SEC. INF. GRAL. PAG. 6 CINTILLO: ECOLOGIA CABEZA: MILITAR POR LA CIUDAD CREDITO: Gabriel Quadri de la Torre* Esta semana, mientras los diputados perredistas ofrecian un espectaculo lamentable, reiterando su unica "oferta politica" que son las mentadas de madre (como atinadamente lo dijo Heberto Castillo), mir posiciones sobre la metropoli, su significado actual y su futuro. Jordi Borja hace un lucido balance sobre el sentido de la ciudad, donde desde dentro desarrolla una critica inteligente, actual e incisiva del ser urbano, con todas sus contradicciones, miserias y esplendores. Nada mas palpitante en la agenda publica, en la medida en que este pais, se acepte o no, ha asumido un destino netamente urbano. En nuestras ciudades se juega el destino nacional, donde mas de 70 por ciento de la poblacion actual produce, convive, espera y suena; porcentaje que ha de incrementarse du rante los proximos lustros, previsiblemente hasta superar a mas de 90 por ciento de los habitantes totales del pais, que en su momento habran de habitar en ciudades, dedicados a actividades secundarias y terciarias. Lejos quedaran las imagenes de un Mexico eminentemente agrarista y campesino, y muy cerca, estara el desafio de un futuro netamente urbano, ecologicamente sustentable, equitativo y ciudadano. Visualizar los vicios y distorsiones de la vida urbana, no con un afan francotirador y foraneo, sino racional y comprometido, tal como lo hace Jordi Borja, es una necesidad inaplazable para los habitantes de nuestras ciudades, y en especial de la gran ciudad de Mexico. Asumir los fenomenos negativos de la urbe sin reducciones gremiales es el primer paso para confrontarlos y resolverlos: la congestion, el transporte publico deficitario, la contaminacion atmosferica y su correlato en el despilfarro energetic o, la generacion paroxismica de residuos, y sobre todo, la desaparicion y carencia creciente de espacios publicos aptos para la convivencia y la interaccion colectiva. La critica sensata e asceptica, donde los lugares de trabajo, de esparcimiento, de educacion y de comercio van quedando separados por kilometros de ejes viales y vias rapidas, que obligan al uso frenetico de los automotores, al consumo irrefrenable de combustibles fosiles y a la sobrecarga de nuestra cuenca atmosferica, provocando episodios inaceptables de contaminacion del aire. Independientemente de esto, la especializacion de los usos del suelo, reflejada en nuestros planes parciales delegacionales, y esgrimida como pendon moral de las clases medias urbanas, se traduce en una perdida de la calidad metropolitana; las areas centrales y los barrios pierden su diversidad, mientras que las colonias ricas trasladan a otros la carga urbana que significa la oferta de servicios. La esquizofrenia es absoluta. Los habitantes del Pedregal de San Fransico, de las Lomas de Chapultepec y de tan tas colonias pudientes se horrorizan ante la posibilidad de un estanquillo, de una tintoreria, de una tienda de abarrotes, de una pequena industria o de un bar; pero eso si, ellos se trasladan kilometros, imponiendole costos absurdos a la ciudad para acceder a estos servicios elementales en areas lejanas. El problema es que esos costos no se esclarecen ni se asumen equitativamente, es por eso que la sinrazon prevalece y se multiplica, conduciendo a la ciudad al horizonte que la cultura antiurbana, precursor a de la barbarie, dibuja y ondea, intentando justificar la traicion ecologista hacia la civilizacion urbana, que es su crisol y nutriente (¨de donde han salido los ecologistas, de la metropolis o de los villorrios?). El abandono de las areas centrales, la expulsion de la vivienda y el descuido institucional corroen el corazon de la ciudad, mientras las propiedades se envilecen y el deterioro fisico de la urbe destruye los parametros de la memoria colectiva. Un vistazo al Centro Historico, y a las colonias Cuauhtemoc, Juarez, Narvarte, Doctores, Santa Maria la Ribera, San Rafael, Roma, y en menor medida Hipodromo y Condesa (aunque esta ultima en algunas de sus calles experimenta una revitalizacion inusitada), documenta l a perversion metropolitana, ya que en paralelo, los fraccionamientos y las invasiones van devorando las areas suburbanas, bosques, areas de cultivo y zonas de recarga de acuiferos. Al hablar de las ciudades, sin querer, Jordi Borja habla de la ciudad de Mexico; ojala lo escuchemos. Se va reproduciendo el uso ozono". Ambos prostituyen a la ciudad; la usan y la desprecian, solo la consumen, la niegan y la humillan, vienen de dia y se van de noche, devorando kilometros y derrochando energeticos fosiles, disfrutando de infraestructura vial pagada con fondos publicos, y envenenando ademas nuestra atmosfera. Esa cultura ecologista antiurbana, que promueve el uso olio. Como hemos dicho en otras ocasiones: la casa ecologica no es aquella que disfruta de energia solar, biodigestores y aerogeneradores en un falso ambiente bucolico a orillas de la gran urbe; la infraestructura urbana y los recursos comunes ambientales, la que se localiza cerca de los destinos de sus moradores, la que permite la convivencia ciudadana, y la que se compromete ue la formacion de guetos, aunque sean ecologistas, en la periferia y en las areas de conservacion ecologica. Esto, que es una verdadera privatizacion del epacio, se suma a la ereccion de fronteras invisibles e impenetrables entre barrios ricos y las areas de servicios o los barrios populares. La segregacion domina y escinde, confronta y agita frustraciones y animadversiones; nada mas propicio paa la violencia e inseguridad, la desconfianza y la histeria. En fin, Jordi Borja en ese par de lucidos ensayos que atinadamente ha publicado nuestro diario es colectivo mas alla de la concertacion por la concertacion misma como metodo y fin en si mismo. En nuestra siguiente entrega continuaremos comentando sobre estos temas. *Profesor de El Colegio de Mexico y funcionario federal. tra siguiente entrega continuaremos comenta .