SECCION ESPECTACULOS PAGINA 45 BALAZO: SONIDOS CABEZA: Regreso del renacentista CREDITO: OSCAR SARQUIZ F. A la luz de la impecable calidad, alto coeficiente de efectividad y relevancia del cotenido del primer album al que impone su propio nombre el multidisciplinario hombre renacentista que responde al nombre de David Byrne, resulta un curiosamente sarcastico e incisivo comentario sobre el estado de la industria musical y la radio jitera y desinformante que aun padecemos el que este album portentoso, especie de manifiesto del tan justamente vilipendiado "state of the art" poprockero actual, este pasando casi de noche para los no iniciados, que consumen entre tanto al grupo de la semana sin hallar mayor profundidad en la papilla comercial que consumen sin provecho ni efecto alguno (salvo, claro, sobre su bolsillo). Y es una lastima, que ojala logre conjurar esta columnita en el lector, porque si es cierto que de lo bueno poco, entonces ninguna inteligencia sensible -asi este justamente decepcionada del negocio descerebrado en que tiende a convertirse el pop internacional- debiera abstenerse del disfrute de este, que no solo es el album mas redondamente logrado de una larga, distinguida y fructifera carrera artistica, no exclusivamente musical. Hablamos, claro, del mismo David Byrne que fundo y encabezo al seminal cuar teto neoyorkino Talking Heads a lo largo de casi tres lustros de innovativa actividad. Egresado -o expulsado, da lo mismo- de la Escuela de Diseno de Rhode Island, Byrne ha dejado que sea el arte el que presida sus obras y quehaceres como musico, compositor, musicalizador filmico, teatral y dancistico, director filmico y de video y exegeta de la musica etnica del mundo entero que ha llamado su atencion -entre otras muchas y menos notorias actividades. Pero, como reza la pieza que abre su album eponimo, "eso fue hace un largo tiempo", y David Byrne es el mas improbable candidato a estancarse en revivir lucrativamente sus glorias pasadas, que bastante envidiables son. Mas aun, y siempre impecablemente impredecible, cierra hoy un circulo perfecto al lograr -deliberadamente o no- el mejor album de su carrera sintetizando y acoplando impecablemente los resultados de las numerosas experiencias y multiples experimentos a que lo ha llevado a incursionar su prove rbial inquietud. No solo ecos, sino presencia fresca y dinamica del nervioso rock new wave de las tempranas Cabezas Parlantes; de su lograda y ritmica apropiacion Afropopera; del lirico posmodernismo de sus postreros albumes, de su fascinacion por la(s) musica(s) afroantillana, afrobrasilena, de camara, de vanguardia, sinfonica e incontables permutaciones de las mismas, Byrne emerge aqui maduro y logrado, capaz pero modesto, sutil cuanto podria ser justificablemente estridente, finalmente disfrutable y artisticamente ejempl ar. Tras prescindir del estorboso lastre del pasado inmediato ("A Long Time Ago"), D.B. se lanza felizmente esceptico y sin amarguras a un nuevo mundo carente de angeles ("Angels"); reitera su horror antibelico sin necesitar de rasgarse las vestiduras ante las victimas de cohetes en el Oriente Medio ("Crash"); dice "No!" a los riesgos impredecibles de la manipulacion genetica con un tino que afina su sardonico sentido del humor ("A Self-Made Man"); descarta el autoenclaustramiento como cura para la creciente a gorafobia en que se traduce nuestro hostil y violento entorno ("Back In The Box"); otorga su consecuente sello de aprobacion a la natural y hasta sana respuesta natural de la tristeza ("Sad Song"); intenta desechar el creciente nihilismo que nos ahoga como "nada de nada" ("Nofhing at All"); reivindica en clave latina el amor que descubrio, abrazo y nunca ha abandonado como imprescindible escudo siquico ("My Love Is You"); desenmascara la hipocresia asesina de los antiaborcionistas dispuestos a matar quesque en defensa de la vida con sus buenas conciencias cual albas florecillas silvestres ("Lillies of the Valley"); encomia las cualidades irreductibles de la pareja a irresistible ritmo de soca caribeno ("You & Eye"); pondera los extranos usos que devienen grotesca costumbre incontestada en el mundo postindustrial -"Vi a una joven indonesia/ Poseida por el espiritu de tortugas ninja mutantes""- donde solo el individualismo a duo es santuario ("Strange Ritual"); y retorna al ancestral simbolismo de la desnudez c omo pureza original que insuflo desde el titulo al postrer album de los Heads, "Totalmente desnudos/ A los ojos del Senor" ("Buck Naked"). Hay autores que han requerido varios volumenes y otros tantos anos para expresarse significativamente sobre algunos de estos temas. Y para colmo de sana ostentatacion, Byrne tiene un nuevo grupo de acompanantes -encabezado y probablemente capitaneado y reunido por su flamante productor el vanguardista brasileno primermundista Arto Lindsay- que positivamente deslumbra en su capacidad y emaptia hacia la musica del compositor (Paul Soccolow, en particular, es el primer bajista que avasalla como lo hiciera Bagh iti Kumalo en la banda panafricana de Paul Simon). Total: que el nombre de David Byrne cobija de nueva cuenta una muestra de la cumbre de la musica-pop-como-arte en nuestro tiempo. Y se puede bailar y tararear. No solo excelente, sino obviamente extraordinario. David Byrne, Luaka Bop (Sire/Warner Bros) * * * * * .