PAG. 30 SECCION: DEPORTES CABEZA: FERNANDO MARCOS COMENTA. los recuerdos. Quiero hablar del Atlante de hoy. ¨Pero que puedo decir? Preciso comentar en torno al lider del torneo mas estrambotico del mundo, nuestro campeonato, ¨pero este que esta de lider es realmente el Necaxa? Alguna vez, por los anos treinta, jugaban una final de campeonato, que en aquel entonces lo era de verdad, el Necaxa, campeonisimo del futuro, y el Atlante, la mas bella revelacion mexicana de ese tiempo. Fue un partido duro... De ataque y defensa constante... Garfias, portero llamado el Carrito de la Leche, hacia milagros defendiendo la meta atlantista. Ernesto Pauler, llamado el Botero del Volga, convertia los milagros de la defensa de un arco, en algo sencillo, constante, sin fallas. Y de ese modo, en un ambiente que hervia de pasion en el inolvidable Parque Necaxa, en la Calzada de los Cuartos, corrian los minutos y corria el balon, siempre por ras del pasto, dejando su marca en el mejor cesped que haya tenido Mexico en toda su historia. El Diente, del Atlante y Tono Azpiri, de los electricistas, tenian viejas cuentas que arreglar... y las arreglaban sin titubeos! Pero el tiempo transcurria y los goles no caian. En la boba estadistica que se publica por television, al final de cada partido de nuestro tiempo, habria que haber anotado: llegadas, cuarenta! Tiros al arco: cuarenta, atrapadas del guardameta, pues tambien cuarenta, porque en aquel entonces los maros eran localizados por los balones, que no solian pasar, como ocurre ahora, arriba o a un lado... Total, que el partido, aspero y brillante al mismo tiempo, parejo hasta el equilibrio total; emocionante hasta la crisis, termino empatado a cero goles por bando! Y no pudo decretarse al campeon, tarea que se dejo para ocho dias mas tarde. El siguiente domingo, el Parque Necaxa se cimbraba por todos sus rincones. Las dos porras, representando a los equipos mexicanos mas queridos y admirados del momento, literalmente estaban colgados de la expectacion. Uno de los dos tendria que ganar esa vez. Era la regla. Y cayo el primer gol, estupendo, por un angulo... Y cayo el segundo... y el tercero... y otro mas... El estadio era un rugido por una seccion del graderio y era tambien una aplastante decepcion por el otro... Y vino el quinto, que probo la verdad de que "no hay quinto malo". Y llego el sexto, en un tiro de bolea que por poco le arrancaba la cabeza al portero... Y luego el septimo... y el octavo... Finalmente entro, lento como un embajador que presenta credenciales al presidente, el noveno... Los personajes de ese encuentro eran los siguientes: por el Atlante, Garfias; el Compadre y el Chaquetas; en la linea media estaban el Patadura, la Pipizca y el Diente. Y en el ataque, la Marrana, el Trompo, Nicho, la Nacha y la Chundara. Por el Necaxa, Pauler; Aspiri y Camarena; en la linea media, Marcial Ortiz, el Calavera Avila, a quien Paco Martinez de la Vega Pioquinto bautizo como "la mas fina hoya del futbol mexicano", y la Sardina, pequeno, pero eficaz como una pistola calibre veintidos. Y en el ataque, mi maestro del Germania en mis tiempos de infantil, Luis Perez, llamado el Pichojos, Julio Lopez, un peruano que vino a Mexico, brillo como jugador y caballero, formo una familia y se quedo para siempre, di je para siempre!, en Mexico. En el eje del ataque -ni modo, asi le decian- el Moco Hilario; luego el Poeta Lozano y finalmente el Chamaco Garcia. Nadie que lo vio lo creia. Nadie que lo vio, lo olvido jamas... esos nueve goles fueron hechos por el Necaxa, por cero del Atlante. Y una inolvidable jornada de nuestro futbol entro a la historia... .