SECCION CULTURA PAGINA 37 CABEZA: CREDITO: Para dona Enriqueta y para don Abraham, y para Guillermo Ibarra lo puede ser un militante de la guerrilla. Siempre leyendo y siempre sonando historias donde yo era el heroe, sin dejar de oir rock y un poco de marimba y sin dejar de ver peliculas, muchas peliculas, cientos de peliculas. Trate de ser lo mas critico posible en El Bachiller, un periodico mensual que tuve en la prepa, y me enzarzaba en rudas polemicas con mi amigo el Manzanita, a quien despues llamamos el Pollazo gracias a su exito en la cria y venta de pollos rostizados. Yo le proponia una revolucion y Alberto de la Torre Matali, hijo de un ranchero acaudalado, argumentaba algo asi como que no habia que acabar con los ricos, sino hacer mas ricos a los pobres. Antes de publicar una decena de libros de cuentos y una novela y una autobiografia minima y una cronica novelada, intente escribir mi primera novela, que nunca termine, y que era la historia, por supuesto, de un reportero que, enviado por su periodico, se va a cubrir las escaramuzas que los alzados sostienen con el Ejercito, a principio de los anos 60, en algun lugar de la costa de la selva. El reportero viaja con su novia, se involucran en la guerrilla y terminan convertidos en guerrilleros. Un fornido y rubicundo ganadero chiapaneco iba junto a mi en un avion que se dirigia a Tuxtla Gutierrez. Platicando y apoyada su manaza en la cacha de su pistola al cinto, me dijo: -Entre un indigena y una chinche prefiero una chinche. Toda la sangre indigena se me revolvio y presa de una congestion subita, que me enceguecio con un velo purpura, preferi cambiar de asiento. Anos despues, en Managua, luego de conseguir un documento que revelaba como el ultimo engendro de la dinastia Somoza entrenaba a sus huestes rabiosas para aniquilar a los sandinistas, mi companera fotografa y yo tuvimos que salir huyendo hacia Costa Rica. Ya en la ciudad de San Jose, una noche de jaiboles y de vino tinto para someter la neurosis y el estres, le propuse que nos sumaramos a las fuerzas sandinistas. Mas sensata ella, por fortuna, rechazo mi oferta y me hizo cambiar de opinion. Desde entonces, hace unos quince anos, tengo la certeza de que no hay mejor experiencia para un reportero que ser corresponsal de guerra. Aunque jamas imagine que una guerrilla, un ejercito, surgiera de verdad en mi estado y no solo en las paginas de mi novela frustrada. No es igual ver a los sandinistas muertos y luego quemados en las calles de Esteli, que imaginar a un hermano o a un hijo matando o siendo muerto. Ahora, por razones que no soy yo quien deba analizarlas, me han conferido el Premio Chiapas de Literatura e los miembros del jurado. Tambien agradezco la paciencia de mi companera, Patricia, Petunia o Pichona en algunos de mis textos. Ella es la mas asombrada con este premio. En privado me dice El Malasuerte. Ya se imaginaran ustedes porque razones. Debo recordar aqui al ultimo gran maestro que tuve, a don Jose Pages Llergo. Me dijo que la suerte no existia. Que habia hombres inteligentes y de los otros. Debido a que este premio lleva tan ilustre nombre y como lo han obtenido mis hermanos mayores Enoch Cancino Casahonda, Jaime Sabines, Elva Macias, Eraclio Zepeda, Juan Banuelos, Oscar Oliva y Carlos Olmos, siento que mi responsabilidad es gigantesca. Asi que me comprometo a que cada libro que publique de hoy en adelante este a la altura de su nombre, a la altura de Rosario Castellanos. A la distancia, siento que los indigenas han tenido que recurrir al empleo de las armas, porque no les dejaron otro camino. Lamento que no me haya tocado ser guerrillero porque, si no, estaria sin duda combatiendo junto a ellos. Entiendo que en esta vida mi papel es otro, ha sido otro y seguira siendo otro. Entiendo que mi deber consiste en escribir cada vez mejor, con garra pero con humor, y con la verdad, con mi verdad. Yo tambien tengo en casa a los guerrilleros, senor gobernador. Tengo a dos. Uno es Bruno, de 4 anos de edad y el otro, Mario, de dos anos y medio. Con ellos me basta y sobra. Pero igual, por ellos, me gustaria que se acabaran las guerras y la miseria, en Chiapas sobre todo, para traerlos mas a menudo y para que tambien amen lo que yo no voy a olvidar ni muerto. Muchas gracias. Texto que leyo MAC al recibir el Premio Chiapas de Literatura .