seccion inf. gral. guia: alp Pagina 1-1 balazo: LA NACION Y EL MUNDO cabeza: Ante Perot, apelacion a la lucidez credito: Juan Maria Alponte De la lectura de las memorias del filosofo frances Raymond Aron me han quedado en la conciencia -de los anos treinta de este siglo de tiranias- muchas cosas, pero recuerdo dos que me parecieron sobresalientes. Dice Aron que siendo estudiante de filosofia en la Universidad de Berlin vio, un dia, la quema de libros de los autores considerados como "enemigos de Alemania". Esa quema de libros, presidida por el Dr. Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler, fue un acto terrible y aleccionador. Se hizo, ademas, frente a la universidad y en nombre de "la pureza intelectual de Alemania". Al lado de Aron estaba el hijo de Thomas Mann, Golo Mann, tan afligido como el ante un espectaculo que anunciaba, como en el caso de la destruccion de la biblioteca de Alejandria, "la barbarie al poder". Anade Raymond Aron otro elemento para el analisis cultural: el aleman hablado por Hitler. Dice que en esos anos de estudiante oyo hablar, inevitablemente, a Hitler. Tomo sus palabras exactas para evitar la menor intervencion mediatica. -"Yo he escuchado a Hitler, obviamente, y su aleman era un aleman espantoso que me ha inspirado, inmediatamente, una especie de temor y de horror..." (Le spectateur engage, libro editado por Julliard, pagina 33). Un idioma, pues, utilizado como un arma de simplificacion, reduccionismo y repeticion atemorizante de lugares comunes que, en ocasiones, no mucha gente se atreve a discutir. Oyendo a Ross Perot, instalado en el populismo demagogico, he sentido la misma impresion que Raymond Aron al oir a Hitler: un horror moral indisputable. Ross Perot retoma, sin saberlo, todos los elementos del lenguaje fascista que se conforma, y autoconstituye, sobre explicaciones simplistas que permiten condenar a un "enemigo identificado" sobre el cual pueden trasladarse todos los temores sociales. En el caso de Ross Perot ese "enemigo identificable", en terminos de banalizacion y trivializacion, ennegrecimiento y huida del analisis, es Mexico. Mexico sustituye al antisemitismo y al Tercer Mundo como hipotesis fabulada de los ricos controlando el poder o los pobres del mundo asaltando a los ricos. Todo ello sin matices, sin exploracion del control politico, como si no existieran sociedades civiles aptas para mediar democraticamente. Esa lectura inicial del lenguaje fascista, evidente en el lenguaje populista de Ross Perot, demuestra, antes que nada, la crisis real de la sociedad estadounidense porque solo la crisis ha hecho posible la sintesis de una asimetria: que un multimillonario (2.400 millones de dolares segun la revista Forbes, frente a los 3.300 que parecian desprenderse de las propias cuentas de Ross Perot ante la Comision Federal Electoral) tejano asuma el nacionalismo ultra, el proteccionismo irreductible frente al intercambio con los paises desiguales y, para colmo, transforme la imagen de un pais, M-exico, como Hitler transforma, cultural e ideologicamente, la funcion de los judios alemanes en Alemania. Cuando los banqueros de origen judio se dirigieron al Dr. Schacht para inquirir del ministro de Economia si tal aberracion era pensable este les contesto diciendo que el discurso de Hitler era imposible como practica y en el fondo, impracticable como teoria y que, por tanto, que podian dormir tranquilos. No fue asi como todo el mundo sabe. El propio Mussolini, que era un dictador, pero un dictador mediterraneo que habia sido, en su juventud, un lider socialista destacado, no dudo en decir, publicamente, despues de su primera entrevista con Hitler que este "era un loco". Despues fue arrestado por ese vertigo y viviria una agonia inseparable de la locura hitleriana. De ninguna manera pretendo, en modo algun, equiparar a Ross Perot con Hitler, pero si me parece legitimo senalar la conexion de su lenguaje populista con el lenguaje fascista en terminos de simplificacion y eleccion del temor, del miedo, como un instrumento que le permita eliminar el analisis, el rigor, la verdad. Lo grave de Ross Perot, que tiene indudable derecho a expresarse y a ser oido en una sociedad democratica, no consiste en la brutal simplificacion antimexicana que transporta consigo (como todo lenguaje fascista el lenguaje de Ross Perot es profundamente anacronico y atrasado y no asume ninguno de los cambios o transformaciones profundas que se estan realizando tanto en Mexico como en el mundo entero), sino en el hecho de que existen condiciones materiales especificas para que una parte pudiera obtener, en las pasadas elecciones, 19.7 millones de votos (el 18.89 por ciento de los votos emitidos) y para que, ahora, haya podido ser el interlocutor, casi natural, del vicepresidente de Estados Unidos. Es en esas circunstancias, y en orden a esas dimensiones, donde esta el problema puesto que, en este o en cualquier otro caso, soy absolutamente volteriano, es decir, me someto a la idea de Voltaire que, discutiendo con un opositor, le diria: "No estoy de acuerdo con usted, pero daria mi vida porque usted pudiera decir lo que dice". Senalado ese aspecto lo grave no consiste en que Ross Perot pueda decir lo que dice, sino que las condiciones materiales y politicas de Estados Unidos permitan o posibiliten que una proposicion marginal, atrasada, anacronica, transitando por el ennegrecimiento pasional de un pais limitrofe con el cual Estados Unidos tendra ineludiblemente que negociar, pueda tener, aun, espacio suficiente para convertirse en un testimonio importante. Las causas son multiples, pero tres sobresalen: a) la recesion economica de Estados Unidos y la memoria, nunca cicatrizada ni cauterizada, de la explosion de 1929 que trajo decadas de miseria real a Estados Unidos; b) el desempleo, que representa, ahora, el 6.7 por ciento de la poblacion economicamente activa, pero que puede crecer seriamente en razon de los riesgos competitivos que ofrecen ya, a la economia estadounidense, los paises emergentes; c) la busqueda de un chivo expiatorio, Mexico, que sintetiza, como frontera, como inmediatez, los temores cristalizados en esos tres puntos y que se expresan en el temor de una gran masa media desinformada que representa ya, productivamente, el 65 por ciento de la fuerza del trabajo y que, cada dia que pasa, tiene conciencia de que es mucho mas consumidora que productiva. El transito hacia el lenguaje fascista (excitacion del temor y descalificacion o sustitucion de los sustantivos analiticos por los adjetivos ideologico-moralizantes) estaba al alcance, como naturalidad, de Ross Perot. En sintesis, el paso hacia el irracionalismo era su salida natural. Ross Perot ha dado ese paso. Sin los temores crecientes del estadounidense sobre su destino historico y sobre el ejercicio de su funcion de potencia lider en el mundo Ross Perot seria un accidente, sin emocion, en la vida de una sociedad democratica.