incorporacion masiva a la politica institucionalizada, y dentro de ella la opcion por la participacion electoral como origen de la apuesta por el gradualismo reformista. Przeworski demuestra que, dadas las oportunidades de avance que ofrece a la clase obrera la sociedad industrial, desde la Gran Depresion de 1873-1890 en adelante, y su capacidad para actuar organizadamente en defensa de sus intereses, fue perfectamente racional el decantamiento del movimiento obrero por la politica institucional y por la participacion electoral, y que, una vez dentro de estas reglas, resultaba igualmente racional que fuese mayoritaria la opcion reformista para la defensa de sus intereses materiales de clase. Ahora bien, el analisis se enmarca en una curiosa ambigedad: por una parte Przeworski explica como racional el curso seguido por el movimiento obrero; por otra, considera que este curso aleja inevitablemente a la clase trabajadora de la posibilidad del socialismo, en el sentido de una sociedad sin propiedad privada. Quiza lo que mejor ejemplifica la perspectiva de Przeworski es su metafora del valle de la transicion, que ha utilizado tanto en sus analisis de esta epoca como en trabajos posteriores sobre las transiciones a la democracia en los antiguos paises comunistas y en America Latina. La idea basica es que si se le propone a un colectivo llegar a un alto nivel de bienestar, partiendo de un nivel mediocre, al precio de atravesar una fase de considerable deterioro de sus condiciones de vida, el colectivo puede preferir explorar las posibilidades de una mejora moderada y gradual antes que decidirse a emprender la ardua travesia del valle de la transicion.(7) En otras palabras: si se le propone a la clase obrera pagar un alto precio social con la promesa de llegar a un futuro muy superior al punto de partida (el socialismo), es bastante normal que opte por la seguridad de las ganancias que a corto plazo le puede proporcionar una estrategia reformista antes que por sacrificar a una generacion en funcion de un futuro brillante. Porque la existencia de este futuro brillante es una promesa sobre la que existe incertidumbre, y tanto el precio a pagar por alcanzarla como las ganancias a obtener por la via reformista, en cambio, son realidades probables, y de las que a menudo existe experiencia previa. La conclusion, logicamente, es que, al comportarse como un conjunto de calculadores racionales, la clase trabajadora de los paises desarrollados podria haber abandonado la posibilidad de alcanzar el socialismo. El razonamiento es objetable porque no introduce el efecto demostracion. Si el socialismo (entendido, una vez mas, como supresion de la propiedad privada) supusiera realmente un nivel de vida superior para los trabajadores, aunque en un primer momento se hubiera impuesto el reformismo como opcion mas racional entre la clase obrera occidental, a la larga el ejemplo de las experiencias socialistas en otros paises habria motivado su paso a una estrategia mas radical. De nuevo se plantea el problema del fracaso del socialismo real: no solo la opcion reformista era la mas racional, sino que el valle de la transicion era un desierto interminable, y la clase obrera occidental ha visto regresar a los (involuntarios) peregrinos.(8) En una segunda linea, Przeworski ha analizado el "compromiso de clase" de la posguerra (Przeworski y Wallerstein, 1982; Przeworski, 1986), mostrando que es una solucion cooperativa que, en el juego del mercado, optimiza los intereses sociales tanto de los capitalistas como de los trabajadores. El compromiso keynesiano convierte el juego de suma nula imaginado por Marx en un juego de suma positiva, al establecer un equilibrio en el que se aseguran, a la vez, la inversion para permitir el desarrollo a medio plazo de la economia y una elevacion del nivel de vida de los trabajadores a corto plazo. Un crecimiento gradual y previsible de los salarios amplia la demanda solvente y beneficia a los capitalistas, y la reinversion de las ganancias de estos garantiza a los trabajadores el empleo, y la financiacion de servicios y prestaciones sociales (el Estado de bienestar) que mejoran y garantizan su nivel de vida. La tregua (o la regulacion) del conflicto social tiene consecuencias positivas para el capital y para el trabajo. En una tercera y mas reciente linea, Przeworski (Wallerstein y Przeworski, 1988) concluye que por la via reformista de la redistribucion, a traves de un Estado democratico, la clase trabajadora puede alcanzar, tendencialmente, los mismos niveles de bienestar que alcanzaria en un modelo ideal de socialismo, entendido como propiedad colectiva de los medios de produccion. Las curvas teoricas de bienestar se aproximan en funcion de un parametro de la funcion reformista de bienestar, parametro que a su vez expresa la capacidad de influencia (politica) de la clase trabajadora.(9) Lo cual quiere decir que esta, por la via reformista, podria alcanzar practicamente las mismas cumbres de bienestar sin atravesar el valle de la transicion. Si se acepta este razonamiento, el decantamiento por el reformismo no solo supondria una opcion racional a corto plazo, sino tambien la apuesta mas racional a largo plazo: el desvanecimiento del socialismo como eliminacion del mercado no cerraria el paso a la idea de socialismo como distribucion justa, o al menos como progreso tendencial hacia una distribucion justa. *Dirigente del PSOE y Director del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (CSIC, Madrid) 4) Convendria apuntar que en este punto Roemer es ambiguo: o el privilegio del dirigente politico es funcional en terminos sociales o es feudal, o cuando menos precapitalista. 5) Algunos autores sostienen que no se puede comparar el socialismo real con el capitalismo desarrollado, sino con el capitalismo real, incluyendo la realidad subdesarrollada del capitalismo periferico. Este razonamiento se aleja del pensamiento de Marx, para quien debia tomarse como ejemplo del capitalismo al de los paises centrales, pero lo mas importante es que carece de argumentos para afirmar la superioridad moral del estatismo revolucionario sobre el desarrollismo reformista. La opcion entre uno y otro se convierte en una cuestion de estructura de oportunidades y de calculo coste/beneficio, mas propia de la teoria de la eleccion racional que del marxismo clasico. 6) Cuya argumentacion permanece siempre prisionera de la dicotomia, entre Estado instrumento de la burguesia y Estado socialista con deformacion burocratica y en transicion al comunismo marxiano, que caracterizo al ultimo Lenin. 7) El razonamiento es mas convincente si se plantea el clasico problema de la accion colectiva: la formacion dentro del colectivo de un nucleo de activistas dispuestos a emprender la travesia, y cuyo numero sea suficiente para disminuir el umbral de riesgo/beneficio, para el conjunto del colectivo, hasta niveles aceptables (Granovetter, 1978). 8) En 1917 se podia argumentar que el socialismo real partia en desventaja al comenzarse a construir en un pais atrasado. Pero en el momento de su derrumbamiento los paises del bloque sovietico eran claramente paises industrializados, y su bajo nivel de vida y sus desigualdades reflejaban ya las limitaciones propias del modelo estatal de propiedad. 9) La hipotesis adicional no es de poca importancia, ya que no es tan facil que una clase trabajadora crecientemente diferenciada obtenga una influencia politica decisiva en un Estado democratico. Pero si no es capaz de reflejar sus intereses en este marco tampoco es probable que pueda imponer la eliminacion de la propiedad privada, y mucho menos controlar despues al nuevo Estado propietario universal. .