SECCION CULTURA PAGINA 34 CABEZA: Azuela y la revolucion CREDITO: EMMANUEL CARBALLO* Algunos criticos, entre ellos Jose Rojas Garciduenas, afirman que Azuela no fue un novelista de la Revolucion "pero si un buen novelista." Tal aserto los colma de gozo. Sin embargo, su raciocinio no me parece convincente. La "honda amargura", el "resentimiento", la "frustracion" de Azuela frente a la Revolucion (a los que el propio don Mariano se refiere en El novelista y su ambiente) no son signos de malquerencia y si de amor entendido muy a lo siglo XIX, a lo Stendhal, con sus dos notas caracteristicas: el idealismo y el pesimismo. El periodo de cristalizacion adviene con el entusiasmo maderista; el pesimismso llega inmediatamente despues (release el Andres Perez, maderista, 1911, y la parte delicada a esta obra en El novelista y su ambiente), al ocupar Madero la presidencia y aun antes, durante el gobierno interino de Francisco Leon de la Barra. Acontecimientos posteriores, luctuosos en el calendario afectivo de Azuela, desvanecen su ilusion. No puede amar lo ingrato, lo repulsivo, lo indigno. Pierde entonces el sentido de la realidad, desprecia la Revolucion que representan hombres como Carranza, Obregon, Calles, Cardenas y, en su campana electoral, Avila Camacho... Por otra parte, y a su manera, continua siendo un revolucionario en cuanto es librepensador, liberal, enemigo de los caciques (los que sobreviven del Porfiriato, los del Llano, por ejemplo, y los que trae consigo el nuevo orden de los asuntos publicos), fiscal insobornable e implacable (especie de cura laico) que condena en innumerables sermones la inmoralidad administrativa, la carencia de efectivas libertades ciudadanas, el transformismo vulgar y el equilibrismo torpe de los politicos, la abulia que diluy e en el espiritu de la gente el fervor democratico de los anos iniciales de la Revolucion. Se recluye con sus fantasmas (los hombres y las ideas que se agruparon en torno de Madero y Villa) en un mundo en el que la independencia de criterio es soberbia y, al mismo tiempo, anoranza de una pasion rota. A partir de este momento, inventara una Revolucion ideal, una Revolucion que es disfrazada proyeccion de su propio yo. Su actitud revolucionaria se resiente (al igual que en los casos de Vasconcelos y de Romero) de un metodo que supere las contradicciones: la dialectica. Azuela es un revolucionario emocional (nunca un reaccionario, como se ha dicho), en tanto que otros novelistas (digamos, y creo que es el unico, Jose Mancisidor) supieron ser revolucionarios metodologicos. Azuela es un novelista y no un hombre de ideas. (Mancisidor, el novelista metodologico, falla en sus novelas porque es un ideologo y no un, con mayuscula, Novelista.) En terminos generales puede afirmarse que en tanto que Azuela muestra, Mancisidor, demuestra. Cito a Julien Green: "Si una tesis se desprende de una novela, tanto mejor; pero una novela no debe desprenderse nunca de una tesis". Trabaja, pues, con hechos y no con ideas. Ademas, los personajes de Los de abajo (con las excepciones de Luis Cervantes y Alberto Solis) estan mas proximos a la naturaleza que a la cultura. ¨Como pedirle a seres analfabetos que descubran y expresen lo "grande" y "magnifico" que alienta en la Revolucion, su fondo "que era la justicia"? Montanez, La Codorniz, Pancracio, el Gero Margarito, el propio Demetrio, entran a la bola (y distingo "bola" de "Revolucion") obligados por las circunstancias: escapan asi de las arbitrariedades del cacique local que los hostiliza y, algunos, de la accion de la justicia. Son una mezcla de victimas y delincuentes. Permanecer al margen de la contienda, en tales circunstancias, equivale para ellos mas que a la vida, a la muerte. Entrar y combatir al lado de los sublevados, aunque implique peligro de muerte, representa remota esperanza de vida. Ninguno de ellos (de los de abajo) posee conciencia, mediata o inmediata, del papel que desempenan en el levantamieento armado en que participan. No luchan por principios, luchan para impedir que se desintegre su individualidad. Al pelear contra el despotismo, oscuramente formulan elemental ideologia revolucionaria. Los personajes de esta obra, coherentes con su educacion nula, actuan como lo que son: sencillos y, aun, simples hombres del campo. Azuela no violenta su naturaleza: les permite actuar, moverse, dejar atras el papel. Son personajes sueltos, con relieve. Su vaga, elemental concepcion de la lucha armada, es consecuente con su torpe vision del mundo, de la vida, de la patria. No son heroes positivos (si lo fuesen se transformarian en munecos) son seres posibles. Ideas claras se deben buscar en los textos de los escritores que crean personajes inteligentes y cultos: Guzman y Vasconcelos. *Articulista de Notimex. .