seccion inf. gral. guia: 708BEN-ELOISA: 8 NOV. U 1a. de 1a balazo: Debate cabeza: Los signos del desconcierto credito: Mario Benedetti La entelequia de un mundo monocolor, esa que intento alumbrar tras la abolicion del Pacto de Varsovia, parece estar sufriendo algunas averias. Por lo pronto, la Europa del bienestar, con su cultura del equilibrio y las simetrias sociales, ha empezado a interrogarse sobre los problemas que traen consigo la injusticia economica y la explosion de los nacionalismos. Aun no ha logrado descubrir las puntuales respuestas, pero ya constituye un elemento nuevo, casi diria asombroso, el mero hecho de que se formule esas preguntas. Por otra parte, la infalibilidad del Departamento de Estado norteamericano tambien ha empezado a hacer agua y el presidente Clinton comprueba con estupor que algunos de sus ucases penden en el vacio. Un nuevo elemento del desconcierto: si bien el poder militar es monocolor, en cambio el poder economico es mas bien jaspeado. Por lo pronto, ni Tokio ni Bonn le rinden pleitesia a Wall Street. El Bundesbank mira por encima del hombro a la selva bancaria y solo cuando a esta le viene el repeluzno monetario o el castaneteo de clientes, condesciende a que sus intereses tengan una bajadita de medio punto. Desde que el Este se transformo en Oeste- bis, mas de un optimista penso en la economia de mercado como en la tan ansiada panacea capaz de remediar todas las carencias y renqueras atribuidas al socialismo real. Pero la historia pego un brinco: quienes esperaban a Aladino se encontraron a bocajarro con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, duros e implacables. Como siempre. Por deteriorados que se hallaran el sistema sovietico y sus derivados, o quiza por eso mismo, es evidente que una transicion al capitalismo, repentina y sin matices, iba a encontrar mas de un obstaculo insalvable. Instalarse en ese regimen le llevo al Primer Mundo varios siglos de aprendizaje, con materias tan insoslayables como el ejercicio de la plusvalia, la explotacion colonialista y neocolonialista, la disminucion de impuestos a los ricos y el aumento de los que afectan a los pobres (asi de simple lo caracteriza, en su polemico libro Capitalisme contre capitalisme, 1991, el economista y sociologo frances Michel Albert), el fructuoso negocio de las privatizaciones y la deliberadada pauperizacion del Estado, la desatencion a las politicas de pleno empleo, el perfeccionamiento de la corrupcion, las redes de narcotrafico, el incremento de la violencia, los intereses leoninos, las invasiones militares, las industrias de guerra. Hoy ha de ser ciertamente engorroso dictar (en Praga, Varsovia o Moscu) seminarios de capitalismo basico, a fin de incorporar esas asignaturas a la cultura de unas sociedades que durante varios decenios funcionaron, bien o mal, en distintos espacios de un Estado- providencia que, a pesar de los pesares, les fue brindando algunas ventajas sociales (salud publica, ensenanza y guarderias gratuitas, viviendas a bajo coste, facilidades a la mujer trabajadora, etcetera) que el maravilloso y tan anorado capitalismo elimino de cuajo. Con muy distintos matices, la ex Yugoslavia, la ex URSS y la actual Polonia muestran, con toda una gama de situaciones, los resultados de la intervencion, velada o manifiesta, de los modos occidentales en la fase poscomunista de esas naciones. En la antigua Yugoslavia, la unidad de seis republicas, 13 etnias y varias lenguas que el viejo Tito llevo a cabo de manera incruenta (la revuelta de Kosovo tuvo lugar tras la muerte del lider, en 1980) exploto en una de las guerras civiles mas sangrientas y demoledoras de este fin de siglo. Pese a bloqueos, sanciones y prohibiciones, los proveedores de armas no desaprovecharon la ocasion y hacen improbos esfuerzos para que la paz se aleje y, en consecuencia, aquella demanda no disminuya. En la ex Union Sovietica el capitalismo ha encontrado en la soberbia, en la ambicion desmedida y sobre todo en la mediocridad de Boris Yeltsin a los aliados que buscaba y que merecia. De la manera mas brutal, Rusia ha incorporado varias lacras del capitalismo: la violencia callejera, el narcotrafico, la corrupcion en estado salvaje, las mafias organizadas, los robos, asaltos y asesinatos. Hasta los taxistas asaltan a sus pasajeros y no faltan muchachos emprendedores que asesinan a una joven amiga para asar y comer una de sus piernas. ¨Que tal? En Polonia, el carismastico y empecinado Karol Wojtyla cosecha la peor derrota de su trashumante pontificado, al comprobar que, en elecciones inobjetablemente democraticas, los ex comunistas (­nada menos!) derrotan ampliamente a la coalicion de su feligresia. Al parecer, el Papa no valoro que sus compatriotas, incluidos los catolicos militantes, en los temas de aborto y contracepcion estaban mas cerca de los marxistas que de los catequistas. No hace mucho, Juan Gelman ([Lo de Rusia/, pagina 12, Buenos Aires, 1 de octubre de 1993), refiriendose a las elecciones polacas y el triunfo de los ex comunistas, alertaba con razon: "Claro que los organizadores de tales fuerzas de izquierda serian remanentes de la vieja burocracia, muy dispuestos a introducir, aunque pausadamente, los cambios que Occidente exige, a condicion de mantenerse en situaciones de poder de las que van siendo desalojados". Asi como Michel Albert habla de los dos capitalinos para explicar la lucha que libran entre si las derechas de Occidente, tal vez habria que hablar de las "dos burocracias" para caracterizar la pugna que mantienen los distintos bandos (todos provenientes de la misma raiz) en los paises del Oeste-bis. Curiosamene, el atolondramiento y la inseguridad de los rusos y sus vecinos se han contagiado a las potencias occidentales. Que un presidente, Boris Yeltsin, aliado con el ejercito, sea capaz de prender fuego al Parlamento y asesinar a sus ocupantes (que nadie ose evocar la imagen de Pinochet y la Moneda en llamas) y reciba, sin embargo, el apoyo unanime de los principales lideres de Occidente, no constituye un mero acto politico; es sencillamente una verguenza. ¨Por que Bordaberry y Fujimori, que tambien perpetraron golpes contra sus parlamentos, son abominables y Yeltsin, en cambio, que les lleva la ventaja de 100 muertos y 500 heridos, es poco menos que un heroe de la democracia? No pasara mucho tiempo sin que los gobernantes involucrados en este bochorno se arrepientan de su degradante solidaridad, ya que Yeltsin tiene todas las condiciones para convertise a corto plazo en una maldicion de Europa. Mas de una vez se ha recordado en estos dias la frase ("la historia y la moral se estan reconciliando") que el presidente checo, Vaclav Havel, pronuncio en 1989, cuando el y muchos mas creyeron que con la caida del muro de Berlin se abria una epoca de prosperidad, integracion cultural y consolidacion de libertades para toda Europa. Hoy es evidente que historia y moral se hallan nuevamente en plena marimorena. Las matanzas y otras acciones humanitarias que las tropas de la ONU y los aviones y helicopteros norteamericanos perpetran a diario en Somalia no impresionan demasiado al telespectador europeo (despues de todo, son negritos), pero que blanquisimos ninos de ojos azules (serbios, croatas, musulmanes) sean inmolados en pleno centro de Europa, o sea, en el ombligo del mundo, eso si resulta insoportable y es probable que a estas altura el bueno de Havel se haya convencido de que el idilio entre historia y moral va a terminar como en Shakespeare. El problema es que, antes que Havel, el convencido es Clinton, y a este la enconada gresca en Bosnia le sirve para paliar las suspicacias del Pentagono, que a estas altura tambien cultiva su propio desconcierto. Es obvio que a Estados Unidos hay paces que le preocupan y otras que le estimulan. Entre estas ultimas, la tan publicitada entre palestinos e israelies. Aun no habian cesado los aplausos que coronaron en los jardines de la Casa Blanca el apreton de manos entre Isaac Rabin y Yasser Arafat cuando Washington ya estaba colocando sus armas en los dos bandos. Por algo el presidente norteamericano lo organizo todo para erigirse en el gran protagonista de ese acuerdo (quiza con el ojo puesto en el proximo Nobel de la Paz), cuando el verdadero y discreto impulsor del mismo habia sido el primer ministro noruego, de quien pocos se acordaron en ese ultimo tramo. Lo cierto es que el tan mentado nuevo orden internacional esta siendo reemplazado por el gran desconcierto. En las bolsas de todo el mundo los valores que mejor se cotizan son la duda y el escepticismo. Los fabricantes de armas ya no saben que hacer ni a que dios encomendarse para inventar nuevas y fructiferas guerras. El Primer Mundo tampoco sabe que murallas o tapias levantar (­oh, viejo y recordado muro de Berlin!) para no ser invadido por el segundo y el tercero. A medida que la ciencia y la tecnica progresan, la marea de desocupados se extiende en el mapa laboral como una mancha de oprobio. La educacion y la cultura han pasado a ser menesteres suntuarios y cada vez tienen menos presencia en los presupuestos estatales. La grieta existente de antiguo entre pudientes y menesterosos se convierte en abismo infranqueable. La solidaridad sera muy pronto una reliquia del pasado. El gran desconcierto deriva asimismo de la incomunicacion que, salvo contadas excepciones, existe entre gobernantes y gobernados. Solo una vez cada cuatro, cinco o seis anos (depende de lo que dicte la respectiva Constitucion) los decididores escuchan y sobre todo se hacen escuchar, pero su proposito no es asimilar y comprender las necesidades de su pueblo (perdon por usar termino tan obsoleto), sino simplemente conseguir su voto. Una vez obtenido este, se recluyen, hasta los proximos comicios, en su capsula de poder. A lo sumo se comunicaran con otras capsulas; pero, en lo esencial, durante un lapso fijado de antemano, el gobernante sera nuevamente una isla; los gobernados, un remoto archipielago. Todo ello, como es obvio, en una escala menor del desconcierto De El Pa?s especial para El Nacional. un remoto archipielago .