guia: 2811613 seccion: Inf. Gral. pag. 8-1a. cabeza: Lo que admiro de Rulfo es la austeridad de su silencio: Eliseo Diego­ Hacia el crepusculo de nuestras vidas comienzan a acompanar- nos los recuerdos, como breves rafagas consoladoras, soplos de dicha quizas. A veces son amargos, y nos reprochan desde el fondo de los anos. Aun asi, la distancia los amansa un poco, y todo queda como en sordina. Pero de pronto irrumpe algo que nos desgarra la costumbre de vivir. Puede ser una explosion de la dicha, como me ha sucedido a mi. Bienvenida sea, digo yo, porque ha roto mi costra de viejo. Solo los jovenes tienen el coraje de enfrentarse a la dicha. Doy gracias, entonces, al pueblo de Mexico que ha tenido la generosidad de establecer al que es hoy el mas alto y prestigioso premio de cultura de la America nuestra. Gracias, hermanas y hermanos de Mexico, les digo, porque los quiero tanto como los admiro, y les guardo una enorme deuda de gratitud por haber estado siempre junto a la pequena Cuba en sus momentos de mayor peligro. ¨Cedere ahora a la satisfactoria hipocresia retorica de preguntarme por que me han escogido ustedes para recibir esta distincion. No lo hare porque se muy bien que se trata de un reconocimiento al trabajo hecho durante anos, si no con brillantez, al menos, si, con cuidado y respeto hacia ese otro sin el cual ninguna obra de arte alcanza su integridad: me refiero, claro, al lector o espectador cuya compania todos secretamente deseamos -o con toda franqueza anhelamos, como es el caso mio-. Mas aun, creo que es un reconocimiento a la actitud que siempre he asumido ante lo que mi entranable amigo Ciontio Vitier llamo en su primer libro de ensayos "experiencias de la poesia". ¨Que es tan extrana experiencia, me pregunto, de la que no he podido escapar ni siquiera en esta vejez que me abruma? Puede que alguno de los que me escuchen piense para si con encomiable cortesia: "bien que lo sabe, puesto que esta aqui gracias a ella". Lo cual sin duda es cierto. Pero, ¨Quien podria afirmar que sabe a ciencia cierta quien es cualquiera de las ellas de este mundo. Gustavo Adolfo Becque le dijo cierta vez a una que bien linda seria: ¨Y tu me lo preguntas: Poesia, eres tu". Lo cual no es una respuesta [/cursi" para halago de abuelitas, sino para el proyecto adorable que una vez fueron, para la muchacha eterna que una y otra vez vuelve, siempre ella, misterio siempre. Cuando uno echa la vista atras sobre aquellos misterios que de verdad le importan, encuentra, junto al que alguna vez llame "el misterio solar de las muchachas", esos otros mas pequenos aun, y tan insondables como ellas, que son los libros que amamos. Cuento entre estos a La Isla del Tesoro, a El Gran Mesulnes a Gaspar de la Noche, a los que puedo volver de tarde en tarde, con identica sorpresa, tan pronto el olvido cumple alguna de sus pocas agradables funciones. Pero hay unos cuantos que se leen de una sola vez para siempre. Asi, por ejemplo, uno que lleva el enganoso titulo de Yo y Tu, y fue escrito por el filosofo hebreo Martin Buber. Para Martin Buber, Tu es sencillamente el Universo entero. La unica manera de vivir de veras es enfrentandolo como a un Tu, dialogando con el, implorandole respuestas. De forma que la fragil, encantadora criatura a quien Becquer llamo "Tu", era, o mejor, es, nada menos que el Universo. Dice Martin Buber al inicio de su libro: "La actitud del hombre es doble en conformidad con la dualidad de las palabras fundamentales que pronuncia. "Una de esas palabras primordiales es el par de vocablos Yo-Tu". "La otra palabra primordial es el par Yo-Ello". Y mas adelante anade: "Considero un arbol. "... puede ocurrir que a favor de la voluntad y la gracia, al considerar ese arbol yo sea conducido a entrar en relacion con el. Entonces el arbol deja de ser un Ello. "... quien se hace presente en mi no es el alma ni la driada del arbol, sino el arbol mismo". Sea la sombra de este arbol que se produzca el encuentro entre Yo y Martin Buber, para seguir el orden de su "palabra primordial". Solo me atreveria a esclarecer un punto en cuanto al arbol mismo, que es segun sus propias palabras, "quien se hace presente en mi". Tal es, a mi modo de ver, el origen del proceso mismo de toda creacion artistica. Puesto que "se hace presente en mi", es que he aprehendido su ser, que es a la vez su exitir ahora; "el es el que es" dentro de mi, y semejante conocimiento no me dejara en paz hasta que lo trasmita a otro. He aqui por que he trabajado con paciencia y esmero toda mi vida, para que nada se pierda del arbol, para que el otro pueda "entrar en relacion con el" haciendolo a su vez suyo, re- creando mi experiencia. La materia en que trabajo es la mas huidiza de todas: la palabra humana. Es mucho mas dificil trasladar el arbol de la realidad a la palabra, que de la realidad al lienzo -por ejemplo, Ruysdael pinto arboles y arboles, cada uno de los cuales erigio frente a el, y en el, su realidad corporal, tuvo que ver con el. Es dificil trasladar el arbol de su realidad a la realidad de la palabra, si, pero no imposible, siempre que este uno atento a la oculta presencia del otro. Despues del punto que puso fin al parrafo anterior ocurrio una intervencion de la providencia. Un amigo, mas, un hermano de mis tiempos de estudiante, puso en mis manos la edicion critica que hiciera la UNES CO de la obra de Juan Rulfo. Como si fuese poco, me senalo justamente lo que necesitaba yo, tanto la intervencion de Rulfo ante los estudiantes de la Universidad de Caracas. Alli esta Juan Rulfo en persona, Juan Rulfo vivo, tal como yo lo habia intuido, aunque nunca tuve el privilegio de estrecharle la mano. Taciturno, ensimismado, timido, riendo a hurtadillas de todo, y ante todo, de si mismo. Gabriel Garcia Marquez compara a la de leer a Kafka la experiencia de leer a Rulfo, y con cuanta imprevista razon, me parece, Kafka y Rulfo comparten la increible facultad de poder sonreir ante sus propias creaciones, lo que vale tanto como poder sonreir ante el terror de estar vivo. Pero no es su mirada sobre el honor de la creacion lo que me interesa ahora subrayar. Por otra parte, siempre prefirio hacer que reflexionar, y para acercarnos a su actitud ante estas cuestiones tremendas no quedaria otro camino que volver a los blancos, escuetos, hirientes huesos de El llano en llamas y Pedro Paramo. Esas son sus unicas, terribles respuestas. Se trata de una cuestion mas a nuestro alcance y que se limita solo al oficio de escribir. Dice Juan Rulfo a los estudiantes de Caracas con sobrecogedora humildad. "Soy partidario de los libros pequenos y tambien creo que hay muchas personas que ven un libro gordo y les da floje- ra leerlo; en cambio, un libro chiquito se leee en un rato... tambien la intencion fue -porque no le corte las paginas asi, arbitrariamente; no, no fui arrancandolas y tirandolas- fui quitando las explicaciones (pero) fui dejando algunos hilos, aquellos hilos colgando para que el lector cooperara con el autor en la lectura. Siempre hay una prticipacion muy cercana del lector con el libro, y el se toma la libertad de ponerle lo que falta. Eso a mi me gusta mucho". Poco antes de que Rulfo interviniese en nuestra platica -"platica", esa palabra que los mexicanos usan con tanta naturalidad, y nosotros solo a reganadientes, como quien muestra una joya del idioma-, poco antes de que el interviniese, decia yo que es dificil pero no imposible trasladar en todo una cosa a la palabra siempre que este uno atento "a la oculta presencia del otro". Es lo que Rulfo llama "la participacion del lector". Y es aqui donde se precisa del mas exquisito equilibrio para que "el lector ponga lo que falta", re-cree su propio poema a partir del que esta en la pagina; si damos de menos, nada podra hacer, si damos de mas, nada le dejamos por hacer. Cada poema debe abrigar, me parece, varios significados legitimos, para otras tantas re- creaciones verdaderas. Y aqui esta la razon -dicho ahora con enorme humildad- de la utilidad de arte. Lo que importa por tanto es el poema, para cuyo ser significan tanto los demas como nosotros. Y asi llegamos al problematico abismo del YO. No es este el primer termino de la palabra primordial de Buber, sino el tristemente celebre EGO ­Que hacemos con el? Es muy capaz de devorar a su pareja, el TU, si llega asi a engrandecerse. En tal caso, nada habra en la pagina sino un inmenso YO, ante el cual el mismo se prostergara como ante un IDOLO. Un enorme YO en toda la pagina, es decir, nada, cuando se pasen en serio las cuentas. Hay grandes poetas -reconozco, al fin, que hay tallas en la poesia como genero literario- que son capaces de difuminar el YO hasta dejarlo en puro velo semantico. Por ejemplo, dice el Maestro Ruben Dario en cierto verso memorable. Yo soy aquel que ayer no mas decia... Y nos ensena como ir del yo brutal, y el verbo en absoluto presente, a la primera distancia del pronombre ("aquel"), y luego, por el ayer ya en si mismo remoto, a la imprecisa, vaga, desolada, irrecuperable lejania del verbo en el tiempo de la distancia, el misterioso "imperfecto" del espanol: Yo soy aquel que ayer no mas decia... Una ultima consideracion que me parece indispensable. Cada poeta tiene su propia "poetica", y es bueno que asi sea, pues si no, terminarian las sorpresas, y con ellas la poesia misma; la mia es muy simple: "uno escribe porque tiene necesidad de hacerlo, y lee porque le falta algo. ¨Que nos falta? Quien sabe. Cada cual debe hallar su propia rspuesta. Pero el principio es valido tambien para el oficio de escribir. Lo que en una obra es necesario, vale; lo que no, sobra y debemos sacrificarlo sin vacilar. Se trata de algo dificil y sin duda doloroso. Por ahi nos viene el rumor de Juan Rulfo diciendonos: "no le corte las paginas asi, arbitrariamente, no, no fui arrancandolas y tirandolas -fui quitando las explicaciones... "Ya que escribir no es un placer, sino un trabajo. "Ganaras el pan con el sudor de tu frente", esta escrito en el Libro del Genesis. ¨Y acaso los escritas estamos exentos de sudor y de lagrimas? Amigos y amigas de Mexico, ustedes me han concedido un premio que es para mi un orgullo por el nombre que lleva. Nunca conoci en persona a Juan Rulfo. Quizas si nos hubieramos encontrado en algunas de las recatadas mesas que solia ocupar en los cafes, nos habriamos pasado la tarde tomando en silencio no se que. El fue un hombre taciturno: yo tambien lo soy. Pero es precisamente la austeridad de su silencio lo que admiro. Seria absurdo suponer que Juan Rulfo carecia del genio y el dominio del oficio que le habrian permitido escribir diez o quince libros mas de excelente factura. Imaginemos lo que le habrian significado en prestigio y fortuna. Pero Juan Rulfo no lo hizo. Se limito a escribir dos libros. Aquellos dos que tuvo necesidad de escribir. Semejante austeridad es la que me asombra. "Me preguntan mucho por que no escribo: pues porque se me murio el Tio Celerino, que era el que me platicaba todo...", "...y bueno, pues no tengo ya quien me cuente nada... ¨Puede la imaginacion concebir tanta sencilla sabiduria, como de hombre de campo? Y que decir de la sonrisa que acomana a estas palabras. Es la misma sonrisa de Don Miguel de Cervantes, solo que Don Miguel, cuando se le murio su tio Sidi Hamete, se ecmpeno en seguir contando por su cuenta, con los resultados que sabemos... Siempre he sostenido esta absurda tesis: si yo pusiera en una balanza El Gran Maulnes sobre un platillo, y sobre el otro todas las obras de Marcel Proust, la balanza se mantendria al fiel. Porque, pienso yo, la intensidad tiene un peso que equilibra a la calidad y extension. Asi, los dos libros "chiquitos" de Juan Rulfo equivalen a la obra mas extensa de otros novelistas de su misma talla, por decirlo de algun modo. Y ya no mas, sino el tiempo preciso para hacerles una peticion sentimental. A la que tengo derecho por mi condicion de latinoamericano. Cosa que soy de los pies a la cabeza. Hoy dos lugares cruciales en la vida de un hombre. El lugar donde nace y aquel en que debe esperar a que le caiga encima toda la enormidad del tiempo. Naci yo en Cuba, y en Cuba desearia acabar. Pero si por azar me tocase hacerlo en esta tierra de Mexico, a la que tanto amo por tantas razones, ponedme, hermanos y hermanas, cerca de donde este Juan Rulfo. Porque el, que sabia mucho de estas cosas, afirma que los muertos cuando estan solos platican muy agusto entre ellos y cuentan cosas, se cuentan unos a otros sus historias. "Debe ser muy interesante vivir dentro de un cementerio" y oir como los muertos "se cuentan sus cosas, sus penas, sus alegrias, todo". Si, queridos hermanos y hermanas, ponganme ustedes cerca, no mas que cerca, de donde esten Juan Rulfo y su tio Celerino. Para esperar juntos el fin de las historias -de todas las historias-. Entre tanto, hombre precavido que soy, he escrito de mi propio puno y letra el necesario testamento. Quizas algun benevolo jurisconsulto que me escuche atrape algun que otro giro protocolar en estas palabras de ultima voluntad, pues entiendo que existe un lenguaje universal para estas cosas. Con permiso de ustedes, entonces, procedere a leer miTESTAMENTO Habiendo llegado al tiempo en quela penumbra ya no me consuela masy me opacan los presagios pequenos; habiendo llegado a este tiempo; y como las haces del cafeabren de pronto ahora para misus redondas bocas amargas; habiendo llegado a este tiempo; y perdida ya toda esperanza dealgun merecido ascenso, dever el manar sereno de la sombra;, y no poseyendo mas que este tiempo; no poseyendo mas, en fin, que mi memoria de las noches ysu vibrante delicadeza enorme, no poseyendo masentre cielo y tierra quemi memoria, que este tiempo. Decir hacer mi testamento. Es este: les dejoel tiempo, todo el tiempo ­ Discurso pronunciado por el poeta durante la ceremonia en la que le fue entregado por el Presidente Carlos Salinas de Gortari, el Premio "Juan Rulfo", ayer, en Guadalajara. emonia en la que le fue entregado por el Presidente Carlos Salinas de Gortari, el Premio .