SECCION ESPECTACULOS PAGINA 40 BALAZO: HETERODOXIAS CABEZA: Consumatum Est: exorcizar fantasmas CREDITO: DAVID CORTES ¨Como vencer la desazon, como aplacar el espiritu atribulado? Una noche de miercoles, mientras las luces de los autos se estrellan contra el asfalto y lo recorren lascivamente, en Rockotitlan los cuatro integrantes de Consumatum Est suben al escenario y, despojados de su coraza electrica -que tan bien los viste-, se aprestan a un set acustico. Los fantasmas se hacen presentes instantaneamente, una lampara de pie, como toda escenografia, los trae a la memoria: Henry Cow utilizo una similar en 1975. Tambien se liberan los monstruos, un pequeno ser que imaginariamente me acompana y me seduce sin saberlo. No importa su ausencia, bastan las primeras notas de "Luna que no se ve" para convocarlo. Hablar de magia, invocar un prodigio seria inadecuado, pero el concepto soporta, cual red, el efecto de la musica. Alla arriba, mientras el fantasma crimsoniano se desdibuja paulatinamente y el rock pierde su carta de naturaleza y se metamorfosea, gracias a unos brillantes arreglos, en una cortina jazzistica. Busco en la penumbra al pequeno monstruo y casi lo veo, meneandose, acurrucandos en las notas del bajo, en la calida y mullida alfombra que el instrumento de Gerardo Greaves desliza bajo la guitarra de Gerry. La vision se expande y el pequeno monstruo adquiere corporeidad en la penumbra, su silueta corta las volutas de humo; bastaria estirar la mano, invitarlo, pero el intento es vano. Gracil, levitando se escapa, jugueton, como juguetona es la guitarra que siente como un par de manos la atenazan y la acarician, respetandole su condicion acustica, evitando la violencia, convocando los fantasmas de Chet Atkins y Wes Montgomery, ensimismandose en su resonancia. La bateria de Cornelius es la fuerza, el acento, el latido presuroso, el residuo rockero, porque hoy el cuarteto ha decidido reconocer su impetu jazzistico y la finura de sus temas adquiere un nuevo rostro. Esa cualidad que en su vertiente electrica es condimento, ha pasado a protagonista principal y si a veces gustan azotar con la furia de un vendaval, hoy navegan por aguas tranquilas llevados de la mano por su cantante Pedro. Su voz, en un scat volatil, llama al pequeno monstruo y las lineas que en otras ocasiones poseen un unico sentido ahora se multiplican: "No queda mas que llorarte/ no queda mas que llorarnos/ no queda mas que llorarles". La voz es soportada por un murmullo, un coro de los asistentes que aunque repite lo mismo, lo interpreta de manera diferente. Entonces las preguntas se hilan unas a otras hasta formar un infinito rosario: tal vez todos tengan un pequeno monstruo en proceso de liberacion, pero el mio, ausente, las suscita. "Desde la trinchera es imposible hacer llegar/ mi palabra a tu oido inalcanzable/ quiero que la tengas, aunque no podre mirar/ la respuesta de tus ojos al leerla", canta la banda en "El Teniente" y los textos, tantas veces escuchados, hoy se perlan de otro color. Cada composicion ha sido traspuesta a otro lenguaje, cada tema ha exorcizado un fantasma, liberado un monstruo. "Obsesion" pierde fortaleza, pero gana precision; "Ancianas" y "El Teniente" se solazan en la suavidad, se parapetan tras un toque intimo mas profundo. "Algo de un Tren", "Pueblo Chico", "Desnudo", dejan a un lado algo de su intensidad original para dialogar con las texturas, seguir las pulsantes lineas del bajo hasta que estas se tornan abrasivas y despiden otra fuerza, menos violenta, pero mas inquietante, pues se ejerce bajo el embrujo de la seduccion. Esta noche, Consumatum Est ha derrumbado un dique y la corriente desencadenada es pletorica en pasiones. Los monstruos flotan en el ambiente, se entrelazan con las notas, las atrapan y les infuenden una vida inusual. Replegado en el fondo observo al pequeno monstruo sonriente. Es un mudo testigo de mi ensonacion, del sortilegio de caer en el embrujo de una banda confiable y emotiva sin importar si su leit motiv es electrico o el nervio acustico. .