GUIA: PACTO PAG. 4 SECCION: INF. GENERAL CINTILLO: DEBATE CABEZA: Un pacto inaplazable CREDITO: Fernando Irala Ademas del balance de su obra -tarea que los presidentes mexicanos realizan generalmente durante su V Informe, cuando captan de lleno la atencion de la ciudadania, sin las distracciones que implica, en el sexto, tener ya un mandatario electo- llama la atencion, en el mensaje de Carlos Salinas, su convocatoria a celebrar un pacto de civilidad politica entre los partidos y fuerzas presentes en el aspecto nacional, con el objeto de garantizar unas elecciones de absoluta transparencia y confiabilidad. Muchos son los esfuerzos realizados en esa direccion en los recientes anos, desde la creacion de un Instituto Federal Electoral, la eliminacion del anterior padron de electores y la elaboracion de otro partiendo desde cero, la adicion de la fotografia en la credencial para votar, hasta la reforma a la Constitucion y al Codigo de Procedimientos Electorales, con el acuerdo de todas las fuerzas parlamentarias, menos el PRD. Pese a todo lo anterior, los procesos electorales continuan siendo objeto de cuestionamientos cuando a uno y otro partido no convienen los resultados expresados en las urnas, e incluso cuando de antemano preven una derrota en los comicios, las acusaciones de fraude anteceden sistematicamente a la realizacion de los comicios. Semejantes tacticas hacen naturalmente mella en la credibilidad de las elecciones -"calumnia, que algo queda"-, echan por la borda todos los avances para efectuar comicios claros e irreprochables, y producen en la sociedad desconfianza, apatia, desmoralizacion. Ello seguira ocurriendo mientras el conjunto de las organizaciones no se comprometan ellas mismas a respetar y hacer valer el resultado de los comicios. Ha sido hasta hoy una tactica muy productiva el regateo de la legitimidad electoral, cuyos dividendos han negociado en lo que se ha dado en llamar "conflictos poselectorales". Pero esas ganancias politicas mal habidas solo se obtienen a costa de hacer perder a la nacion en su conjunto, al introducir la frustacion y desalentar las expectativas democraticas, y como resultado de la confusion inducir el abstencionismo. De ahi que los partidos politicos, sus militantes cuando los tienen, se han convertido en una minoria absoluta dentro de una comunidad que en las urnas solo muestra pasividad y desinteres, y cuyas demandas y carencias, su programa y preferencias, deben ser deducidos mas que conocidos. Es en ese contexto que adquiere su exacta importancia el llamado del presidente Salinas a "civilizar" los usos y costumbres partidarios, para darle, en particular en 1994, una legitimidad fuera de toda duda al proceso electoral. No es mucho pedir, si se antepone a la ganancia facil, la conviccion de que el pais requiere preservar la estabilidad politica y social que tan fundamental ha sido para superar el decaimiento economico y emprender una todavia incipiente recuperacion. Sin esa estabilidad es insostenible el anhelo de modernizacion, o los proyectos de ocupar un lugar destacado en los procesos de cambio mundial. En el grado de aceptacion de tan elemental propuesta, podremos ver si los partidos politicos mexicanos han evolucionado con la rapidez que lo exige una nueva, mas critica y muy diversa sociedad. Una eventual renuncia -no tanto, tal vez, en las palabras, sino sobre todo en la practica- seria lamentable y muy danina para la democracia en Mexico. Significaria una involucion, con todos sus riesgos n la practica- seria lamentable y muy danina para la democracia .