SECCION ESPECTACULOS PAG. 40 BALAZO: DEL CONTINENTE DEL TEATRO CABEZA: En torno a los clasicos CREDITO: BRUNO BERT En la sede del Shanghai Kunju Theatre, obviamente en la ciudad del mismo nombre, me toco ver hace un par de anos un espectaculo fascinante con las caracteristicas formales de la Opera China. En este caso en su version Kunju, que justamente es una de las 300 formas que este arte es capaz de asumir en ese antiguo pais. Alli se hallaban sus estridentes percusiones, el agudo sonido de sus violines y las caracterizaciones convencionales de este tipo de obra dentro de la variable Kunju, plena de poesia, canto, ba ile y una muy original pintura escenica propia del lenguaje y la tradicion de la zona de Shanghai y sus alrededores. Pero lo verdaderamente particular era advertir que esas imagenes de cortesanos, nobles y guerreros vestidos al estilo de la dinastia Ming, en realidad representaban a los personajes de una historia por demas conocida para nosotros, ya que se trataba de una version china del drama shakespeariano de Macbeth. Resultaba muy interesante advertir que lo esencial del espectaculo era invariable, aun cuando estuviera encarnado en exoticas formas, y continuaba manteniendo una absoluta pertinencia en su discurso, con una casi natural adecuacion a sus nuevas vestiduras. Era una manera de recordar que los clasicos lo son justamente por su capacidad de trascender fronteras temporales y espaciales. Y dentro de ellos, Shakespeare, indudablemente, resulta uno de los mas grandes y contemporaneos clasicos del teatro universal. Pero a esa capacidad se le suma la de fecundar a los que se acercan creativamente a sus textos. De hecho, en la foto que acompana a la nota y representa a lady Macbeth en la escena de la locura, podemos apreciar dos caracteristicas que son ajenas al arte teatral chino: el uso del color en la luz, que matiza la imagen en rojos y azules e intenta una generacion de climas, al contrario de la tradicional luz plana de la Opera China, que transfiere a las mascaras el valor de la expresion; y tambien el gesto, so bre todo del rostro, de un naturalismo totalmente extrano a las codificaciones del teatro clasico de ese pais. Asi, el Kunju, en esta puesta de Shakespeare, hibridiza incorporando a la misma representacion elementos formales propios de las dos culturas, de Oriente y Occidente, logrando fascinar por igual a los publicos de Inglaterra (hay una famosa y memorable gira del 87 con esta obra por Londres en un intercambio con Cardiff Laboratory Theatre) y de China. Y es que aqui, en realidad, estamos hablando del encuentro de dos clasicos: Shakespeare por un lado y la Opera China por el otro. Los dos han decantado lo mas fuerte y significativo de su respectiva cultura. Y en ese encuentro logran proponer una sintesis capaz de enriquecer a ambas fuentes. La obra inglesa queda limpia de los esquemas y estereotipos que habitualmente la acompanan, sean vocales, desintegrados por la forma totalmente diversa que tienen los chinos de acercarse al texto; o sean manierismos for males en el manejo del cuerpo y el espacio, al pasar a una estructura corporal que le es ajena. A su vez, el Kunju profundiza en su vocacion de contemporaneidad acercando a nuestra epoca las tecnicas antiquisimas de la Opera China, permitiendo la introduccion de factores occidentales y adecuandolos sin desvirtuar lo esencial de su identidad. El hijo del mestizaje es ese maravilloso montaje que me toco ver en Shanghai. Los verdaderos clasicos, tanto de Oriente como de Occidente, siguen fertiles para nuestros sentidos avidos de verdadera renovacion. .